GREMLINS 2: LA NUEVA GENERACIÓN
Gremlins 2: The New Batch
Joe Dante, 1990
La primera película de Gremlins (Dante, 1984) se convirtió en un éxito inmediato y en una de las películas más icónicas de la década de los 80. De hecho, su importancia en la cultura pop trasciende la mera película, pues fue una de las dos cintas que obligaron a la MPAA a crear la clasificación PG-13. Una segunda parte era obligada, sólo que está llegó tarde y en un tono completamente distinto a la cinta anterior… y, sin embargo, es también una película genial y muy muy disfrutable.
Billy Peltzer (Zach Galligan) y su novia Kate (la hermosa Phoebe Cates) se han mudado a la Ciudad de Nueva York, donde él trabaja como artista conceptual para las Industrias Clamp, un corporativo multinacional que acaba de inaugurar un edificio inteligente, el más avanzado en el mundo. Cuando la tienda de su amo es destruida a unas cuantas cuadras de la torre Clamp, Gizmo, el pequeño y adorable Mogwai, no tiene otro remedio que vagar buscando la ayuda de su único amigo: Billy. Por supuesto, a pesar de todas las precauciones, esto eventualmente derivará en que la Torre Clamp sea invadida por una horda de salvajes gremlins que, en esta peli, son aún más peligrosos que en la anterior.
A veces, un paso lógico para hacer la secuela de una película de gran éxito no es crear una segunda parte que rtate de llegar al nivel o incluso superar a la anterior, sino burlarse de ella. De tal suerte, Gremlins 2 es al mismo tiempo una continuación, una autoparodia y un sentido tributo no sólo a la primera parte, sino al tipo de cine que le dio origen. Desde que la película empieza con una animación del Pato Lucas y Bugs Bunny dirigida por el legendario Chuck Jones, quien salió del retiro únicamente para colaborar en la peli, uno sabe que no podrá tomarse la cinta en serio.
De hecho, toda la peli es como un dibujo animado y está en un tono mucho más cómico que la anterior. Del mismo modo, se nota que esta cinta fue creada pensando en que fuera más amigable para toda la familia, pues hay menos violencia explícita y menos sangre que en su predecesora.
Como resultaría obvio pensar, tras el aplastante éxito de Gremlins, Warner Bros. inmediatamente quiso hacer una segunda parte; sin embargo, Joe Dante no estaba interesado en participar. El desarrollo del proyecto siguió sin Dante y se barajaron muchos directores diferentes, así como ideas de trasladar a los gremlins a lugares como la ciudad de Las Vegas o al planeta Marte. Luego de un largo tiempo en el que no pudo concretarse nada, Warner volvió a ofrecerle la dirección de la cinta a Dante, quien puso como condición para aceptar el que le permitieran hacer lo que quisiera. La productora cedió y el resultado es una peli bastante personal que, de hecho, al director le gusta más que la primera parte.
Del mismo modo, la Warner quería al artista de efectos especiales Chris Walas, quien creara a las criaturas de la primera parte, de regreso; sin embargo, Walas declinó la oferta para dedicarse a dirigir su primer largometraje: la infame La mosca 2 (1989). Tras la negativa de Walas, los productores se acercaron a uno de los más grandes artistas de maquillaje de todos los tiempos: Rick Baker… empero, a Baker no le interesaba hacer la película, pues no le atraía la idea de invertir tanto esfuerzo y dedicar tanto trabajo a criaturas diseñadas por alguien más. Finalmente, lo que convenció a Baker de participar fue el concepto de los gremlins mutantes, pues el artista podría diseñar sus propias criaturas… y la oferta de coproducir la película, claro.
Y por cierto que los gremlins de esta película lucen aún más espectaculares que los de la primera parte y, en general, todos los efectos especiales son geniales. Las animaciones en stop-motion, credas por el maestro del género Phil Tippett están de 10, e incluso se ven bien actualmente. Quizá las que desmerecen un poco son las tomas de cuerpo completo de Gizmo… caminado en la calle… a plena luz del día… ¿Por qué chingados Gizmo camina bajo el rayo del sol? ¿Y que no los Futterman estaban muertos? Bueno, supongo que tales errores de continuidad son deliberados en el ánimo de la autoparodia.
Ya he hablado en ocasiones anteriores sobre cómo Joe Dante es un cinéfilo empedernido, un fan de hueso colorado de las cintas de monstruos de los 50 y 60 que no desperdicia ninguna oportunidad para rendir tributo a las películas que llenaron su imaginación infantil, y en esta película se da vuelo. Básicamente, toda la cinta es un gigantesco “Easter Egg” lleno de Easter Eggs.
La película presenta tantos cameos y referencias a otras fuentes, que son demasiados para contarlos. Por ejemplo, el cameo de John Astin, a quien Gizmo atinadamente llama “Gomez”; el del crítico de cine Leonard Maltin quien, de hecho, repite su crítica sobre la primera cinta; la aparición de Al Lewis repitiendo su papel del Abuelo Munster y la participación del siempre genial Sir Christopher Lee, el inmirtal Drácula de Hammer, quien tiene una reacción bastante peculiar cuando uno de los gremlins se convierte en murciélago; la aparición de las vainas espaciales de Invasion of the Body Snatchers (Siegel, 1958); el cameo de Hulk Hogan; las referencias a La bestia de las profundidades (Lourié, 1953), El experimento del Dr. Quatermass (Guest, 1955) ; que el laboratorio se encuentre en el piso 51; que la película que presenten en el programa de TV sea en realidad Octaman (Essex, 1971), la primera cinta con un monstruo diseñado por Rick Baker; la placa en un pasillo de la Torre Clamp que dice “Vectorscope Labs”, que es el nombre del laboratorio de la película Viaje insólito (1987), dirigida también por Dante; que la cara del gremlin que enciende el microondas en el programa de cocina sea la del Kraken de Furia de titanes (Davis, 1981); que Tony Randall le de voz al gremlin conocido como Cerebro; la obvia referencia a King Kong (Cooper y Shoedsack, 1933) cuando Daffy se sube a la maqueta del Empire State Building; el gremlin murciélago que deja un agujero con la forma de la batiseñal en la pared; el montón de referencias a Rambo II (Cosmatos, 1985) que, de hecho, fueron aprobadas personalmente por Sylvester Stallone y un gran número de etcéteras.
Las actuaciones son bastante buenas. Digo, todos están en un tono un tanto exagerado; pero, nuevamente, ése es el tono de la película y está bien. Quien siempre me ha parecido excelente en su papel es John Glover quien, con el personaje de Daniel Clamp hace una evidente pero no por ello menos efectiva parodia a Donald Trump; y lo hace no sólo con el nombre y el peinadito, sino copiando sus gestos, sus ademanes y sus manierismos. Por cierto que este personaje estaba pensado para ser el villano de la película; pero de última hora decidieron darle un tratamiento mucho más light.
Y hablando de cosas light, ya que por supuesto, no profundiza mucho en ello pues no es su objetivo, pero la cinta se toma algunos minutos para regar, por aquí y por allá, algunos comentarios sociales en la forma de una sátira al esnobismo, al control aparente y la forma en la que la automatización en realidad complica nuestras vidas, y a cómo las grandes corporaciones destruyen los sueños de la gente y, en este caso de manera específica, aplastan a los pequeños comerciantes.
En este caso me es difícil determinar si la secuela es mejor o peor que la original, pues se trata de dos películas muy muy diferentes. Sólo puedo decir que, cada una en su estilo, las dos me gustan mucho y que Gremlins 2 funciona mejor como parodia que como secuela; y está llena de muchas ideas interesantes, momentos verdaderamente hilarantes y muchos diseños de criaturas geniales. Dicho sea de paso, el videojuego para el Nintendo Entertainment System era genial… brutalmente difícil; pero genial.
PARA LA TRIVIA: El ridículo video del Fin del Mundo transmitido por la cadena de televisión por cable de Clamp fue inspirado por un video real que posee la CNN en su archivo, producido para ser transmitido cuando el Fin del Mundo sea confirmado.
Blog 2012-2017 Sumario 2020 Facebook YouTube Instagram