EL HOMBRE INVISIBLE. Un clásico de monstruos de Universal que vuelve con todo.

EL HOMBRE INVISIBLE

The Invisible Man

Leigh Whannell, 2020

Cuatro veces Universal Pictures ha querido crear un universo cinematográfico con remakes de sus películas clásicas de monstruos, como lo hizo en las décadas de los 40 y 50… y cuatro veces ha fracasado miserablemente. La primera, en 1999, cuando el remake de La momia (Sommers) se convirtió en un éxito comercial tan grande que la Casa de los Monstruos prefirió dirigir sus esfuerzos a convertirla en franquicia… que de peli de terror no tuvo nada. La segunda ocasión fue en 2010, cuando Benicio del Toro creyó que su parecido físico con Lon Chaney Jr. sería suficiente para sostener un remake de El hombre lobo (Johnston) de dos horas en la que hasta Anthony Hopkins tiene cara de hueva en la mayoría de sus escenas. Luego estuvo la ridícula Drácula: la leyenda jamás contada (Shore, 2014) y la penosa La momia (Kurtzman, 2017)… sí, otra vez.

    Originalmente, El hombre invisible sería la segunda película del Dark Universe, estaría más enfocada en la aventura y la ciencia ficción, sería protagonizada por Johnny Depp y escrita por David S. Goyer, cuyos créditos como guionista incluyen Ciudad en tinieblas (Proyas, 1998) y la las primeras dos películas del Batman de Christopher Nolan (2005-2008). Sin embargo, el pobre resultado en taquilla de La momia obligó a Universal Pictures a replantear el proyecto. Alabado sea Cthulhu.

    De tal suerte, Universal siguió la misma estrategia que DC Comics tras la fallida creación de su Universo Expandido: dejar de intentar. Dejar de intentar forzar un universo cinematográfico donde no hay nada y mejor abocarse a resignificar sus personajes clásicos y, al igual que la Casa de Superman con Guasón (Phillips, 2019), encargar a un director con sello autoral la creación de una película con comentario social que reinventara al personaje.

    Finalmente, parece que Universal comprendió que, si bien en la actualidad sus pelis clásicas de monstruos nos parecen nave, en su época sí se suponía que fueran obras de terror. Acorde con ello, se empeñó en crear una película de terror que reinterpretara al personaje para los tiempos que corren.

    Y el resultado es un portento.

    La cinta cuenta la historia de Cecilia Kass (la siempre excelente Elisabeth Moss), quien apenas escapa con su vida de su relación tormentosa con Adrian Griffin (Oliver Jackson-Cohen), un genio científico pionero en el campo de la óptica, para irse a vivir a casa de un amigo. Conforme los días pasan, Cecilia va recuperando su confianza en sí misma, hasta que le es notificado que Adrian ha fallecido. Después de heredar una gran fortuna de su difunto esposo, extraños eventos comienzan a suceder, destruyendo su nueva vida y llevándola a cuestionarse si está perdiendo la razón o si un ente invisible la está acechando.

    Leigh Whannell, co-creador de Saw, toma las riendas de este proyecto como guionista y director, y logra crear una historia verdaderamente aterradora. Whannell da nueva vida a la historia clásica: la ciencia ficción sigue siendo el motor de la historia y ésta sigue siendo una fábula sobre cómo un poder tan absoluto como la capacidad de volverse invisible merma la ya de por sí frágil sanidad mental de un científico; pero la cuenta desde la perspectiva de la víctima. Y eso es simplemente perturbador.

    Los monstruos son metáforas, son símbolos que representan nuestros miedos. Parte del éxito de un monstruo en el cine es que, precisamente, logre conectar con el público a ese nivel. En el caso de esta película, creo que el éxito es rotundo. Adrian representa perfectamente al ex tóxico SPOILER que, en esta situación específica, ni siquiera después de la muerte te deja en paz. Se trata de ese acosador que te hace sentir inseguro y paranoico aun estando encerrado en tu habitación. Supongo que, en este caso, el compañero tóxico no hace gaslighting; sino “ghostlighting”. TERMINA SPOILER

     La otra parte del éxito de un monstruo es, por supuesto, la actuación. Y no sólo la actuación de quien interpreta al monstruo sino, sobre todo, la actuación de sus víctimas. Como público, sabemos cómo se ve y la amenaza que representa a través de ellos, nos vinculamos y simpatizamos con ellos, y son las víctimas quienes se encargan de mostrarnos el peligro que supone el antagonista.

     En esta película todas las actuaciones son excelentes; pero, por supuesto, sobresale la de Moss, a quien seguro recuerdan por su participación en series de TV como Mad Men (2007-2015) y El cuento de la criada (2017-2021), como la acosada Cecilia. En esta película logra crear un personaje con el que es fácil identificarse, de matices e intensidad impresionantes. Es impactante como la actriz puede ser expresiva tanto con el uso del microgesto como con las escenas que son un verdadero estallido emocional. En general, todas las secuencias cuentan con una meticulosa puesta en escena y un profundo trabajo tanto actoral como de dirección.

    De hecho, me resultó harto interesante ver las escenas eliminadas que vienen como material extra en el Blu-Ray de esta película. Es interesante porque, en general, se trata de escenas que extienden aún más el desarrollo de los personajes y las relaciones entre ellos. Y se entiende que quitaran muchas de ellas para reducir la duración de la película y otras porque, aunque son muy buenas, le restaban impacto a otras escenas –como la del teléfono celular y el portafolio de Cecilia o la famosa escena de la huella de la mano, que incluso sirvió de poster para la película–.

    El guión también me pareció muy interesante, lleno de sutilezas que nos permiten adentrarnos en la psique de los personajes e incluso compartir por momentos la paranoia de C. De hecho, en muchas secuencias, el terror no viene tanto del monstruo; sino de atestiguar deterioro psicológico del personaje. Hay varias vueltas de tuerca en la historia, algunas son efectivas y otras las ves venir desde la semana pasada; pero aun así funcionan. Los diálogos son inteligentes y se nota que Whannell hizo su tarea investigando relaciones de abuso.

    SPOILER Quizá la única parte del guión que no me convenció fue la secuencia en la que Emily (Harriet Dyer), la hermana de Cecilia, es asesinada. La escena, como tal, es impactante y me queda perfectamente claro que está ahí para que la historia avance; pero el hecho de que sea precisamente Emily quien es asesinada me parece que tiene poco impacto emocional en la protagonista en ese preciso momento de la historia. Me refiero a que hubiera sido mucho más trascendente a nivel dramático que mataran a James (Aldis Hodge) porque, además, eso habría conectado mejor con la última escena. Habría sido mucho más relevante –y mucho más “redondo”– que fuera Emily de quien la llevara a matar a Adrian TERMINA SPOILER.

    Si uno recuerda la versión de 1933 (Whale), uno de los elementos principales del argumento fue la ciencia ficción. En esta iteración, el mecanismo que utiliza Adrian para volverse invisible está, de hecho, basado en los más recientes adelantos tecnológicos en el campo de la óptica. Según las más aceptadas hipótesis actuales, si alguien quisiera volverse invisible, usaría algo similar a lo que se ve en la película. De hecho, el guión contó con la asesoría del Dr. Ben Halkon, miembro del Tech Lab de la Universidad de Sidney, para ayudar a idear una tecnología de invisibilidad que fuera verosímil en la actualidad.

    Por supuesto, una película así no puede funcionar sin efectos especiales. Sin embargo, se agradece que éstos hayan sido utilizados como una herramienta para contar la historia y no como estrellas del show. Los efectos especiales sólo se utilizaron cuando fueron necesarios, dando prioridad a la actuación y la puesta en escena, y fueron desde las más sofisticadas técnicas de CGI hasta colgar objetos con hilos –aunque en algunas tomas sí se nota–.

    Así pues, El hombre invisible puede sumarse a la nueva ola de películas de género que dejan de lado el horror y se enfocan en el terror y en transmitir la visión de un autor. Bien escrita, maravillosamente actuada y dirigida, y con una fotografía increíble –en muchas tomas la presencia del hombre invisible se sugiere simplemente con el juego de cámara–, la película fue todo un éxito que, a pesar de ver su corrida en cines interrumpida por el cierre debido a la pandemia del COVID-19, cuadruplicó su modesto presupuesto de tan sólo 7 millones de dólares sólo en taquilla. 

    Al momento de escribir esto, se encuentra en pre-producción una nueva versión de El hombre lobo, también dirigida por Whannell y distribuida por Universal, y protagonizada por Ryan Gosling.

PARA LA TRIVIA: El nombre de la protagonista es Cecilia, que se deriva del latín caecus y significa “ciego”. Esto es una alusión directa al hecho de que la protagonista no puede ver al hombre invisible. En varios momentos de la película, los demás personajes se refieren a ella como “C”, que en inglés suena igual que la palabra “see” (ver).

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BATMAN INICIA. La resurrección del Hombre Murciélago.

BATMAN INICIA

Batman Begins

Christopher Nolan, 2005

La última película de Batman de la serie original, Batman & Robin (Schumacher, 1997), fue tan espantosa que la serie tuvo que ser rebooteada para poder volver a explotar al personaje en las salas cinematográficas. No es secreto para nadie, pero eso del Batman más camp que en los 60, con un traje que incluía pezones puntiagudos y tanga, y colores de neón como que no terminó de convencer a nadie. Las payasadas de Chris O’Donnell y Alicia Silverstone, las dizque actuaciones de George Clooney y Umma Thurman y el (¿cómo llamarlo?) ultraje de Bane fueron los clavos en este ataúd donde parece que el que mejor actúa es Arnold Schwarzenegger (!).

    ¿La solución? Partir desde cero contratando a un director británico con talento para el thriller, a un elenco de primeros actores (británicos en su mayoría), y un guión complejo y rico inspirado levemente por la serie de cómics Batman: Year One –y con un argumento pirateado mayormente de la película The Shadow– para revivir la franquicia de forma tal que resultara en un drama de tono casi completamente realista. Éste más bien toma como herramienta a los personajes del universo de Batman para manifestar las críticas de Christopher Nolan a la sociedad moderna.

    Los padres del multimillonario Bruce Wayne (Christian Bale) son asesinados en un callejón, dejando al niño al cuidado de su mayordomo Alfred Pennyworth (Michael Cane, soberbio). Al crecer, la sed de venganza de Bruce lo lleva por una debacle personal que tocará fondo al ser encerrado en una prisión del Lejano Oriente. Ahí será rescatado por Henri Ducard (Liam Neeson), quien lo llevará ante Ra’s Al Ghul (Ken Watanabe), líder de la Liga de las Sombras. Con el conocimiento obtenido como miembro de la Liga, Bruce Wayne regresará a su natal Gotham City (Ciudad Gótica, para los cuates) para luchar contra el crimen, dirigido en su mayoría por el mafioso Carmine Falcone (Tom Wilkinson dando una clase de actuación… como suele hacerlo). También debutan en la pantalla grande villanos clásicos como The Scarecrow (Cillian Murphy), quien pretende llenar ciudad gótica con gas tóxico (¿Qué no ése era el plan del Guasón en la primera Batman [Burton 1989]?) y Victor Zsaz (Tim Booth), un asesino en serie que gusta de contar a sus víctimas haciéndose cortadas en el cuerpo, quien aparece en forma de cameo.

    Como puede advertirse en la sinopsis anterior, la trama de esta película es compleja e involucra a muchos personajes del universo del Hombre Murciélago. A diferencia de la primera cinta, en la que sólo aparecía un villano, y de la fórmula que se siguió a partir de Batman regresa (Burton, 1992) en la que dos villanos clásicos se aliaban para enfrentarse a Batman, en esta peli se insertaron montones de personajes de los cómics (en total hay 5 villanos).

    Así pues, la película no es lineal en su primera mitad, e intercala escenas del tiempo presente con flashbacks; lo cual vuelve ágil y dinámica toda una sección de peli que de otro modo sería en exceso narrativa. Sobre todo, esta primera mitad se enfoca en el personaje de Bruce Wayne, planteando bases psicológicas sólidas sobre las cuales se irá construyendo el personaje de Batman. Analiza cuáles son sus motivaciones y sus miedos, y lo hace mediante escenas económicas y diálogos eficientes. De hecho, Batman como tal no aparece en pantalla sino hasta que la película ya lleva una hora.

    La segunda mitad está un poco más enfocada a la acción y de hecho se vuelve más lo que uno esperaría de una película de súper héroes. Eso sí, los héroes y villanos en esta cinta son constreñidos dentro del tratamiento realista antes mencionado; que si bien los vuelve más humanos, e incluso en algunos casos más temibles, también los saca un poco de contexto.

    Y a este respecto sí tengo una queja, que creo que es la que muchos de los fans más puristas de Batman tuvimos con esta película, y me refiero a las “licencias poéticas” que los realizadores se tomaron con los personajes. Principalmente con Ra’s Al Ghul. Quiero decir, en los cómics, Al Ghul es un megalómano árabe con el poder de la inmortalidad… ¡Su nombre mismo está en árabe (significa literalmente “Cabeza de demonio”)! ¿Por qué entonces es interpretado por un actor japonés? —exagero para efectos del dramatismo pues esto sí se aclara en la tercera cinta, pero no quiero meter spoilers— ¿Por qué la Liga de las Sombras está integrada por ninjas como si fuera una pandilla de película ochentera? Y, concediendo todo lo anterior… ¿Qué hace un clan ninja viviendo en un monasterio en los Himalayas?

    A mi hermano, quien es fanático acérrimo de las cintas de Batman de Burton, el tratamiento realista de los personajes en esta cinta no le agradó en lo más mínimo. Y, aunque es uno de los logros de la película, y ciertamente hay villanos que quedan ni mandados a hacer para esta versión del Batiuniverso, como el Sombrero Loco, el Acertijo o Azrael;  ¿dónde entrarían en esta visión villanos más fantásticos como Man-Bat, Mr. Freeze o Clayface?    

    En el caso de los villanos, todos ellos están magistralmente interpretados… bueno, tal vez Ra’s Al Ghul queda a deber por momentos; pero en general todos son muy buenos y, sin embargo, a diferencia de las películas de Burton (sobre todo la segunda), el tratamiento de Batman/Bruce Wayne es lo suficientemente sólido como para crear un personaje complejo, más cercano al antihéroe de un drama que al héroe de un melodrama, y que no llega a ser opacado por los villanos (a diferencia de Batman Regresa [1992]).

    El apartado del diseño es bastante afortunado. Sobre todo, en el caso de los personajes cuyas imágenes son pasadas también a través del tamiz realista que los acerca más a nosotros. Así pues, se trató de que los vestuarios lucieran lo más realistas posible, en el sentido de que personajes como Jonathan Crane/The Scarecrow tienen una apariencia completamente casera y mundana. Fuera queda el Art Decó expresionista, grandilocuente y estrafalario de las pelis de Tim Burton, así como la estética barroca y abigarrada de edificios y monumentos descomunales de las películas de Schumacher. Esta Gotham City fue filmada en locaciones reales en Toronto y el Batimóvil, cuyo diseño está más inspirado en el ideado por Frank Miller para la novela gráfica The Dark Knight Returns, parece más un tanque que un chupón como en las pelis de Burton o un tenis como en las de Schumacher.

    Los efectos especiales son disparejos, particularmente en el sector del CGI. Aunque hay secuencias increíbles como las de las alucinaciones inducidas por el gas del miedo de The Scarecorw, hay otras que se ven bastante falsas como la del ataque de una nube de murciélagos en Arkham Asylum.

    Una muy buena película que se aleja de los clichés de las pelis de superhéroes y las lleva a un público más adulto, y que marcaría la pauta en lo que adaptaciones cinematográficas de cómics se refiere durante el resto de la década pasada. Tiene sus detractores, sí, pero creo que en su conjunto es una fina pieza de cine fantástico… lo único que no acaba de convencer es la interpretación de Katie Holmes y su WonderBra.

PARA LA TRIVIA: Originalmente el actor Cillian Murphy audicionó para el papel de Bruce Wayne/Batman, pero fue rechazado pues Nolan consideró que era demasiado delgado y sus facciones demasiado angulosas para interpretar al superhéroe; sin embargo, quedó tan complacido con su actuación que lo conservó en el elenco con el personaje del Dr. Jonathan Crane.

PARA LA TRIVIA MUY GEEK: No es un secreto para nadie que Gotham City es una ficcionalización de la ciudad de Nueva York. El término “Gotham”, que proviene de un vocablo holandés, fue acuñado por el padre de la literatura estadounidense, el escritor y político Washington Irving, para referirse a la ciudad de Nueva York y sus alrededores. 

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VIERNES 13 PARTE VI: JASON VIVE. Mucho mejor que las dos anteriores… aunque no es decir mucho.

VIERNES 13 PARTE VI: JASON VIVE

Friday the 13th Part VI: Jason Lives

Tom McLoughlin, 1986

“Mientras sigan aplaudiendo, Chente sigue cantando”… Y, mientras la gente seguía viendo las películas de Viernes 13, el estudio las seguía produciendo… independientemente de ser causa de vergüenza y escarnio para ellos, porque, bueno, la película anterior de la saga costó un poco más de 2 millones de dólares y recaudó más de 8 sólo en su fin de semana de estreno y eso le quita la vergüenza a cualquiera, cómo no.

    De tal suerte, Paramount Pictures dio una amplia libertad creativa al director y guionista Tom McLoughlin para que creara una nueva entrada de la franquicia con una condición: Jason Voorhees debía regresar, sin importar cómo.

    Tras los eventos de Viernes 13: Un nuevo comienzo (Steinman, 1985), el joven Tommy Jarvis (Tom Matthews, quien fue casteado luego de que John Shepard, quien protagonizara la cinta anterior, se rehusara a aparecer en ésta, pues se había vuelto a la fe cristiana) regresa al pueblo de Forest Green –antes conocido como Crystal Lake, pero al que le cambiaron el nombre tras la infamia de las masacres de Jason Vorhees– para destruir de una vez por todas al psicópata enmascarado. Para ello, exhuma el cadáver de Jason (interpretado al principio por Dan Bradley, a quien los ejecutivos del estudio consideraron demasiado gordo para el papel y fue sustituido por el exmarine sin entrenamiento como stunt C.J. Graham) de su tumba en medio de una tormenta para destruirlo. Sin embargo, un rayo golpea el cuerpo de Voorhees y lo devuelve a la vida. El campamento de verano Forest Green –antes Crystal Lake– ha abierto sus puertas para los niños y el asesino de la máscara de hockey está ansioso por volver a su antiguo pasatiempo; por lo que, una vez más, será la tarea de Jarvis detenerlo… si la suspicaz policía local no lo detiene antes a él.

    Mientras que las dos entradas anteriores de la franquicia habían sido de una calidad por demás dudosa, esta sexta parte… también; pero no es tan mala como la cuarta y la quinta películas. De hecho, parece que para esta cinta los realizadores ya habían caído en cuenta de que nadie se las tomaba en serio y decidieron tomar un rumbo diferente que incluso la acerca a ¿una película familiar?

    ¡Ah! ¿Por dónde empezar? Debo decir que, a diferencia de la cinta anterior, sí disfruté esta iteración de Viernes 13. Y la disfruté mucho. Digo, no esperaba nada de ella; pero me hizo reír y sí pasé un buen rato con ella.

    Por supuesto, lo primero que uno nota con estas cintas es la calidad de la actuación… o la falta de ella. Las interpretaciones de todos son hilarantes e incluso da risa el que su vis comica, que consiste principalmente de unos godínez jugando paintball, no dé risa. No estoy seguro de cómo explicarlo, es un efecto raro.

    Y luego, por supuesto, está el guión. A diferencia de las dos películas pasadas, el guión de esta cinta tiene un poco de cohesión y se nota bastante más pensado. O sea, parece que lo escribió un chavito de secundaria; pero por lo menos cuenta una historia.

    Creo que las cintas de Viernes 13 cada vez iban pareciéndose más a un episodio de Scooby Doo. Además, esta película se nota que ya abiertamente se la tomaron a guasa. Está llena de situaciones inverosímiles que son mostradas, a diferencia de sus predecesoras, de formas casi chuscas y está llena de humor referencial: se refieren a la Estación Carpenter y el Camino Cunningham y la tienda Karloff, y que el apellido del sheriff es Garris; el nombre de uno de los personajes es Sissy (Renée Jones), probablemente en alusión a Sissy Spacek, y dicho personaje lleva una sudadera con el apellido Baker, que podría ser una referencia a Angela Baker, protagonista del slasher Campamento de verano (Hiltzik, 1983)… o al genio del maquillaje Rick Baker. Por otro lado, el nombre de la niña que se despierta gritando que vio un monstruo es Nancy, como guiño a Pesadilla en la calle del Infierno (Craven, 1984); por no mencionar que la película inicia con un primer plano de un animal muerto en la carretera como lo hiciera La masacre de Texas (Hooper, 1974) y… bueno, luego son dos tipos en un cementerio en medio de una tormenta, uno de ellos chistosito ¿eso es una referencia a Hamlet?

    Pero luego, y esto es interesante, la película va más allá por momentos y hace chistes autorreferenciales. El más evidente de los cuales es aquel en el que el sepulturero de plano rompe la cuarta pared se burla de que Jason siga volviendo después de que lo han matado tantas veces. Años después, Kevin Williamson, quien escribiera el guión de Scream (Craven, 1996), mencionó esta escena como la mayor influencia para dicha película.

    Para el tema musical, Harry Manfredini básicamente se piratea el Dies Irae de la Symphonie Phantastyque de Hector Berlioz, que también usara, poco más de un lustro antes, Satnley Kubrick como tema principal de su película El resplandor (1980). Por cierto, en esta cinta casi no se escucha el tradicional “Kill-kill-kill, mom-mom-mom!” de la saga.   

    Y el guión sí da risa… ¡pero por malo! Al menos durante la mayor parte de la película. Muchos de los chistes se hunden como el Titanic; aunque sí hay un par que funcionan. Pero creo que es más graciosa la estupidez de todo el asunto, desde que Jason revive con una lápida de hierro funcionando como pararrayos, pasando por su intro a la James Bond o Jason atravesando una pared al estilo de Kool-Aid Man y saltando hacia una lancha a la Flipper, hasta llegar a caer en cuenta de que, si Tommy no hubiera profanado la tumba de Voorhees en primer lugar, nada de esto habría pasado.

     Ahora que lo pienso… ¿cómo supo Tommy la forma de detener a Jason? Se supone que deben devolverlo al lugar en el que se ahogó por primera vez… pero si le hacemos caso a Viernes 13 partes 2, 3 y IV… Jason nunca se ahogó –ahora bien, que Jason no se ahogara, básicamente niega toda la premisa de la primera Viernes 13 (Cunningham, 1980)–… y, de hecho, en la cinta anterior, se menciona que Jason fue cremado, así que ni siquiera debería haber un cadáver que pudiera resucitar. O sólo que sea una de esas secuelas que mandan a la goma todo lo que se dijo en las anteriores; pero, si es así, ¿por qué es la tercera película en la que aparece Tommy Jarvis –interpretado en cada iteración por un actor diferente, de hecho–? ¿Qué rayos está pasando?

    Debo admitir que lo que más me impresionó de esta película fue el bajón de tono. Las escenas de muertes son increíblemente más sutiles que en todas las cintas anteriores. Del mismo modo, en esta película no hay desnudos –es la única peli de la sagaque se distingue por eso– e, incluso, hay una escena de sexo de lo más ridículo –digo, no es que las anteriores no lo fueran, sólo que ésta sí ya está en tono de parodia–. Por otro lado, está la cuestión de que me parece que ésta es la primera cinta en la que, de hecho, hay niños en el campamento –no hay ni un atisbo de siquiera algo parecido a la diversidad étnica; pero ahí están–. Y todo esto me lleva a preguntarme: ¿Estaban tratando de hacer de Viernes 13 parte VI una película apta para adolescentes y adultos? Como sea, la cinta sí resiente este pudor.

    Con todo, la película era mucho más lighten su primer corte, así que se filmaron escenas de muerte adicionales que no estaban en el guión original.

    Viernes 13 parte VI: Jason vive es una película completamente atípica en esta saga. Incluso, me atrevería a hablar de una especie de “renacimiento” con ella… a nivel creativo, al menos. Ya tan pronto como en 1986, McLoughlin concibió una película slasher que fuera sátira de las películas slasher, autorreferencial y autoconsciente, y se siente como una bocanada de aire fresco en una franquicia que, se suponía, debió terminar dos películas antes. Además, las rolitas de Alice Cooper se disfrutan bastante.   

    Aunque la cinta costó 3 millones de dólares y recaudó 18 sólo en su corrida original en cines –estas películas hacían aún más dinero en rentas en video–, fue la primera cinta de la franquicia en no superar los 20 millones de dólares en taquilla y marcó el inicio de la debacle en la popularidad de la saga.

PARA LA TRIVIA: Tiempo después de filmar esta cinta, la actriz Kerry Noonan audicionó para un papel en una película slasher titulada Birthday Bash, en la que el asesino se llamaba “Ethan”. A media audición, Noonan preguntó: “¿Ésta es una película de Viernes 13? Porque ya estuve en una de ésas…”. En efecto, Birthday Bash e Ethan fueron el título y nombre falsos usados por la preproducción de Viernes 13 Parte VII: sangre nueva para evitar que la información sobre el rodaje se filtrara a la prensa. Durante la filmación, el título falso fue cambiado por Aladdin Sane, haciendo un juego de palabras con A Lad Insane (Un muchacho demente).

Viernes 13

Viernes 13, parte 2

Viernes 13, parte III

Viernes 13: El capítulo final

Viernes 13: un nuevo comienzo

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DARKMAN: EL ROSTRO DE LA VENGANZA. La primera incursión de Sam Raimi en el cine de superhéroes.

DARKMAN: EL ROSTRO DE LA VENGANZA

Darkman

Sam Raimi, 1990

En 1990, el director estadounidense de ascendencia turca Sam Raimi tenía tan sólo tres películas en su haber, ninguna de las cuales había sido un éxito en taquilla e incluso un par de ellas habían sido prohibidas en ciertos países. De hecho, ninguna de las tres había sido estrenada en cines comerciales y, sin embargo, la reputación del cineasta iba en ascenso como director de películas que se volvieron de culto. Así que ¿Qué llevó a Universal Pictures a aceptar el proyecto de Raimi para hacer una película de superhéroes de alto presupuesto basada en un cuento escrito por él mismo?

    Originalmente, Raimi quería adaptar a la pantalla el comic The Shadow; pero tuvo que cambiar de idea cuando no pudo conseguir los derechos del personaje. Raimi, nuevo en el proceso de la producción de películas para grandes estudios, adaptó una historia de creación propia a lo largo de 12 borradores del guión. El tratamiento final contó con la colaboración de los hermanos Cohen, amigos cercanos de Raimi.

    La historia, como la vemos en pantalla, peca de simple; pero no por ello es menos interesante. Peyton Westlake (Liam Neeson antes de que se convirtiera en icono del cine de acción) es un científico que se logra desarrollar piel humana sintética cuando la mafia decide eliminarlo. Westlake es brutalmente atacado en su laboratorio, lo que le produce horribles quemaduras químicas, y dado por muerto. Sin embargo, desfigurado y traumatizado, Peyton sobrevive y utiliza su propio invento para tramar su venganza en contra del malvado gangster Durant (Larry Drake)… el único inconveniente es que la piel sintética, aún en un estado experimental, se degrada con la luz solar, por lo que Westlake sólo puede estar 100 minutos expuesto a ella. Peyton toma la identidad de Darkman.

    Y mientras escribía esta sinopsis me doy cuenta de que el origen de este antihéroe es muy similar al de mi querido Swamp Thing… ¡Incluso algunas tomas de la supuesta muerte de Westlake son sospechosamente similares a los paneles del primer número del cómic de la Cosa del Pantano!

    La película, además, bebe una fuerte influencia del Batman de Tim Burton (1989), lo cual sólo se ve acrecentado por el genial soundtrack compuesto por Danny Elfman, quien también compusiera la música para las primeras dos pelis del Hombre Murciélago y después se convirtiera en un colaborador habitual de Raimi. Aunque, en el caso de Darkman, quizá sí se abusa un poco del característico sonido del otrora vocalista de Oingo Boingo.

    Creo que lo primero que llama la atención de esta película es el aspecto visual. Es verdaderamente asombroso. Se nota a leguas la afición del director por los cómics, pues compone sus tomas como si fueran los paneles de una historieta. Pero más allá de eso, el turco utiliza su experiencia como director de cintas de terror y la mezcla con lo anterior para crear una narrativa visual única y verdaderamente propositiva que incluso llega a lo abstracto por momentos ¿Recuerdan la toma desde la perspectiva del remache?

    La segunda cosa que se nota al ver esta película es la calidad de sus actuaciones. Originalmente, Raimi quería que su actor fetiche y amigo de la universidad, Bruce Campbell, interpretara el papel de Westlake; sin embargo, los productores no creyeron que tuviera ni la capacidad histriónica ni el atractivo comercial para encarnar al personaje, por lo que fue reemplazado por Neeson. Y siempre me ha parecido que tanto el irlandés como Frances McDormand eran elecciones raras para encabezar el reparto de una peli de superhéroes… Pero ¿saben qué? ¡No importa! Porque ambos son excelentes actores que se toman en serio sus papeles y que dotan de una profundidad inusitada a sus personajes. El principal atractivo de este par de actores ¡es que actúan!

    Y, de todos modos, Bruce Campbell hace un cameo al final de la película.

    SPOILER Lo que es muy interesante es, precisamente, la anagnórisis final del personaje de Darkman. En un principio, Darkman corre a buscar a su esposa –me pregunto si hubo influencia de Darkman en Spawn–; pero, después de toda la aventura, Westlake se asume como Darkman y, al estilo de la Creatura de Frankenstein, descubre que no hay lugar para él en el mundo de los hombres y se autoexilia, dejando atrás su papel de antihéroe y asumiéndose como monstruo. TERMINA SPOILER

    Al gran trabajo actoral de Neeson se une el maquillaje prostético creado por los hermanos Chiodo –quienes diweran vida a los Critters (Herek, 1986) y a los Payasos asesinos del espacio exterior (Chiodo, 1988), que es simplemente espectacular… es un misterio cómo Darkman puede ser tan elocuente si no tiene labios; pero bueno.

    En general, los efectos prácticos de la película se ven geniales. Varias secuencias se notan hechas con la técnica conocida como Go-Motion y se ven muy bien aún hoy. Por desgracia, no se puede decir lo mismo de los efectos visuales, que han envejecido terriblemente.

    Otro punto sobresaliente son, por supuesto, las escenas de acción.  Éstas son verdaderamente espectaculares y completamente extravagantes, mandando a la goma esa pequeña tontería llamada Física. Estas secuencias mezclan montones de maquetas con un montaje frenético, mucho humor negro y stunts de primer nivel de la época antes de que el CGI resolviera todo… ¿Recuerdan la escena de la persecución del trailer?

La edición de esta película es uno de los factores que le dan su personalidad tan distintiva. Aunque hay una elipsis que nunca queda clara, la cinta mantiene durante toda su extensión un excelente ritmo que, a la distancia, se nota como un antecedente directo del siguiente proyecto cinematográfico de superhéroes de Raimi: Spider-Man (2002).

    Eso sí, la cinta no puede evitar incurrir en varios y clichés, como el hecho de que Durant es malo malo malo sólo porque puede y, sobre todo, clichés del cine de la época: las tomas de paisajes doraditos –filmados en locación en San Francisco– o el villano yuppie –que, además, se apellida Strack… ¿Será una referencia a Tony Stark?–. Del mismo modo, el guión tiene varios huecos argumentales e inconsistencias por aquí y por allá; pero, en general, no creo que sea nada que afecte el resultado final de la película.

    Darkman es una película única. En una época en la que el cine de superhéroes seguía siendo una cosa experimental y las impresoras 3D eran ciencia ficción, Darkman: el rostro de la venganza, se decide por recorrer un camino mucho más oscuro y completamente “family unfriendly” que sentaría las bases para películas como El Cuervo (Proyas, 1994), La Sombra (Mulcahy, 1994), Blade (Norrington, 198) o, incluso, las películas animadas de Batman.

    A diferencia de muchos otros directores que pasan del cine independiente al de altos presupuestos, la transición de Sam Raimi fue mucho más relajada. El director se mentalizó desde un inicio a que iba a tener que ceder un poco de control creativo sobre el proyecto y recuerda su primera experiencia trabajando con los grandes estudios de forma positiva.

PARA LA TRIVIA: Una vez que Bruce Campbell fue descartado para interpretar a Darkman, el actor Bill Paxton –el único actor que tiene el honor de haber sido muerto por un Terminator, un xenomorfo y un depredador en la historia del cine– casi obtuvo el papel y le dio el pitazo sobre la audición a su amigo Liam Neeson. Cuando Paxton se enteró de que Neeson obtuvo el rol, se enojó tanto con él que dejó de hablarle por casi un mes.

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