LA MÁSCARA
The Mask
Chuck Russell, 1994
En 1991 la editorial independiente Dark Horse Comics publicó la miniserie titulada The Mask, que seguía las aventuras de un antihéroe llamado Big Head, que anteriormente había aparecido en el número 10 del comic Dark Horse Presents (1987) con el nombre de Masque. El cómic, en un tono entre la comedia negra y el splatter, narra la historia de varios individuos –en el primer arco argumental se trata de Stanley Ipkiss y, tras el asesinato de éste a manos de su novia, el Tte. Kellaway– que entran en contacto con una misteriosa máscara de origen desconocido adquirida en una tienda de antigüedades –en el comic, la apariencia de ciha más cara está inspirada en la Máscara de Jade de Pakal–. La máscara otorga a su portador habilidades sobrehumanas que parecerían tomadas de los más alocados dibujos animados; pero también lo convierte en un asesino psicópata sediento de sangre y ambos personajes se convierten en vigilantes dispuestos a causar caos, destrucción y sangrientas matanzas para detener los actos que ellos, fundada o infundadamente, consideran injusticias.
Como puede advertirse, el tono del comic es muy diferente al de la película, además de que incluía cantidad de violencia gráfica. Su propuesta era un poco mostrar consecuencias reales de la violencia de los dibujos animados. En la peli, el personaje de Stanley Ipkiss es un perdedor torpe, adorable y soñador; mientras que, en el comic, Ipkiss es un perdedor resentido social que tiene una relación tóxica con su novia, es bastante vengativo –en un número asesina brutalmente a su maestra de primaria– y desarrolla ideas fascistoides después de obtener los poderes de la Máscara.
La idea original para la película era hacer una adaptación mucho más fiel al comic; pero la propuesta cambió cuando Jim Carrey confirmó su participación en el proyecto, pues los productores decidieron hacer de la película una plataforma para impulsar la carrera del actor en las comedias adolescentes.
De tal suerte, la película cuenta la historia del tímido Stanley Ipkiss (Jim Carrey), un atolondrado empleado bancario poco asertivo y bonachón, a quien todos usan como tapete. Cierta noche, Ipkiss encuentra una misteriosa máscara que, al ponérsela, le brinda poderes fantásticos parecidos a los de los personajes de los dibujos animados que tanto admira. Stanley usará dichos poderes para conquistar a la chica de sus sueños, la hermosa Tina Carlyle (Cameron Diaz en su debut cinematográfico luego de dejar el modelaje), y de paso lo pondrán en la mira de la policía y de la mafia local.
Por supuesto, gran parte del éxito de la película se debe a la interpretación de Jim Carrey, quien aceptó el papel porque le gustó el hecho de que, al igual que él, Stanley Ipkiss era un fan de los dibujos animados clásicos. El trabajo del comediante trasciende y puede verse su entrenamiento actoral, así como musical y dancístico.
Si uno ha leído el comic, pronto advertirá que sólo Carrey habría sido capaz de sacar ese personaje: el actor copia muchos de los gestos de su contraparte bidimensional, y utiliza el maquillaje prostético –que tomaba cuatro horas aplicar– completamente a su favor. De hecho, la dentadura prostética de la Máscara fue ideada para usarse sólo en las escenas en las que el personaje no tenía parlamentos, sin embargo, Carrey aprendió a hablar con ella para usarla el mayor tiempo posible en pantalla.
También fue un alivio inesperado para la producción el que muchas de las tomas que se había planeado resolver con efectos digitales pudieron ser interpretadas en vivo gracias a las pantomimas del canadiense. Tanto Carrey como Diaz hicieron sus propios bailes en la famosa secuencia del club Coco Bongo. Asimismo, fue el Carrey quien cantó y bailó en la escena en la que la policía está a punto de arrestar a la Máscara y éste se zafa con el número musical de Cuban Pete. Los productores odiaban dicha escena, pues decían que era innecesariamente larga y no aportaba nada a la trama; pero en las proyecciones de prueba al público le gustó tanto que decidieron dejarla en la peli.
Y qué bueno que redujeron el número de los efectos visuales en CGI, porque la verdad es que éstos han envejecido mal. En su época, estos efectos, producidos en su mayoría por Industrial Light & Magic, eran la punta de la tecnología, pero la verdad es que en nuestros días ya no se ven tan bien. Empero, esto para nada impide disfrutar de la película.
La cinta tiene dos secuencias que fueron eliminadas del corte final. La primera era un prólogo de lo más chafa en el que se veía a un grupo de vikingos deshacerse de la máscara maldita de Loki en una playa del Nuevo Mundo en un estilo que parece una mala copia de Monty Python. La segunda era la muerte de la reportera Peggy Brandt (la siempre genial Amy Yasbeck, a quien seguro recuerdan por películas como Mi pobre diablillo [Dugan, 1990], Las locas, locas aventuras de Robin Hood [Brooks, 1993] o Drácula: muerto pero feliz [Brooks, 1995]), quien es lanzada por Donovan Tyrell (Peter Green) a la imprenta de un periódico, misma que imprime la noticia de la muerte con su propia sangre. La oscura secuencia fue eliminada de la cinta para poder utilizar al personaje de Peggy en una posible secuela. Hasta principios de la década pasada, se sabía de la existencia de ambas escenas únicamente a través de la adaptación en comic publicada por Dark Horse; posteriormente, fueron incluidas como material extra en el DVD de la película.
Toda la estética de la película fue orientada hacia el Art Decó de los años 30 y 40, y el sounctrack está compuesto por música pop y house con una fuerte influencia del swing y el mambo. A mediados de la década de los 90 en EE.UU. la música swing y los clubes que la tocaban volvieron a ponerse de moda, creando toda una subcultura –que permanece hasta nuestros días– y esta cinta logró sacar partido de ella. El sounctrack incluye temas de Xscape, Tony! Toni! Toné!, Vanessa Williams y Royal Crown Revue.
A pesar de que la edición se nota un tanto atropellada en varios cortes duros, la narrativa de la película es interesante y conforma un relato dinámico que nunca deja caer el ritmo. La historia se cuenta bien y en ningún momento se vuelve aburrida.
La fotografía también es interesante y está llena de esas tomas doraditas que son tan características de las películas de los 90, así como llamativos claroscuros en las secuencias de Dorian Tyrell. Hay además muchas escenas, particularmente nocturnas, en las que la iluminación se vuelve casi expresionista con el uso de colores y sombras caprichosas.
A pesar de que la película se aleja mucho de la fuente original que adapta, se trata de una gran cinta que se convirtió en un referente obligado en la cultura pop de la década de 1990, lanzó a Jim Carrey al estrellato y presentó a Cameron Diaz al mundo. Casi inmediatamente, los productores comenzaron a planear una secuela; pero ésta se pospuso debido a la rotunda negativa de Carrey de volver a interpretar al personaje. La infame secuela, La Máscara 2: el hijo de la Máscara (Guterman, 2005), llegaría más de diez años después, ya sin Carrey, y no sólo fue un estrepitoso fracaso de taquilla (en su fin de semana de estreno tan sólo recaudó 7.7 millones de dólares de los 84 que costó), sino que es considerada una de las peores comedias de la historia.
El legado de la cinta incluye además una serie de dibujos animados y un videojuego alusivo a ésta para Super Nintendo, bastante decentes los dos, en los que se combinan elementos de la película con algunos del comic. Está además el cortometraje Revenge of the Mask (Kawas, 2018), que es una adaptación muchísimo más apegada al comic.
Personalmente, amo esta cinta.
Por cierto, me ataqué de risa ante la indignación popular en contra de Mike Richardson, co-creador del personaje, cuando declaró que le gustaría hacer un reboot cinematográfico del personaje en el que la Máscara fuera mujer. Y me ataqué de risa porque esa posibilidad se planteó en el comic desde un inicio. Por breves momentos, Kathy, la novia de Stanley Ipkiss, usa la Máscara y lo asesina de un disparo en la espalda para quitarle el objeto mágico.
PARA LA TRIVIA: El traje amarillo de pachuco usado por la Máscara está inspirado en un traje que le confeccionó la mamá de Jim Carrey a éste cuando se iniciaba en el Stand-Up a principios de los 80.
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