GATÚBELA. Pues esta gata no cayó de pie…

GATÚBELA

Catwoman

Pitoff, 2004

Halle Berry fue, sin duda, una de las actrices más talentosas de su momento. Vamos, que más allá de su probada capacidad histriónica, ganar un Oscar a Mejor Actriz y dos años después ganar un Razzie a Peor Actriz debe ser una especie de talento especial.

    Todos amamos a Selina Kyle, ¿cierto? Dependiendo de la fuente, puede tratarse de una activista excéntrica que roba joyas para financiar sus proyectos de rescate animal, una secretaria ejecutiva fracasada con poderes sobrenaturales o una ruda ladrona salida de los barrios bajos de Gotham City. En cualquier caso, se trata de una antiheroína con demasiada conciencia para su propio bien y que, aunque no tiene problemas con cruzar la ley para cumplir sus objetivos, suele terminar haciendo lo correcto y poniendo en jaque a Bruce Wayne/ Batman, de quien es interés romántico. Es una lástima que esta película no se trate sobre ella.

    La cinta cuenta la historia de una tal Patience Philips (Halle Berry, la pobre), una diseñadora gráfica que trabaja para una poderosa corporación fabricante de cosméticos ‒¿qué tiene que ver eso con Gatúbela?‒ que está a punto de lanzar al mercado una nueva crema rejuvenecedora. Sin embargo, esta crema causa peligrosos efectos secundarios. Philips sabe la verdad, por lo que es asesinada por esbirros de la compañía; pero devuelta a la vida por un gato místico que le da los poderes sobrehumanos de un felino.

    Ya nomás por la sinopsis, se advierte que la historia de origen de esta Gatúbela no es la original ‒lo que supongo que es adecuado, si no se trata de Selina Kyle‒; sino un refrito de la historia de origen de la Gatúbela de Batman regresa (Burton, 1992). De hecho, esta película fue planeada poco después de la segunda entrega en la franquicia de Batman; sería dirigida por Tim Burton y protagonizada por Michelle Pfeiffer… un poco como compensación porque le quitaron la dirección de Batman eternamente (Schumacher, 1995) a Burton. Sin embargo, el proyecto nunca se concretó.

    Más de diez años después, dicho proyecto terminó siendo este pretexto de película que desde los títulos iniciales se ve chafa y, conforme va avanzando, se va poniendo peor… mucho peor. Para empezar, ¿qué rayos tiene que ver el mundo de los cosméticos con Gatúbela? Y luego, en cuanto empiezan a salir los gatos de CGI y te das cuenta de que los extras en el fondo de los sets, que obviamente se nota que son sets, empiezan a repetirse, comienzas a replantearte por qué estás viendo esto. Recuerden que recibí esta bala por ustedes, mis queridos cinéfilos.

    En general, toda la película se ve como un videoclip hecho por alguien que no sabía hacer videoclips. La cámara se está moviendo todo el tiempo por alguna exótica razón hasta llegar al punto en el que marea, y su edición y montaje, llenos de cortes duros que llegan incluso a ser agresivos, crea una narrativa sin sentido que hace difícil seguir la historia por más sencilla que sea. Y créanme: lo es.  

    Luego están los diálogos. ¡Oh, por Bastet! ¡Son verdaderamente atroces! ¿Quién rayos habla así? Digo, que estés haciendo una película basada en un personaje de comic no quiere decir que todos tus personajes deben sonar como personajes de comic de los 60. El resto de los diálogos son los mismos chistes malos y clichés sobre gatos ‒¿Neta? ¿Hay una escena de la Loca de los Gatos dándole hierba gatera a Halle Berry?‒ que hemos escuchado una y otra y otra vez. Supongo que no todos pueden ser Jim Davis.  

    Por regla general, todos estos fallos en una película de acción serían tolerables si la acción es buena, si las escenas de acción son emocionantes; pero adivinen qué, las de Gatúbela son aburridísimas. La acción es poca y están llenas de CGI falsísimo. Aunque claro, poco podríamos pedirle a Berry que hiciera acrobacias, si con ese vestuario se nota que la pobre apenas puede caminar. Y la cereza en el pastel es esa infame escena del basketball.

    Por supuesto, las actuaciones no iban a ser mejores. La neta, los actores ni siquiera se están esforzando. A Berry se le ve una hueva increíble en varias de las escenas, como que ya se había dado cuenta de en qué se había metido, y Sharon Stone sólo está ahí, haciendo bulto y vomitando sus diálogos, si acaso de repente dándoles una entonación de villano de vodevil que empieza siendo ridícula y termina siendo lastimosa.

    En fin, supongo que no necesitaban que me pusiera a despotricar en contra de una película que es universalmente considerada como una de las peores que se hayan hecho, superando incluso a Batman & Robin (Schumacher, 1997) como la peor película de superhéroes de la historia; pero la verdad es que esta cinta me pareció un espécimen raro. No todos los días se encuentra uno con una peli que sea realmente incompetente en cada aspecto posible, una de la que cada minuto sea horrible y, de verdad, cueste trabajo terminarla. Si acaso, que este artículo sirva de apoyo a la apología de Halle Berry, quien se quejaba de que todos le achacan el fracaso de esta cinta únicamente a ella. Estoy contigo, Halle, todo en esta película es basura y deberían cambiar su clasificación de “Apta para adolescentes y adultos” a “No apta para nadie”.

    Al menos, sus ganancias de taquilla de 80 millones de dólares a nivel mundial contra un presupuesto de 100 millones pusieron a dormir a esta gatita.

PARA LA TRIVIA: La producción de la peli fue por demás problemática e incluso circuló el rumor de que Warner Bros. la iba a cancelar a e integrar a Halle Berry como Gatúbela en Batman inicia (Nolan, 2005). Después de una oleada de opiniones negativas en las proyecciones de prueba, muchas de las escenas de Gatúbela se volvieron a filmar a tan sólo un mes del estreno en cines.

SUMARIO 2024

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SONÁMBULOS. La travesura de un fan casi basada en una novela de Stephen King.

SONÁMBULOS

Que cuando la transmitían en Canal 5 la titulaban Los mutantes y en video se llamaba La maldición de los sonámbulos; pero cuyo título original en inglés es Sleepwalkers.

Mick Garris, 1992

El cineasta californiano Michael Alan Garris, mejor conocido como Mick Garris, es uno de esos personajes de la industria hollywoodense que a uno le resulta difícil ubicar; pero que sin embargo siempre ha estado ahí. Me refiero a que es uno de esos artistas de los que uno revisa su filmografía y no puede evitar exclamar “¿A poco es de él?”. Empero, el estilo de este Maestro del Horror es plenamente identificable en guiones como el de La Mosca 2 (Walas,1989) o en la dirección de Critters 2 (1988) o la serie de televisión La mujer lobo de Londres (1990-1991)… al menos la primera temporada.

    También es conveniente, antes de comenzar a hablar de esta película, mencionar el Factor King. Muchos autores llegan a cierta etapa en sus carreras en la cual pueden vender cualquiera de sus obras simplemente utilizando sus nombres. El caso con Stephen King es que llegó a este punto demasiado rápido, tanto que resultó contraproducente.[1]

    Así pues, a pesar de lo que sugiere el poster, esta cinta no está basada en ninguna novela de Stephen King. El escritor nativo de Maine desarrolló el argumento de Los sonámbulos, pero le vio pocas posibilidades narrativas como novela y lo abandonó. Poco después, retomó el escrito y lo convirtió en un guión cinematográfico. Finalmente, todos los elementos se conjuntaron en una película cuyo gran mérito es ser un enorme e injustificado “Easter Egg” para los fobocinéfilos.

    El argumento cuenta la historia de Charles Brady (Brian Krause) y su madre Mary (Alice Krige), quienes acaban de mudarse al típico pueblito kingiano que ahora resulta estar situado en California, como para variar las cosas. Los incestuosos Brady son en realidad la última pareja de Sonámbulos, seres ancestrales mitad felino, mitad humano que se mantienen vivos eternamente robando la energía vital de muchachas vírgenes ‒¿Qué tendrá King con los gatos como ladrones de energía? ¿Recuerdan que en la película El ojo del gato (Teague, 1985) también maneja este concepto?‒. Charles ha puesto los ojos en su nueva víctima, la inocente Tanya Robertson (la guapa Mädchen Amick, cuyo trabajo es mejor recordado como actriz televisiva) con el único inconveniente de que corre el riesgo de enamorarse de ella. ¡Ah, por cierto! Los Sonámbulos son indestructibles, sólo vulnerables al ataque de sus acérrimos enemigos ancestrales: los gatos domésticos.  

    No sé por qué Jim Whaley de Cinema Showcase, cuya crítica citaron en la portada del DVD, se refiere a esta película como “aterradora”. Es “terrible”, eso no lo dudo, pero no recuerdo un solo minuto de ella que me haya provocado algo parecido al terror. En un par de escenas me reí como energúmeno, no lo niego; pero, por lo demás, recuerdo que la vi por primera vez cuando tenía diez años y en ese entonces me pareció sosa y sin chiste.

    Sin embargo, mi percepción de ella ha cambiado con el pasar del tiempo. Ahora me parece hilarante.

    Sobre todo recuerdo esa escena casi al final de la película cuando Mary, la madre sonámbula, secuestra a Tanya, mata a varios policías y se hace con el revólver de uno de ellos para luego dispararlo en contra de un par de patrullas ¡que vuelan por los aires en medio de enormes bolas de fuego! ¿Qué tenían las balas de ese revólver? ¿Napalm?

    O justo antes de esa escena, cuando Tanya se está dando un baño en la tina y se niega a salir hasta que llegue el sheriff del pueblo llegue con el gato de la policía… ¿Es el único puto gato en el pueblo? ¿No pudo abrir una lata de Whiskas en su puerta? ¿Por qué un patrullero tiene un gato mascota al que lleva en sus misiones?

    Los sonámbulos resultan personajes bastante simplones y desabridos, excepto por Charley cuando está a medio transformar, que goza de un humor negro y rapaz perfectamente copiado del Freddy Krueger de las últimas tres entregas de la saga original de Pesadilla en la calle del Infierno (1984-1991), en las que parecía que debía forzosamente terminar cada frase con la palabra “bitch!”.

    Las creaturas que dan título a la cinta cuando están completamente transformadas son increíblemente poco convincentes. Es de verdad triste ‒o muy cómico, depende de qué ángulo se le vea‒ cuando en una película de monstruos el monstruo principal no funciona. En el caso de esta cinta, los monstruos parecen fetos de gato con escamas y durante todo el tiempo sufren del terrible efecto “Guy in a rubber suit” (el tipo en el traje de goma). Incluso se ve que a los actores les resultaba difícil caminar con las máscaras tan pesadas que llevaban.

    Ahora, debo confesar que la razón por la que sentí ganas de volver a ver esta peli, fue porque precisamente en la revista HorrorHound mencionaron que era una especie de travesurilla para los fans del cine de horror debido a la cantidad enorme de cameos que había en ella. Por supuesto, cuando estaba en cuarto o quinto de primaria y vi esta madre, los pasé todos por alto; pero ahora sí puedo mencionar que el principal atractivo de esta película es el contar con todo un desfile de celebridades.

    Ahora sí puedo decir con conocimiento de causa que en esta película vi cameos de Tobe Hooper como un forense de campo, John Landis, Clive Barker y Joe Dante como laboratoristas forenses, Mark Hamill como un oficial de policía y el mismísimo Stephen King como el cuidador de un antiguo cementerio. Anécdota curiosa, esta película es la única ocasión en la que Stephen King y Clive Barker han aparecido simultáneamente en pantalla.

    Así pues, el resultado final es una película bastante inconsistente. Con momentos de horror que más bien dan risa, momentos de acción que son mucho más hilarantes y momentos cómicos que la verdad dan un poco de pena.

    También es interesante ver cómo han envejecido los efectos especiales que en aquella época eran lo último de lo último. Hay varias escenas en las que se hacen “morphings” con animación por computadora, que en aquel entonces eran efectos de última generación, y hoy día los puedes hacer en tu teléfono celular. Y en aquella época no se veían mucho más convincentes que ahora.

    Un elemento que sí me gusta mucho de esta cinta es la música. Quiero decir, ¿en qué otra época una canción de Enya se hubiera considerado cool para ser tema de una película de terror? Bueno, la realidad es que Mick Garris tampoco estaba muy convencido; pero Sony Music estaba empeñado en hacer promoción transmedia y Boadicea fue la única canción de todo el repertorio que la disquera le proporcionó que le pareció que iba acorde con el tono de la película. El resultado es muy interesante, la hipnótica melodía de Enya le da a la cinta un carácter muy particular.

    Como sea, Sonámbulos es un caso   de una idea que quizá, tal vez quizá, pudo funcionar… Finalmente es un fusil de la primera parte de Beowulf pero con creaturas como vampiros y un toque de La marca de la pantera (1942). Eso sí, la película no es un completo desperdicio porque salen muchos gatos, incluido uno de esos simpatiquísimos gatos gordos casi al final. Además, tengo que admitir que la disfruto mucho porque me hace reír.

PARA LA TRIVIA: Tanto Mick Garris como Mädchen Amick son, de hecho, alérgicos a los gatos. Amick ocultó este hecho hasta que el rodaje había iniciado.

Sumario 2022

Blog 2012-2017


[1] Anécdota curiosa: desde finales de los setenta y hasta mediados de los ochenta, King publicó varias novelas bajo el pseudónimo de Richard Bachman; esto lo hizo por consejo de su agente, quien notó una baja en la venta de los libros de King porque estaba saturando el mercado.