
LA MOSCA II
The Fly II
Chris Walas, 1989
En palabras de su director, David Cronenberg, La mosca (1986) fue su película más exitosa a nivel financiero. La cinta fue todo un hit y se convirtió rápidamente en una de las pelis más representativas de la década de 1980 y del subgénero del body horror en general. Por supuesto, la producción de una secuela era un paso lógico. Sin embargo, a pesar de que le interesaba dirigir la secuela, David Cronenberg no pudo regresar como director por razones que nunca han quedado claras. Algunos mencionan diferencias creativas con Mel Brooks, otros culpan a los compromisos laborales del canadiense.

Sea como fuere, la tarea de dirigir el proyecto recayó en Chris Walas, artista de efectos especiales que se encargó de los puppets de la primera película. En entrevistas, el propio Walas admite que no sabía nada de dirección y que fue aprendiendo sobre la marcha, llamando por teléfono a amigos directores por las noches para pedirles consejos.

Esta película cuenta la historia de Martin Brundle (el fallido Marty McFly, Eric Stoltz), hijo de Seth, quien busca la cura para su mutación genética mientras vive recluido en los laboratorios de la Corporación Bartok. La empresa, por supuesto, desea continuar con los experimentos de su padre… a cualquier costo.

Al contrario de la primera parte, La mosca II recibió mayormente críticas negativas y ha sido prácticamente olvidada por el público… y no es difícil ver por qué. Esta película es increíblemente inferior a la primera, incluso se nota que se produjo con una fracción del presupuesto de la original ‒aunque este dato específico es altamente confidencial‒; pero no por eso está exenta de cierto encanto y de algunas de las escenas más asquerosas que recuerdo haber visto en pantalla.

Por principio de cuentas, el guión es bastante disparejo y se nota que fue escrito y reescrito por varias personas. Dato curioso: dos de estas personas fueron los reconocidos Mick Garris y Frank Darabont. En general, los diálogos son malos y la historia está llena de inconsistencias. Por ejemplo, se supone que Martin crece a un ritmo acelerado y a sus cinco años aparenta 25, y es cuando se empieza a transformar… lo que no tiene sentido, porque la metamorfosis debió suceder cuando aparentara unos doce años, ¿no? Que es cuando se empiezan a desarrollar los caracteres sexuales secundarios. Del mismo modo, si Seth Brundle se fusionó con una mosca doméstica ¿por qué Martin es una mosca verde botella, que pertenece a una familia completamente distinta? Y si Martin buscaba reemplazar sus cromosomas mutantes con cromosomas de otra persona, ¿no terminaría siendo una especie de mutante deforme de todos modos, algo así como un Habsburgo? O ¿Por qué Martinfly no le quita la ropa a Bartok (Lee Richardson) cuando lo lanza al interior del telepod? ¿Cómo pudo Beth (Daphne Zuniga) reproducir el video de seguridad, grabado en un cassette de 3/4”, en una videocasetera casera? Y así, otro montón de divertidos sinsentidos que ocurren a lo largo de la peli.

Ah, sí, y el desarrollo de la relación entre Beth y Martin es increíblemente largo. Digo, no me molesta ver a Daphne Zuniga, quien siempre me ha parecido muy guapa; pero todo el asunto es redundante y el montaje con música es más camp de lo que uno esperaría ver en una película de horror. En general, se siente que todo ese arco está ahí sólo para llenar tiempo. Y ni qué decir de la escena de sexo poco inspirada y que está editada de forma que sea fácil cortarla cuando pasen la película por televisión.

Por supuesto, una buena actuación puede levantar un guión malo; por desgracia, en esta cinta no la hay. Creo que la única escena bien actuada en toda la película es la de la muerte del perro mutante; pero, por lo demás, los intérpretes se notan acartonados y grandilocuentes, como si estuvieran atrapados en alguna soap opera matutina.
Continuando con la idea que planteé al principio, los tremendos fallos de esta cinta en el campo de la dirección de actores se compensan con los efectos de maquillaje y las criaturas. Si bien no están tan logrados como en la primera parte, sus diseños son verdaderamente retorcidos. Quizá el perro mutante no se ve tan bien ‒vamos, que se nota que es un mono en una plataforma con rueditas‒; pero los demás mutantes y monstruos son geniales ¿Recuerdan el despojo teratomorfo en el que termina convertido Bartok en ese final cargado de justicia poética barata? ¿Y la escena del guardia de seguridad al que le derriten la cara con ácido? ¡Es un clásico instantáneo!

Mención aparte merece la forma final de Marinfly. Si, es cierto que mientras está en su etapa de pupa lo cubrieron con lo que claramente son de esas telarañas falsas que venden en el supermercardo para Halloween; pero incluso la crisálida se ve chida. El monstruo final me encanta… ¡es tan estúpido! El diseño no tiene ningún sentido y en varias escenas se ve que es un actor en un traje; pero aun así se trata de un personaje que causa un gran impacto en pantalla y es difícil de olvidar. Además, es bueno con los perritos.

Para bien o para mal, se nota mucho que esta película fue dirigida por un artista de efectos especiales. Es una de esas secuelas que no entendieron para nada el subtexto de la primera parte; el tono es completamente cheesy y de película de Serie B. Los monstruos y el gore tardan un poco en llegar; pero si uno le tiene paciencia a la película, se verá recompensado. Termina siendo más un show de fenómenos que otra cosa, pero es un gran show de fenómenos; además, los stunts son buenos.

Con todo y sus fallos, la verdad es que le tengo un gran cariño a esta película, que vi por primera vez cuando tenía nueve o diez años y creo que es una gran elección para un viernes de película con pizza, cervezas y buenos amigos.

PARA LA TRIVIA: el vestíbulo de la compañía Bartok fue filmado en la Universidad Simon Fraser, ubicada en Burnaby, Vancouver, Canadá. Esta escuela también ha servido de locación para películas como Inframundo: el despertar (Mårlind y Stein, 2012) y El sexto día (Spottiswoode, 2000), y series de TV como Los expedientes X (1993-2018) y Stargate SG-1 (1997-2007).

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