CIUDADELA. Algunas de sus escenas son en verdad aterradoras.

CIUDADELA

Citadel

Ciarán Foy, 2012

Me enteré de esta película por una entrevista que le hicieron al director en una revista especializada. Al principio, con el afán de no revelar demasiados detalles sobre su obra, Foy  me hizo creer que la cinta era una especie de reinterpretación de la clásica Repulsión (1965) de Roman Polanski; pero después me enteré de que se trataba de algo más. Todo el primer acto de la película es, en efecto, muy similar a la obra del polaco; pero después toma una dirección completamente distinta.

    La película cuenta la historia de Tommy Cowley (Aneurin Barnard), quien vive en un deteriorado edificio de departamentos en una zona marginada de Edimburgo conocida como Edenstown. Cierto día, su esposa embarazada es brutalmente atacada por una pandilla de adolescentes (o niños ferales, según parece) que la deja en estado de coma para morir meses más tarde. Tommy queda solo con su pequeña bebé; se muda a una casa en planta baja, cerca del edificio donde vivía antes… y desarrolla un terrible caso de agorafobia.

    Justo cuando el tratamiento para su condición parece estar dando resultado, la pandilla de adolescentes vuelve, comienza a hacer incursiones en su casa y a perseguirlo para robarle a su bebé. Pero ¿se trata de una amenaza real o es todo producto de su imaginación? Cuando Tommy  es contactado por un sacerdote medio loco que ha perdido la fe y se ha convertido en una especie de cazador de monstruos, descubre que los niños pandilleros no son lo que creía y que el edificio de departamentos en el que antes vivía se ha convertido en una ciudadela en la que se crían cosas peores que delincuentes juveniles. Y Tommy tendrá que realizar una excursión suicida al interior de la ciudadela para rescatar a su hijita.

    Debo comenzar a criticar esta cinta con un elogio: Tenía un tiempo que una película de terror no me asustaba de verdad. Y no me refiero a esos espantitos de brincar del asiento, botar las palomitas y después reírte por brincar del asiento y botar las palomitas, no. Me refiero a ese miedo que te mantiene pegado al asiento y con la espalda erizada; de ese miedo con el que no quieres ver la pantalla, pero no puedes apartar la vista de ella.

     El ritmo de toda la cinta es lento; pero eso sólo hace que las pocas y breves secuencias rápidas que aparecen se destaquen más y se vean más brutales. El ritmo lento, casi melancólico, y los filtros azules y grises que utilizaron para la fotografía crean una atmósfera de desolación y abandono que también se ve reflejada en los edificios, en la ropa de los personajes y, sobre todo, en la personalidad de Tommy.

    Y creo que ésta es la columna vertebral sobre la que se yergue esta película. La actuación de Barnard es espectacular ‒¿Es mi imaginación o el tipo es increíblemente parecido a Elijah Wood?‒. La mitad de la película son primeros planos suyos, pero cómo saben usarlos. La actuación contenida y la propuesta narrativa del director se combinan de modo genial para crear imágenes ominosas que le ponen a uno los pelos de punta.

    Ahora, debo decirlo, la película decae. Mientras el primer acto es una historia maravillosa de soledad, aislamiento y desasosiego; de monstruos que están, pero no se ven más que en el reflejo de los utensilios de cocina o entre las sombras de las cortinas, la historia de un hombre luchando contra un entorno que antes le era cotidiano y ahora le resulta hostil, el resto se vuelve condescendiente.

    El segundo acto deja de lado la ambigüedad que tan bien manejó el primero y confía su narrativa a una vuelta de tuerca que no me parece tan exitosa. Por lo menos, no a nivel argumental; porque ya en la realización resulta ser bastante efectiva. Me refiero a que las criaturas resultan aterradoras. Aterradoras en verdad, pero no sé si me gustó que la historia tomara ese rumbo, me pareció.

A partir de aquí, el texto contiene spoilers.

    Quizá sea el hecho de que nunca se les pueden ver los rostros, quizá sea que sus chillidos son increíblemente parecidos a llantos de bebé o quizá sean sus ojos reflectantes. O tal vez simplemente es el hecho de que sean tan parecidos a niños de la calle, comunes y corrientes, que podrían prosperar perfectamente en nuestra sociedad sin que nadie se diera cuenta de ello.

    El tercer acto es un tanto decepcionante. Esta cinta, que había sido sobria e inteligente, se deja llevar por los excesos y los clichés del melodrama de horror, y se convierte un poco en una copia de cualquier película de cazadores de vampiros. Incluso por momentos llega a parecerse a algo de Hammer.

    Así pues, esta película comienza siendo arriesgada y propositiva; pero conforme va avanzando, el género la va “domando”. A final de cuentas, es una buena película que sí logra helarle la sangre a uno y que, al terminar de verla y quedarse a oscuras en su sala o habitación, voltee por sobre su hombro.

    La otra parte que me pareció muy interesante de esta película es su contexto. Las películas de terror son siempre interesantes y por demás oportunos termómetros sociales que retratan los miedos e inquietudes de una determinada población en un determinado momento de su historia. Los monstruos radiactivos de los sesenta manifestaban el terror que el mundo le tenía a la Era Nuclear, los niños diabólicos y sectas expresaban la inquietud de los EE.UU. ante los cultos y comunas, y en los ochenta los slashers conmemoraban la acuñación del término “asesino serial”, por citar algunos ejemplos.

    En este mismo tren de pensamiento, enlazo Ciudadela con Silencio en el lago (Watkins, 2008), otra película británica en la que una joven pareja es acechada durante su fin de semana en el bosque por una pandilla de adolescentes sádicos. Así que ¿qué está pasando con las juventudes británicas? ¿Qué están haciendo los adolescentes del Reino Unido que tiene aterrados a sus padres? Supongo que, finalmente, hay que tenerle miedo a los herederos del punk.

PARA LA TRIVIA: La película es un tanto autobiográfica. Ciarán Foy fue atacado por una pandilla de niños cuando tenía dieciocho años, incidente que le provocó una agorafobia que no fue capaz de vencer hasta los veintitantos.

Sumario 2022

Blog 2012-2017

¡Sígueme en redes sociales!

BATMAN. La oscura reinterpretación del Detective Más Grande del Mundo.

BATMAN

The Batman

Matt Reeves, 2022

La historia del Batman en la pantalla grande se remonta a la década de 1940, cuando dos seriales cinematográficos recrearon las aventuras del Hombre Murciélago y el Chico Maravilla, muy en el estilo de su época, en las salas de cine. Desde entonces, cada década ha ido moldeando la figura del Caballero Oscuro según sus valores y necesidades; desde la oscura y gótica leyenda urbana de Tim Burton hasta la alegórica trilogía de Christopher Nolan, pasando por el estrambótico Batiglam de Joel Schumacher. ¿Cuál es el Batman que nos toca para esta década?

    Curiosamente, uno de los aspectos menos explorados del Detective Más Grande del Mundo es, precisamente, el de detective… digo, el personaje apareció por primera vez en la revista Detective Comics, ¿no? Pues bien, en esta cinta Batman, quien en esta iteración pospandémica es increíblemente nihilista, pondrá a prueba su ingenio como detective al enfrentarse con el que probablemente sea el más retorcidamente astuto de sus villanos.

    Un misterioso asesino serial autodenominado The Riddler (“El Acertijo, como lo conocimos acá, magistralmente interpretado por Paul Dano) comienza a asesinar a figuras clave de la vida política de Gotham City dejando elaborados acertijos como pistas, por lo que el Tte. James Gordon (Jeffrey Wright), de la Policía de Gotham, pide la ayuda de Batman (el genial Robert Pattinson) para resolver el caso. La investigación de Batman lo llevará a descubrir la maraña de corrupción en el bajo mundo de Gotham, a enfrentarse a mafiosos como Oswald “The Penguin” Cobblepot (Collin Farrell, excelente) y a reclutar la ayuda de la renuente mesera de club nocturno Selina Kyle (Zoë Kravitz, hija de Lenny).

    Quizá lo primero que ha llamado la atención de esta cinta es su duración. Casi llegando a las tres horas, se trata de la película más extensa que se haya filmado sobre el Vigilante de Gotham. Aunque esto podría parecer excesivo, hay una razón de fondo para ello: contrario a la mayoría de las películas de superhéroes, no es una cinta de acción; sino un thriller. Hay algunas escenas de acción, sí; pero el hilo conductor de la historia sigue siendo el asunto detectivesco. De hecho, esta película es más bien una cinta policiaca con una fuerte influencia del cine noir  ‒incluso hay monólogos del protagonista en off‒, que un show de acrobacias y efectos especiales.

    Otro asunto que causa particular interés es el tono de la cinta que, de un modo expresionista, refleja el carácter del protagonista. The Batman es una peli bastante pesimista y oscura, que recrea en su macrocosmos de Gotham infectada por la corrupción la oscuridad que consume a Bruce Wayne. Así pues, el tema central se convierte en la corrupción: de la sociedad, en una Gotham City a la que la ambición y la codicia de sus dirigentes ha llevado a la ruina; de los individuos, en los momentos en que Batman/ Bruce Wayne tiene que esforzarse para evitar perderse en su propia oscuridad y, finalmente, de los ideales; lo que The Riddler parece buscar en un inicio es la verdad y el final de la corrupción.

    Me parece que uno de los más grandes logros de esta cinta es precisamente la construcción de su personaje central. Éste es el Batman más humano que he visto en la pantalla y eso es genial, porque lo interesante de Batman es que es el único superhéroe ‒al menos en DC… y, bueno, está toda la Batifamilia, pero eso es un poco aprte‒ que es realmente humano. También éste es el primer Bruce Wayne al que vemos verdaderamente perturbado por el asesinato de sus padres más allá de un flashback estilizado y eso le da una dimensión completamente nueva al personaje.

    Del mismo modo, algo que me encantó, porque además tiene completamente que ver con nuestro zeitgeist, es que éste es el primer Batman que se cuestiona sobre su función social. Éste es el primer Batman que se entiende como parte del aparato opresor, como un elemento de control de una clase dominante decadente para perpetuar su statu quo y toma una postura al respecto.

    Una decisión que celebro de esta cinta es que no pierde tiempo en volvernos a contar la consabida historia de inicio de Batman y, en cambio, se dedica a darle un giro inesperado. SPOILER ALERT Una de las líneas argumentales más poderosas de la cinta es precisamente cuando Bruce Wayne se cuestiona ¿Qué participación tuvieron su padre, Thomas Wayne (Luke Roberts), y su familia en la descomposición social de Gotham? ¿Era Wayne un aliado de Carmine Falcone (John Turturro), líder de la mafia local? Tal reflexión sitúa a los Wayne como parte de la oligarquía de Gotham y, por lo tanto, como parte del problema más que de la solución.

    Esta poderosa subtrama fue extraída directamente ‒al menos, hasta donde sé‒ del videojuego Batman: The TellTale Series (TellTale, 2016), influencia que Greeves curiosamente omitió de la lista de fuentes que inspiraron la película. Pero la influencia no termina ahí: en el videojuego de culto la trama también se desarrolla en época electoral (Harvey Dent está haciendo campaña para ser elegido alcalde) y hay una escena de un ataque en un evento político, también hay un complot para asesinar a Carmine Falcone y una escena casi idéntica de Selina Kyle huyendo de Gotham con diálogos increíblemente parecidos, así como otra en la que Alfred le revela a Bruce la verdad sobre los Falcone y los Wayne. TERMINA SPOILER. Aunque la película ha estado en desarrollo desde 2016, así que podría ser sólo una coincidencia… aunque es una coincidencia demasiado sospechosa.     

    Otras fuentes que sirvieron de inspiración para esta cinta son los comics Batman: Year One (Miller y Mazzuchelli, 1987), Batman: Year Two (Barr et al, 1987), The Long Halloween (Loeb y Sale, 1996-1997) y su secuela, Dark Victory (Loeb y Sale, 1999-2000), Ego and Other Tales (Cooke, 2000) y Batman: Zero Year (Snyder et al, 2013-2014).

    Mucho hate hubo hacia la elección de Pattinson como el nuevo Hombre Murciélago, particularmente por parte de personas que no están al tanto de que su filmografía comprende otras 33 películas además de las de la Saga Crepúsculo y que, en general, se considera que en todas ellas su desempeño ha ido de lo bueno a lo excelente. Su interpretación del Detective Más Grande del Mundo no decepciona en absoluto. El de Pattinson es un Batman mucho más intenso e introspectivo que los anteriores y pone más énfasis en el conflicto y las tribulaciones de asumirse como Batman, además de no romantizar a Bruce Wayne y su imposible estilo de vida.

    Los villanos de la cinta también son impresionantes. Sobre todo, me encantaron tres aspectos de The Riddler: primero que, a diferencia de la anterior iteración del supervillano a manos de Jim Carrey, este Acertijo sí deja acertijos para que Batman y Gordon los descifren. En segundo lugar, está cómo esta versión de The Riddler está fuertemente basada en un personaje real: el elusivo asesino serial conocido como The Zodiac e incluso los mensajes en clave que el personaje usa en la película son muy similares a los que el asesino que aterrorizara la zona de San Francisco en los 60 y 70 enviara a la policía. Finalmente, está el casting de Dano, que con su genial interpretación y su rostro aniñado crea un personaje realmente escalofriante.

    También me gustó la caracterización mediante la cual Collin Farrell se convierte, de manera sobrecogedora, en The Penguin que, además, se ve mucho más cercano a la realidad que interpretaciones anteriores. Según declaraciones del propio Farrell, probó su maquillaje entrando a un Starbucks para ver si alguien lo reconocía. Nadie lo hizo, aunque sí voltearon a verlo raro. También me gustó mucho que se mantuviera la ambigüedad en el personaje de Catwoman ‒aunque no la llaman así en la cinta‒, pues nunca es realmente una villana, pero tampoco termina de convertirse en una heroína. Kyle simplemente trata de servir a sus propios intereses y, circunstancialmente, termina haciendo lo correcto.

    Otro aspecto por demás sobresaliente de la película es la fotografía. Ésta es la más oscura de las películas del Paladín Encapotado y no lo digo sólo por su temática, sino también por la fotografía. La cinta en todo momento trata de convertir el sentimiento del personaje principal en la atmósfera. Por ello es mayormente súper oscura, en las escenas de peleas suele haber destellos o una iluminación rojiza y, hacia el final, por fin amanece. La atmósfera umbrosa ayuda también a mantener el ambiente de suspenso y misterio.

    Finalmente, la película no está exenta de ciertas fallas, particularmente en lo concerniente al guión. Por principio de cuentas, hay un par de momentos en los que la resolución de los acertijos es innecesariamente larga. En un par de ocasiones, la respuesta parecería un poco más obvia y que Gordon o Batman llegarían a ella mucho antes. Por otro lado, está el hecho de que hay algunos elementos de la mitología de Batman que aparecen en la película sólo porque se trata de una película de Batman y pues tenían que salir, aunque realmente no aporten mucho a la historia.

    SPOILER Por ejemplo, Alfred (Andy “Gollum” Serkis), cuya participación es drásticamente reducida. Entiendo que el quitarle a Batman la ayuda de Alfred es sacar al personaje de su zona de confort; pero nunca pareció que hubiera llegado a ella en primer lugar. Lo mismo sucede con el Batimóvil que, aunque su escena tiene un poco más de valor para la trama, realmente no se siente que contribuya en nada al conjunto… me gustó, eso sí, que los gadgets del Caballero Oscuro se ven más caseros. Por desgracia, en esta categoría voy a tener que incluir el ataque final de The Riddler: un atentado terrorista de proporciones épicas ‒supongo que será un miedo común entre los gringos‒… de hecho, de proporciones tan épicas que rompe un poco con la lógica de la película y del personaje ‒quizá porque está medio inspirado en un arco del comic Zero Year‒. Y ni qué decir de la forzadísima aparición del Guasón al final de la película. TERMINA SPOILER

   A fin de cuentas, The Batman es, sin duda, una muy honrosa representación del Hombre Murciélago y, aunque no es mi cinta favorita sobre el personaje ‒ese honor le correspondería a Batman regresa (Burton, 1992)‒ puedo perfectamente entender por qué dicen que es la mejor hasta el momento. Quizá sea el Batman mejor actuado hasta el momento ‒te amamos, Christian Bale, pero siempre fuiste mejor como Bruce Wayne que como Batman‒ y mucho se agradece que DC haya dejado de intentar competir con Marvel y se haya puesto a hacer películas de superhéroes un poco más adultas. Ah, porque eso es un elemento fundamental de esta cinta: a pesar de todo el merchandising en las golosinas y las jugueterías, y de que los niños bien pueden disfrutar de la cinta, en definitiva, la película no está dirigida a ellos.

PARA LA TRIVIA: Robert Pattinson y Zoë Kravitz se acercaron a Christian Bale y Michelle Pfeiffer, quienes interpretaran iteraciones anteriores de sus personajes en esta película, para pedir consejos. Ambos actores les dijeron lo mismo: “Asegúrate de que puedes ir al baño mientras tienes el traje puesto”.

Sumario 2022

Blog 2012-2017

¡Sígueme en redes sociales!