HOOK: EL REGRESO DEL CAPITÁN GARFIO. ¿Qué pasaría si Peter Pan creciera?

HOOK: EL REGRESO DEL CAPITÁN GARFIO

Hook

Steven Spielberg, 1991

Hook: el regreso del Capitán Garfio es una de las películas que más recuerdo de mi infancia. Fue la primera cinta que vi en el cine cuando mi familia se fue a vivir a provincia. En aquel entonces la peli me gustó… a diferencia del resto del público, de la crítica o del mismo Spielberg. Los hechos son los hechos: la cinta fue un fracaso de taquilla y fue vapuleada por la crítica, llevando a su director incluso a desconocerla. He visto muchas veces esta película y en este último visionado, el que hice para escribir este artículo, me quedaron claras dos cosas: primera, que probablemente la crítica se ensañó con Spielberg porque esta película ciertamente era inferior a lo que había estado haciendo en esa época ‒pero sí está al nivel de Indiana Jones y la última cruzada (1990), ¿no?‒; y, segunda, que el director ha hecho películas mucho peores tanto antes como después que ésta y nadie pareció quejarse… ¿verdad, Ready Player One (2018)?

    ¿Qué pasaría si Peter Pan creciera? Pues dejaría de ser Peter Pan, ¿no? Ésa es la cuestión que se trata en esta película. Peter Banning (el icónico Robin Williams) es un codicioso abogado adicto al trabajo y padre negligente que, a regañadientes, viaja a Inglaterra con su familia para celebrar las fiestas de fin de año y un homenaje a su abuela adoptiva, Wendy (la siempre genial Maggie Smith), en cuyas aventuras se basó J.M. Barrie para escribir sus historias de Peter Pan. Pero en la primera noche, los hijos de Peter son secuestrados, según la nota de rescate, por el Capitán Garfio (Dustin Hoffman, increíble). La policía (encabezada por Phil Collins haciendo un cameo) cree que se trata de una broma; pero Wendy le revelará la verdad a Banning: las historias de Barrie están basadas en la realidad y él es el verdadero Peter Pan, sólo que lo ha olvidado. Ahora, Peter deberá viajar al País de Nunca Jamás para rescatar a sus hijos; pero ¿podrá recordar cómo ser Peter Pan antes de que sea demasiado tarde?

    Mucho le debe esta película al segmento que dirigiera Spielberg para la cinta de La dimensión desconocida (varios directores, 1983), titulado Patea la lata. Finalmente, ambas producciones son fábulas sobre el proceso de crecer… e, incluso, la fotografía es similar. El quid de la historia es cómo asumimos la madurez: mientras que Garfio se ha quedado atrapado en un pasado que no puede superar, anhelando una gloria futura que sólo él cree que llegará; Peter descubre aquella parte de él que se ha mantenido joven, que puede volver a sentirse niño cuando él lo desee ‒particularmente, gracias a sus hijos‒ y que puede equilibrar todo eso con sus responsabilidades de la vida adulta.

    Bonito mensaje, ¿no? Lástima que el guión no está a la altura de la moraleja. Vamos, que no es particularmente malo; pero está lleno de huecos que son tan amplios y tan profundos que distraen del resto de la película. Hablo de cosas como ¿Cómo hizo el capitán Garfio para llegar a la Tierra? Y nunca entendí, ni siquiera de niño, qué lógica tiene que el cocodrilo se coma a Garfio al final… digo, estaba disecado, ¿no? Del mismo modo, hacia el final de la película el guión se siente apresurado y los propios diálogos decaen bastante, como si la misma película se diera cuenta de que ya se había prolongado demasiado y decidiera terminar de contar todo a las carreras.

    Por otro lado, en ese guión hay otros elementos que me parecen más que rescatables. Sobre todo, me pareció muy interesante el elemento de metatextualidad de la película. Los libros de Peter Pan existen en el universo de la película e, incluso, la película comienza con una representación de la obra de teatro de Peter Pan[1]. Me gusta también la ambigüedad del personaje de Rufio (Dante Basco) y, desde niño, me encantó que explicaran el oscuro origen de Peter Pan quien, según inferimos, fue un niño secuestrado por hadas ‒en el folklore, las hadas secuestran niños‒.

    Las actuaciones son un elemento interesante de esta película. Por un lado, tenemos a un Robin Williams increíblemente mesurado. Si algún actor podía interpretar a la oximorónica versión madura de Peter Pan, sin duda, ése fue Williams. Está también Bob Hoskins, que está increíble en el papel del atolondrado y sinvergüenza asistente de Garfio, el Sr. Smee. Y luego está Julia Roberts… ¡Ah, Julia Roberts! Sin duda, el casting de Roberts con su carita de duendecillo es ideal para el papel de Campanita; pero la actuación también es una parte fundamental de la creación de personaje y aquí, simplemente, no la hay. Al principio creí que era porque el personaje estaba exagerando; pero después queda claro que Roberts pensó que estaba actuando para una obrita chafona de teatro infantil y ni siquiera lo está intentando.

    Y, por supuesto, el que merece una mención aparte es Dustin Hoffman, quien se roba la película con su interpretación del Capitán James Hook (una obvia parodia del nombre del capitán James Cook, infame colonizador de Oceanía). Para mí, Hoffman es el capitán Garfio definitivo de todos cuantos han aparecido en la pantalla, antes o después de esta cinta, y eso incluye al del clásico animado de Disney. De hecho, me parece muy acertado que la película se titule Hook, pues por momentos el público puede sentir más simpatía por Garfio que por el propio Peter Pan. De hecho, en los minutos que este Capitán Garfio aparece en pantalla, convertido en un personaje un tanto más profundo que el original gracias a la destreza del guión y la maestría de Hoffman, es mucho más fácil identificarse con él que con esa dolorosa interpretación de Garrett Hedlund en la abominable Pan (Wright, 2015)… y eso que en esa “cosa” se suponía que Hook era un personaje empático.

    Una de las cosas que siempre han llamado la atención de este capitán Garfio y de hecho, de toda la película, son los vestuarios. Diseñados por Anthony Powell, quien también se encargó de los vestuarios de Muerte en el Nilo (Guillermin, 1978), Indiana Jones y el Templo de la Perdición (Spielberg, 1984) y 101 dálmatas (Herek, 1996), los vestuarios son verdaderamente exquisitos y llenos de detalles al nivel del preciosismo. En el vestuario de Garfio, por ejemplo, puede notarse en los primeros planos que el encaje en los puños de su camisa es encaje auténtico tejido a mano.

    Por otro lado, los sets de la película me despiertan sentimientos encontrados. El barco de Garfio es majestuoso y verdaderamente impresionante, la guarida de los Niños Perdidos es un set increíblemente complicado para el que se cultivaron plantas reales con cientos de partes completamente funcionales, incluyendo una pista para skating, y el pueblo pirata es un enorme set lleno de detalles que casi cobra vida en la pantalla.

    Y digo “casi” porque ésos son precisamente, creo, los principales fallos de la película: la fotografía ‒tomas doraditas clásicas de los 90 incluidas‒ y el montaje escénico. Es probable que el look “irreal” de toda la película haya sido deliberado; pero ciertamente no le ayuda en absoluto. Por la forma en la que las cosas están fotografiadas todo se ve falso: las luces de estudio están presentes todo el tiempo, es evidente dónde terminan los decorados y la utilización de cicloramas y telones pintados, los tanques de agua en los que fueron montados los sets son más que obvios, sus maquetas se notan a leguas e incluso se ven los reflejos del agua pintados en la pared del tanque en el que filmaron la secuencia de las sirenas. Quienes construyeron los sets incluso se tomaron la molestia de hacer que el barco de Garfio fuera el único lugar limpio en el pueblo pirata; pero nada de eso importa porque, de todos modos, los decorados terminan viéndose más falsos que los de un parque de diversiones.

    Otro elemento que me llama poderosamente la atención de esta cinta es el tono. Creo que podemos todos convenir en que las películas familiares eran diferentes en los 90; pero ¿prostitutas en el pueblo pirata? ¿el hecho de que Peter Banning es un completo cretino? ¿el intento de suicidio de Garfio, quien habla de asesinar niños para alegrarse? ¿Garfio atravesando a Rufio con un rapier? No me malinterpreten, saben que odio la tibieza y la autocensura en las películas como el que más; sólo quiero decir que creo que ésta es una película familiar que conecta mucho más con los papás que con los niños, a pesar de que se le vendió a los chiquillos… digo, el núcleo de todo el asunto es que Garfio está atravesando por su crisis de la mediana edad, ¿no?

    Pero, ahora que volví a ver la película, confirmé lo que siempre había intuido: que lo que le hace un súper paro a esta película es el sensacional soundtrack compuesto por el incondicional de Spielberg, John Williams. Por principio de cuentas, el neoyorquino compone dos tipos de música muy diferentes para ambientar las escenas en nuestro mundo y en el País de Nunca Jamás. Por otro lado, las composiciones de Williams agregan una dimensión emocional mucho más elevada a la película, consiguiendo crear algunos momentos verdaderamente emotivos con la misma facilidad que otros particularmente épicos. Sin importar si han visto la película recientemente o no, vayan a YouTube, escuchen el track You Are The Pan y atrévanse a negar que se les hace un nudo en la garganta. Sin duda, éste es uno de los soundtracks consentidos en mi fonoteca.

    Se esperaba que esta película fuera el gran blockbuster de la temporada navideña y fue acompañada con una agresiva campaña de merchandising que incluyó una adaptación en cómic bastante decente publicada por Topps; un sensacional videojuego para arcadia y otro, nada despreciable, para SuperNintendo ‒también salió para NES, pero ése sí estaba chafa‒; y lo que más recuerdo de todo: una línea de figuras de acción, probablemente más imaginativas e interesantes que la película misma, producida por Mattel. Anécdota curiosa: La colección de figuras de acción incluyó dos series; pero debido al fracaso de la película, las pocas figuras de la serie 2 que sí se produjeron se vendieron principalmente en Europa y Latinoamérica.

    Por desgracia, la película no pudo cumplir con las expectativas y fue un tremendo fracaso de taquilla que apenas recuperó 13 de sus 70 millones de dólares de presupuesto ‒en su fin de semana de estreno en EE.UU.; al final de su corrida original en cines, alcanzó los 300 millones‒ y, como lo dije al inicio, fue repudiada por la crítica y el mismo Spielberg la desconoció por un tiempo. A mí me despierta sentimientos encontrados.

    Por un lado, como lo expresé en los párrafos anteriores, entiendo perfectamente por qué es una mala película. Entiendo por qué, desde el punto de vista de la crítica y del uso del lenguaje cinematográfico ‒la edición y montaje de los últimos 10 minutos son espantosos, como si los hubieran terminado la noche anterior al estreno‒, se considera una película fallida. Desde el punto de vista teórico, Hook es la suma de un montón de extraordinarios esfuerzos llevados en la dirección equivocada. La actuación de Roberts sí es molesta y me asombra un poco que la muerte de Rufio, quizá el personaje más cool en la película, tenga tan poca repercusión en los otros personajes. Y, de verdad que el look de todo filmado en estudio se ve rarísimo.

    Pero, por otro lado, la verdad es que me gusta esta película. Quizá sea por la relación personal que tengo con ella; pero me sigue emocionando el duelo final entre Garfio y Pan, creo que su comedia física funciona bastante bien, me sigue sacando una lagrimita la escena en la que los Niños Perdidos reconocen a Peter y cada vez que veo la película le encuentro algún detalle nuevo… y ¿no es ése el chiste de las películas? Me atreveré a decir que Hook: el regreso del capitán Garfio es más que la suma de sus partes, por momentos llega a trascender su propia sensiblería y se trata de una película a la que uno puede encontrarle diferentes mensajes; pero que llevan a lo mismo: como el mismo Peter Banning, se trata de una película que nos invita a ser niños de nuevo, nos invita creer… que nos desafía a creer aun a pesar de sí misma; pero que, si logramos entrar en su juego, más bien torpe, puede ser una experiencia en extremo satisfactoria. Y, si todo falla, el capitán Garfio de Dustin Hoffman es suficiente para hacer que valgan la pena las dos horas y veinte minutos de película.

    Para concluir, quiero agradecer a mi amigo Itzamna Calero “Cosa” por sugerirme revisar esta película.

PARA LA TRIVIA: Maggie Smith tenía tan sólo 56 años cuando filmó esta película; pero fue envejecida con maquillaje para aparentar 92 años.

PARA LA TRIVIA GEEK: La pareja que flota sobre un puente luego de que son rociados con polvo de hadas por Campanita cuando ésta carga a Peter Banning hacia Nunca Jamás son Carrie Fisher y George Lucas haciendo un cameo.

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[1] El personaje de Peter Pan apareció por primera vez en la novela The Little White Bird, publicada en 1902; los capítulos protagonizados por Pan fueron corregidos, aumentados y publicados de manera independiente en un tomo titulado Peter Pan in Kensington Gardens, publicado en 1906. Barrie retomó a Pan para la obra de teatro Peter Pan; or, The Boy Who Wouldn’t Grow Up, estrenada en 1904. Finalmente, el escocés expandió la historia de la obra en la novela Peter Pan and Wendy en 1911.

HOWARD, EL SUPERHÉROE. La primera película de un comic de Marvel y el origen de Pixar.

HOWARD, EL SUPERHÉROE

Howard The Duck

Willard Huyck, 1986

¿Cuál dirían ustedes que es la peor película adaptación de un cómic de Marvel? ¿Será Spider-Man 3 (Raimi, 2007) con su Peter Parker emo? ¿O será Los cuatro fantásticos (Story, 2004) con su guión sin sentido? ¿O es acaso X-Men orígenes: Wolverine (Hood, 2009)?… ¿Qué tal Howard, el superhéroe? ¿Y cuál dirían que es la peor película producida por George Lucas? ¡Star Wars Episodio II: El ataque de los clones (Lucas, 2002)! Dirán muchos… otros se inclinarán más por Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma (1999), algunos otros quizá recordarán que también produjo las dos películas de los ewoks y la cuarta entrega de Indiana Jones, y su elección será obvia… Pero, ¿qué hay de Howard, el superhéroe?

    Muy ligeramente basada en los comics de Marvel, la película sigue la historia de Howard (Voz de Chip Zien), un cínico pato humanoide proveniente de un planeta donde todos son patos humanoides que fue traído a la Tierra por un fallido experimento con equipo de alta tecnología. Howard rescata a una rockera de poca monta llamada Beverly (Lea Thompson, a quien seguro recuedan como la precoz mamá de Marty McFly en la Trilogía de Volver al futuro [Zemeckis, 1985-1990]), quien lo lleva a vivir con ella. Pero un obsesivo científico, el Dr. Jenning (Jeffrey Jones a quien también seguro recuerdan como el papá de Lydia Deetz en Beetlejuice: el Superfantasma [Burton, 1988]), al intentar devolver a Howard a su planeta, es poseído por uno de los Señores Oscuros del espacio y ahora tratará de traer a sus congéneres para ayudarlo a apoderarse de nuestro mundo. Ahora, será la misión de Howard, Beverly y el atolondrado científico Phil Blumburtt (Tim Robbins… el pobre) detener a Jenning antes de que consiga su objetivo.

    Bien… ¿Por dónde empezar? Bueno, puedo decir que los efectos visuales son buenos. A cargo de Industrial Light & Magic, la compañía responsable por los efectos especiales de El regreso del Jedi (Marqueand, 1983), los rayos, lásers, explosiones, fueguitos, chispas y hasta algunos efectos con impresora óptica se ven geniales. La mayoría… porque las escenas en Stop-Motion que están sobrepuestas al Live-Action se ven bastante chafas ¡Y la pintura mate es horrenda! Digo, ya si uno nota que usaron pintura mate en las escenas es porque no está funcionando.

    Las actuaciones son horribles también, rayando en lo francamente insoportable. Tim Robbins, a quien generalmente considero un buen actor, da una sobreactuación súper botada en el papel del oligofrénico Philsie… Él ya tenía una carrera antes de esta peli, ¿por qué se dejó arrastrar? ¡El tipo estuvo en Top Gun: Pasión y gloria (Scott, 1986), por Cthulhu! ‒Que también es malita, pero al menos se deja ver‒. Lea Thompson está terrible. Si la adoramos en Volver al futuro, en esta cinta no podría actuar ni aunque su vida dependiera de ello y, francamente, a media película ya dan ganas de darle un golpe en la cara.

    Hay una regla con la cual no te metes en una película de superhéroes: el villano tiene que ser bueno. Todo lo demás en una peli basada en un cómic puede ser espantoso; pero al menos el villano debe ser bueno. Quizá no esté bien escrito, pero entonces buscas a un actor excelente para que lo interprete. Es por esa razón que Gene Hackman y Kevin Spacey fueron Lex Luthor; Ian McKellen y Michael Fassbender fueron Magneto; Alfred Molina fue el Dr. Octopus, William Hurt trataba de capturar a Hulk y Jack Nicholson fue el primer Guasón… y por esa razón ‒bueno, entre muchas otras‒ fue que las tres películas de los 4 Fantásticos, Batman & Robin (Schumacher, 1997) y Escuadrón suicida (Ayer, 2016) fracasaron miserablemente. Y Jeffrey Jones es buen actor, pero no tanto como para salvar a su personaje cuando es poseído por un alienígena, y sus parlamentos se vuelven largos y aburridos monólogos sobreexplicativos… el maquillaje está decente.

    Pero, sin duda, uno de los más grandes fallos de esta película es el propio Howard. Seguro que es difícil articular las palabras cuando el personaje no tiene labios, pero… ¿de verdad era imposible hacer que el lipsync coincidiera? Y también hay escenas en las que se le notan las costuras a la botarga o en los primeros planos en los que usaron un puppet… se ve claramente que es un puppet. Y no sé, como que en general al personaje le falta carisma.

    Quizá el más grande fallo de la peli es que nunca logra definir su tono ni, por lo tanto, su público. Hasta que la volví a ver ya de mayor fue que me di cuenta de que sólo había visto media película cuando niño y, lo peor, me di cuenta de que en realidad no me hacía falta. Y es que las dos mitades de la cinta parecen dos películas completamente diferentes.

    La primera mitad, por momentos, parodia el Film Noir, es mucho más cínica y más adulta. Básicamente trata sobre Howard lidiando con el mundo de los humanos. Y, de hecho, quizá sea demasiado adulta. Digo… tan adulta que se vuelve perturbadora. La escena en la que un par de punks tratan de violar a Beverly está bien, es decir, es comprensible y le da chance a Howard de ser heróico; pero… ¿por qué Howard termina trabajando en un burdel? ¿Y por qué Beverly tiene esta atracción claramente sexual por él? Digo, hasta tienen una escena en la cama, con Lea Thompson y su falta de carne en provocadora lencería… que le causa una erección a Howard… ¿Un condón para patos? ¿En serio? ¿Qué rayos es esto? Y, por supuesto, una de las escenas más perturbadoras en la historia del cine: la escena de la pata topless. Así es. Una hembra de pato. Topless. Bañándose en una tina… ¿Por qué? ¿Por qué una pata tiene tetas? ¿Y por qué tenemos que verlas? ¿Quién fue el furro maniático al que se le ocurrió esto? Y ésa es la escena infame, pero en realidad hay otra pata topless en la secuencia en la que Howard hojea su revista Playduck…

    Y ya que estamos en eso… cuando los policías arrestan a Howard, ¿abusan sexualmente de él? ¿Están haciendo un chiste sobre la violación tumultuaria de un pato? ¿Qué clase de Vargas Llosa es ésta?

    La segunda mitad tiene un tono mucho más ligero que, me imagino, es más alejado del tono de los cómics originales. De hecho, la introducción de la trama de la invasión alienígena se siente fuera de lugar, creo que sucede ya demasiado tarde en la cinta y su tono es mucho más infantil… por no decir infantiloide rayando en la oligofrenia. Por lo menos el Dark Overlord, que es una especie de cruza entre una langosta y un dinosaurio, se ve bien y tiene suficiente tiempo en pantalla. Bueno, el Stop-Motion está padre, aunque siendo honestos, el aspecto de la criatura es más cómico que aterrador.

    Al final de cuentas, creo que la única referencia directa que trata de recordarnos que esta película es la adaptación de un cómic de Marvel es un parlamento en el que Beverly dice: “I know you’re trapped in a world you never made…” (“Sé que estás atrapado en un mundo que tú no creaste…”) y eso es triste porque, en realidad, ésta fue la primera adaptación cinematográfica de un cómic de Marvel desde los seriales del Capitán América en la década de 1940, y fue la primera cinta de alto presupuesto ‒en su momento, fue la película más costosa producida por George Lucas con un presupuesto de 37 millones de dólares, superando a El regreso del Jedi, que costó 32 millones‒ de un cómic de la Casa de Spider-Man.

    Lo que también es triste es que pudo no haber sido una mala película. Willard Huyck y Gloria Katz, guionistas de la cinta, originalmente la concibieron como una película de dibujos animados. Cuando Universal Pictures tuvo la oportunidad de comprar el proyecto de la cinta, que sería producida por Lucas, no lo dudaron… después de todo, ya antes habían rechazado Star Wars (Lucas, 1977) y Cazadores del Arca Perdida (Spielberg, 1981), y no querían cometer el mismo error de nuevo. Pero sintieron que una película animada para adultos sería poco redituable, por lo que decidieron convertirla en un blockbuster veraniego para toda la familia ‒con escenas de patos erotizados‒, y anunciar con bombo y platillo que la había producido Lucas.

    El resultado se ve en pantalla.

    George Lucas es fanático de los cómics de Howard the Duck desde sus inicios a principios de los 70 y quería hacer una película basada en ellos desde la época de Locura de verano (Lucas, 1973). Cuando el éxito avasallador de la Trilogía Original de Star Wars le dio la oportunidad de, básicamente, hacer –casi– lo que se le pegara la gana en Hollywood, Lucas compró los derechos para Howard the Duck y levantó el proyecto en colaboración con sus guionistas de Locura de verano e Indiana Jones y el Templo de la Perdición (Spielberg, 1984), Gloria Katz y Willard Huyck. 

    Si uno usa un poco la imaginación, no es tan difícil darse cuenta de que la primera mitad de la cinta es el guión original para dibujos animados ‒inténtenlo y se imaginarán algo no muy diferente a algún segmento de Heavy Metal (Potterton y Halas, 1981)‒ y la segunda es el pegote que hizo Universal para convertirla en un melodrama familiar de acción/ciencia ficción/superhéroes. ¡Caray! La primera mitad funcionaría increíble como animación… ¡Hasta sería graciosa!

   Probablemente, Howard The Duck sea una de las peores películas que jamás se hayan producido; pero aún sigue siendo apta para consumo humano… con sus casi dos horas de duración. Es cansina, ridícula, y demasiado subida de tono para los niños, pero demasiado idiota para… quien sea. Ni siquiera se convirtió en una película de culto y no es de esas cintas que son tan malas que terminan siendo buenas, ésta es simplemente mala.

    Sin embargo, de todo este desastre pueden rescatarse dos cosas. La primera, la secuencia de la cacería del aeroplano en la que los stunts son muy buenos… y, por desgracia, dura demasiado. Y la segunda, las canciones rock/pop compuestas para el soundtrack por el músico británico Thomas Dolby, a quien quizá recuerden por su propuesta New Wave-Synthpop como solista y su éxito de 1982 She Blinded Me with Science. Dolby también fue el encargado de montar los números musicales en los que se tocaban sus canciones. Y, por cierto, Lea Thompson aprendió a tocar la guitarra y a cantar para dichas escenas.

    Al menos Howard fue reivindicado en la pantalla grande a través de su cameo en la escena post-créditos de Guardianes de la galaxia (Gunn, 2014), lo que desató el rumor de un reboot por parte de Marvel Studios. Sin embargo, Seth Green, quien hiciera la voz de Howard en Guardianes… ha desmentido los rumores y declaró que se trató simplemente de un chascarrillo por parte de la producción.

    Y después de que la viéramos queriendo echarse a su propio hijo en Volver al futuro y luego queriendo echarse a un pato extraterrestre en Howard…, uno empieza a pensar cosas chistosas sobre Lea Thompson… quien, por cierto, ha manifestado en su cuenta de Twitter su interés por dirigir un reboot de la cinta para Marvel.

PARA LA TRIVIA: Originalmente, George Lucas quería que Howard fuera el primer personaje completamente generado por computadora en la pantalla grande; pero la tecnología aún no estaba lo suficientemente avanzada para lograrlo. Decepcionado y en necesidad de re-capitalizar Lucasfilm, Ltd. después de que el merchandising de El regreso del Jedi pasara de moda y el fracaso en taquilla de Howard… negara la posibilidad de futuras regalías, Lucas decidió venderle Graphix Group, la división de Lucasfilm dedicada a los gráficos computarizados, a Steve Jobs, quien acababa de salir de Apple. Tras ser adquirida por Jobs, Graphix Group se convirtió en Pixar Studios.  

 

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