BATMAN REGRESA. Mi película favorita del Hombre Murciélago cumple 30 años.

BATMAN REGRESA

Batman Returns

Tim Burton, 1992

Recuerdo muy bien el enorme éxito de la primera adaptación fílmica del Hombre Murciélago. En gran medida, puede entenderse como un antecedente del boom de películas de superhéroes que vivimos actualmente. También recuerdo que fue muy criticado el que la película prácticamente mandaba a la goma el tono camp de la serie de TV de los 60 que, si bien es repudiada por muchos, fue el medio a través del cual Batman se convirtió en parte de la cultura popular.

     Así pues, esta segunda entrada en la saga cinematográfica del Caballero Oscuro es, en mi opinión, el intento mejor logrado de mezclar el tono oscuro y la atmósfera noir de los cómics originales de Batman con el tono camp e infantiloide de la serie de TV en la pantalla grande. Y de ahí que uno de los villanos de la cinta tenga un ejército de pingüinos equipados con lanzamisiles a control remoto, esbirros disfrazados de payasos, un paraguas-ametralladora o un vehículo con forma de patito de hule gigante. También, aunque es menos notorio, la cinta tiene bastante influencia del serial cinematográfico Batman & Robin (Bennett) de 1949.

    La temporada navideña llega a Gotham City y el ambicioso empresario Max Shreck (una obvia referencia a Nosferatu, interpretado por Christopher Walken) trata de manipular al alcalde para que apruebe la construcción de una planta energética que le traerá enormes beneficios a su empresa. Ante la negativa del alcalde, Shreck saca de las sombras a una leyenda urbana: un fenómeno de circo psicótico conocido como el Pingüino (Danny DeVito en el papel que nació para interpretar) quien, como líder de la banda criminal del Circo del Triángulo Rojo aterroriza Gotham en una campaña de desprestigio contra el alcalde. La secretaria de Shreck, la nerda y perdedora Selina Kyle (Michelle Pfeiffer en su mejor momento) descubre los planes de su patrón, por lo que éste la asesina. Con lo que no contaba Shreck era con que Kyle sería inexplicablemente (y de verdad quiero decir inexplicablemente) resucitada por gatos callejeros para convertirse en la vengativa y letal Gatúbela (así le decíamos a Catwoman). Ahora, sólo Batman (regresa Michael Keaton en uno de los casts más controvertidos dela historia) podrá salvar a Gotham City de este caos argumental.

    Si leen la sinopsis anterior con un ojo crítico, notarán que algo falta… ¡Acertaron! Sólo Burton con su habilidad narrativa de niño de cuatro años sería capaz de dirigir una película de Batman en la que sale sobrando Batman. Claro que también se necesita el genio de Burton para hacerla funcionar.

    Como resultado de dicha narrativa, el ritmo de la cinta es frenético. Todo el tiempo están sucediendo cosas en la pantalla, todo el tiempo está pasando algo y da la impresión, quizá bien fundada, de que si uno despega la vista de la pantalla por un par de minutos se perderá de algo. Aun así, el guión llega a ser flojo en algunas partes.

    Los personajes son muy interesantes. Cómo Burton toma a dos de los villanos más populares del Hombre Murciélago y los transforma en su propia fauna es digno de mención. Además, hay un factor nuevo que no había aparecido en la cinta anterior: el de la identificación. Batman se siente identificado con sus enemigos, lo cual le hace más difícil vencerlos. Por un lado, se identifica con Gatúbela en cuanto a que ambos necesitan usar máscaras para llevar a cabo sus respectivas venganzas y con el Pingüino, en cuanto a que viene de una familia acaudalada y tuvo que crecer sin sus padres. De hecho, me parece que en esta peli Batman ve al Pingüino como un alter ego, como el Batman que no fue. Esta idea sería retomada décadas después por videojuegos y comics del Detective Más Grande del Mundo.

    Los tres personajes son inadaptados sociales que rayan en lo psicopático. Más aún que en la cinta anterior, Bruce Wayne es presentado como una persona disfuncional en sociedad, por no mencionar que es completamente incompetente en una relación romántica. El Pingüino es una criatura deforme, cruel y salaz cuya lascivia lo vuelve fácilmente manipulable, y Selina Kyle es una mujer subyugada que vive con miedo de alzar la voz más allá de un susurro.

    En esta ocasión, las caracterizaciones mandan a la goma el realismo ‒sólo hay que ver la peluca y las cejas “encanecidas” de Walken‒ y son completamente expresionistas. Llama sobre todo la atención el maquillaje del Pingüino, cuyo diseño es una referencia clara al Dr. Caligari. Este maquillaje fue creación del Stan Winston Studio, cuya tarea fue la de crear un aspecto para el personaje que fuera exagerado y burtoniano, pero sin ocultar del todo las facciones de De Vito.

    John Rosengrant y Crash McCreery, artistas del SWS, fueron los encargados de diseñar el aspecto del personaje, partiendo de lifecasts de la cara del actor. Originalmente, sólo habían diseñado narices puntiagudas; pero Stan Winston no estaba convencido, por lo que decidió modelar un nuevo rostro para el Pingüino él mismo. Winston se inspiró en un diseño previo que hiciera para la película El Mago (Lumet, 1978). El prostético final que usaba De Vito le cubría la frente nariz y labio superior, además de que se complementaba con un prostético dental con dientes chuecos y afilados. Este maquillaje era aplicado en el set por la maquillista colaboradora frecuente de Burton, Ve Neill (Duncan, 186). 

    Por supuesto, la caracterización no estaría completa sin la actuación, que es lo que le da sustento. Al respecto de la interpretación de Danny De Vito, Burton (citado en 187) declara:

“Nadie le hablaba a Danny en el set porque asustaba a todos. […] No sé si ése era su modo usual de trabajar, pero había un punto en el que sólo hacía clic y se convertía por completo en este personaje que era completamente antisocial, que había estado fuera del circuito por un poco demasiado tiempo. Danny estaba al 100 en la transformación. Con el maquillaje y todo lo demás era una creación completa”.

    De hecho, cuando De Vito asistió a las sesiones para grabar diálogos adicionales, insistió en usar el maquillaje completo del Pingüino para ayudarlo a entrar en personaje.

    También fueron los artistas del SWS los encargados de crear al ejército de pingüinos que acompañaría al Pingüino a la batalla. Para la cinta se construyeron 30 títeres controlados por cables con picos y ojos animatrónicos. Para los pingüinos emperador, Winston y sus artistas construyeron trajes animatrónicos que serían usados por actores con enanismo. Estas botargas tenían cabezas animatrónicas con alrededor de 200 piezas móviles, mismas que fueron las primeras en ser diseñadas de manera completamente digital por el estudio (187).

    Aunque siempre me pregunté ¿Por qué aún hay animales en el zoológico abandonado?

    El zoológico, así como otras tantas locaciones de Gotham City fueron creados gracias a la magia de las maquetas, a la que tan afecto era Burton. Y aunque algunas tomas de establecimiento sí se ven muy de estudio, en general Gotham City luce bien y con la Gotham Plaza, que es una referencia obvia al Centro Rockefeller de Nueva York, se ve aún más metropolitana.

    Mucho debate ha habido en torno a cuál película es más oscura, si ésta o la primera. Personalmente, creo que la primera es más oscura en cuanto a la temática; mientras que en esta segunda parte la fotografía es más oscura. Esta propuesta estética sería retomada por la serie de TV Batman, la serie animada (1992-1995) y sería conocida cariñosamente como Dark Decó.

    Batman regresa es una gran película y durante mucho tiempo fue considerado el epítome de las películas de superhéroes… aunque en realidad es bastante trágica y se toma bastantes licencias con los personajes y la historia, y entre ella y la primera no creo que pueda escoger una favorita. Es mucho mejor si uno obvia huecos argumentales como la ya mencionada resurrección de Selina Kyle, la pistola que aparece mágicamente en el fondo del estanque de los pingüinos, que la sangre del Pingüino es verde, o que la banda del Circo del Triángulo Rojo posea los conocimientos y las herramientas para armar y desarmar el Batimóvil… y si uno ignora que en la escena en la que visita el cementerio, el Pingüino patea una lápida y ésta se tambalea porque seguramente la hicieron de espuma de poliuretano.

    Pero es que también hay escenas memorables como el baile de máscaras ‒porque no puede ser una película de Batman si no hay una escena de una fiesta, ¿cierto?‒ en la que ocurre la anagnórisis de Kyle y Wayne al ritmo del tema musical Face To Face, de Siouxie and the Banshees, o aquélla en la que Gatúbela se come un canario ‒por cierto Pfeiffer, por pura improvisación, sí se metió un ave en la boca durante la filmación de la escena‒, o frases memorables como “El muérdago puede ser mortal si los comes. / pero un beso puede ser más mortal si viene del corazón.” O el Pingüino gritando enloquecido “¡No soy un ser humano! ¡Soy un animal!” en una parodia de El hombre elefante (Lynch, 1980).

    No sé si ésta sea la mejor película de Batman, de hecho, estoy casi seguro de que no; pero sin lugar a dudas, es mi favorita. La película fue un evento muy importante en mi infancia… si alguno de ustedes vivió el verano de 1992, recordará que uno no podía voltear a ningún lado sin encontrarse alguna imagen alusiva a la película.

    Nostalgia aparte, ahora que veo la película como adulto puedo decir que me encantan su tono y su estética. Creo que se ve muy bien y me gusta ese tonito kinky que nace de la tensión sexual ocasionada por Gatúbela; además de que, en general, es una especie de cuento navideño para niños depresivos.

    Además, es uno de esos clásicos navideños que pueden disfrutarse con la familia en las fiestas decembrinas. Eso sí, en esta cinta, la Navidad aparece como la materialización del espíritu consumista y el ansia de poder.

PARA LA TRIVIA: Gotham City fue creada con enormes sets que se construyeron para ser móviles e intercambiables. Durante la producción de la cinta, alrededor del 50% del espacio en el lote de Warner Bros. estaba ocupado por los sets de Batman regresa. Puesto que eran móviles, los sets con frecuencia eran reacomodados, por lo que Michelle Pfeiffer recuerda perderse con frecuencia en el camino entre el departamento de vestuario y el set.

BIBLIOGRAFÍA

Duncan, J. (2006) The Winston Effect: The Art and History of Stan Winston Studio. Titan Books, London.

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ESCUADRÓN ANTI-MONSTRUOS. La película de culto que casi le cuesta la carrera a su director.

ESCUADRÓN ANTI-MONSTRUOS

Monster Squad

Fred Dekker, 1987

Fue en 1943 cuando un Larry Talbot (Lon Chaney Jr.) recién despertado del coma liberó a la Creatura de Frankenstein (Bela Lugosi) de un bloque de hielo y, al no tener nada mejor que hacer, ambos monstruos batallaron hasta un clímax catastrófico en Frankenstein contra el Hombre-Lobo (Neill, 1943). Desde entonces, pareció que el destino de los Monstruos clásicos era encontrarse, ya fuera como enemigos o como aliados, en cintas como La guarida de Frankenstein (Kenton, 1944) o La mansión de Drácula (Kenton, 1945), la cómica Abbott y Costello contra los fantasmas (Barton, 1948), la apócrifa Drácula vs Frankenstein (Adamson, 1941) o nuestras queridas bastardizaciones nacionales El castillo de los monstruos (Soler, 1958) ‒siendo honesto, ésa sí me gusta mucho‒, Santo el enmascarado de plata y Blue Demon contra los monstruos  (Martìnez Solares, 1970) o Capulina contra los monstruos (Morayta, 1974).

    En 1987, el director de la genial película tributo a las cintas de Serie B El terror llama a su puerta (1986), Fred Dekker, decidió realizar un ambicioso guión que había escrito años atrás; pero para el que no había conseguido financiamiento. Tras la popularidad de El terror llama a su puerta, Dekker pudo más fácilmente conseguir quien produjera su película: una cinta familiar en la que un grupo de preadolescentes se enfrenta a los Monstruos clásicos. Lo que Dekker no pudo conseguir fueron los derechos para utilizar los diseños de los Monstruos que Jack Pierce creara para Universal Pictures cinco décadas atrás.

    En el que probablemente sea uno de los prólogos más costosos en la historia del cine ‒y si se hubiese filmado como estaba en el guión habría costado más que toda la película‒, la película cuenta cómo el Dr. Abraham Van Helsing (Jack Willim), un siglo atrás, intentó usar un amuleto mágico para enviar a su enemigo Drácula (Duncan Regehr) y su séquito de monstruos al Limbo. Por desgracia, Van Helsing fracasó y sus discípulos emigraron a los EE.UU. para esconder el amuleto. En la época actual, Drácula y sus esbirros viajan al pueblo de Baton Rouge, Louisiana, para destruir el amuleto. Pero no contaban con Sean Crenshaw (Andre Gower), quien posee el diario de Van Helsing, su hermanita Phoebe (Ashley Bank) y sus amigos amantes de las películas clásicas de Monstruos, quienes saben justo cómo detener a los invasores.

    Pues no, el argumento no es lo que podría decirse sobresaliente. El guión está bien escrito, a secas; pero está lleno de huecos y salidas fáciles. Y aun así, la película funciona maravillosamente.

    El sencillo guión de Fred Dekker y Shane Black ‒el guionista-actor a quien seguro recuerdan por su papel de Hawkins en Depredador (McTiernan, 1987)‒ tiene montones de frases ingeniosas ‒”Wolf-Man’s got nards!” (“¡El Hombre-Lobo tiene bolas!”)‒ y jocosas referencias a películas de monstruos. Dekker era fan de las películas clásicas de monstruos de Universal y de los seriales de La pandilla , por lo que decidió mezclarlos para crear esta película[1].

   Empero, el verdadero núcleo de la película es el mensaje de que la amistad trasciende a pesar de nuestras diferencias ‒el chavo rudo se alía con los nerds, el niño gordo recupera su dignidad por mano propia y, claro está, la Creatura de Frankenstein trabando una entrañable amistad con una niña de preprimaria‒. También hay por ahí un par de comentarios sobre los monstruos del mundo real que le dan a la película otro nivel de profundidad completamente nuevo.

    Las actuaciones son bastante decentes; digo, no son particularmente buenas, pero no dejan qué desear, y lo que sí es sobresaliente es ver a tantos niños carismáticos juntos en pantalla ‒digo en Parque Jurásico (Spielberg, 1993) no pudieron juntar a dos‒. Los adultos también hacen un trabajo bastante competente, sobre todo Noonan como la Creatura de Frankenstein y Regehr, como el Rey de los Vampiros.

    Según lo ha referido en entrevistas[2], Regehr interpretó a Drácula como si fuera el supervillano de algún cómic y sí lograba darle miedo a los niños. Del mismo modo, Noonan no interactuaría nunca con los chicos si no estaba completamente caracterizado, además de que disfrutaría de jugarle bromas pesadas a Stan Winston con el maquillaje puesto.

    La fotografía es muy buena y muy propositiva. Bradford May, director de foto, tuvo desde el principio el cometido de hacer que todo se viera lo más real posible. Del mismo modo, sabía que era una cinta para niños; pero no por eso dejó de darle una atmósfera oscura y tenebrosa. Finalmente, la propuesta de May en la pantalla es la de una película oscura pero con colores sólidos y brillantes, muy en el estilo de otras películas de la época, que se ve genial.

    Por supuesto, las estrellas del show son los monstruos. Según Shane Mahan, artista del Stan Winston Studio que estuvo liderando el proyecto de Escuadrón Anti-Monstruos, “El reto era sugerir estas criaturas clásicas sin copiarlas realmente”[3]. Según parece, ni Antonio Espino “Clavillazo”, ni Xavier López “Chabelo”, ni Santo tuvieron que preocuparse por eso alguna vez. Lo que sí es que las criaturas de Monster Squad, a diferencia de las Hechas en México, prácticamente no han envejecido en tres décadas.

    El diseño de los monstruos estuvo a cargo del mismo Stan Winston, quien tuvo que delegar la confección de los mismos a los artistas del estudio, pues se encontraban saturados de trabajo. Mientras el SWS trabajaba en Escuadrón Anti-Monstruos, Winston estaba enfocado en el diseño y pre-porducción de la película que sería su debut como director, la ahora clásica Pumpkinhead (1988), y una pequeña porción del equipo trabajaba en un bomberazo en el que nadie creía llamado Depredador.

    Aunque un poco decepcionados por no poder utilizar los diseños originales de Pierce, los artistas del Stan Winston Studio no sólo crearon personajes carismáticos en pantalla; sino que lograron implementar en ellos nuevas tecnologías del puppeteering que reducían considerablemente el número de titiriteros que eran necesarios para dar vida a cada una de las criaturas. Esta cinta, además, marcó el debut del artista Tom Woodruff Jr.[4], quien pasara por muchas dificultades y sufrimientos al encarnar a la criatura acuática conocida como Gillman, como actor de creaturas. Además, la versión de esta peli de la Momia (Michael MacCay) es mi favorita de todas.

    Fred Dekker reconoce que Escuadrón Anti-Monstruos es su mejor película; pero también reconoce que fue la película que acabó con su carrera. La cinta costó cerca de 12 millones de dólares, pero en taquilla no recaudó ni 4 millones en su breve corrida de tres semanas. Casi un lustro después, Dekker tuvo una nueva oportunidad de recuperar su carrera de director… por desgracia el proyecto que encabezó fue RoboCop 3 (1993) y, bueno, ya todos sabemos cómo terminó eso.

    Diversos factores se conjuntaron para que la película fracasara en taquilla. Algunos involucrados en la peli culpan a una campaña de mercadeo mal dirigida, otros culpan a la falta de los diseños originales de los monstruos. Sin embargo, el fondo del asunto fue que la cinta estaba dirigida a un público muy reducido. Los niños no la vieron porque los padres creyeron que la película era inapropiada para ellos, y los adolescentes y adultos tampoco la vieron porque creyeron que era una película para niños. Según lo refiere Tom Noonan[5], a él mismo le costó mucho trabajo conseguir una copia en VHS para que sus hijos la vieran. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, de forma inesperada para sus realizadores, Escuadrón Anti-Monstruos se ha convertido en una película de culto cuya nutrida legión de fanáticos ha surgido de la TV por cable y los videoclubes. Yo me enteré de su existencia gracias al libro de Stan Winston y ahora me cuento entre los fans.

PARA LA TRIVIA: Dustin Diamond, quien interpretara a Screech en Salvados por la campana (1989-1993), tenía una breve aparición en la cinta; pero ésta fue eliminada junto con otros 13 minutos de película porque los ejecutivos de HBO no querían que la peli durara más de 90 minutos. Del mismo modo, Liam Neeson, quien originalmente fue considerado para el papel de Drácula, fue contratado y de hecho se le pagó para aparecer en una secuencia que nunca se filmó.

Drácula

Frankenstein

La momia

El hombre invisible

La novia de Frankenstein

El hombre lobo

El Fantasma de la Ópera

El monstruo de la Laguna Negra

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[1] Según lo declara en la entrevista que dio para el especial Monster Squad Forever! (Felsher, 2007), incluido dentro del material extra de la edición de 20 aniversario en DVD.

[2] Ídem.

[3] MAHAN, Shane, citado en Duncan, Jody The Winston Effect: The Art and History of Stan Winston Studio, Titan Books, Londres, 2006. P.98. La traducción es mía.

[4] A partir de Alien 3 (Fincher, 1992) y hasta Alien vs Depredador 2 (Hnos. Strause, 2007), Woodruff sería el actor dentro de los trajes de xenomorfo en la saga Alien.

[5] FELSHER, ídem.