GODZILLA II: EL REY DE LOS MONSTRUOS
Godzilla: King of Monsters
Michael Dougherty, 2019
Recuerdo que la película anterior de Godzilla me gustó. Recuerdo que me pareció que le faltaba más Godzilla; pero en general eso se compensaba con un drama humano moderadamente interesante y que, sobre todo, tendía la línea para lo que vendría después. Tenía confianza en que la siguiente película corregiría los fallos de la versión de Gareth Edwards. Después vino Kong: la Isla Calavera (Vogt-Roberts, 2017), cuya escena post-créditos revelaba que Kong no estaría sólo, sino que formaría parte del universo de kaijus del que Godzilla era parte. Por supuesto, lo primero que me vino a la mente fue un remake de la espantosa King Kong vs Godzilla (Honda, 1962). Empero, antes de llegar a tal contienda fílmica, Warner Bros. decide preparar el terreno con esta secuela que resulta ser una de las películas más decepcionantes que he visto en los últimos años.
La historia sucede 5 años después de la película anterior, cuando la Dra. Emma Russell (Vera Farmiga), quien ha diseñado un aparato que puede medio controlar a los kaijus –aquí llamados “Titanes”–, y su hija, Madison (Milie Bobby Brown, en su debut en la pantalla grande), son secuestradas por un comando ecoterrorista con un plan siniestro: liberar a los titanes alrededor del mundo para restaurar el equilibrio original del planeta. Cuando Mark Russell (Kyle Chandler, quien curiosamente también estuvo en King Kong de Peter Jackson [2005]), exesposo de Emma, intenta rescatar a su familia, descubre que quizá nuestra única salvación es precisamente nuestro mayor amenaza: Godzilla… a quien nadie ha visto por cinco años.
El de Godzilla es uno de los cánones más revueltos de la cinematografía. Con viajes en el tiempo, invasiones alienígenas y errores de continuidad, la franquicia desarrolló cuatro líneas temporales diferentes –seis, si se toman en cuenta las películas americanas– que se intersectan, se superponen y se contradicen simultáneamente. Esta nueva saga constituiría una quinta –o séptima– línea temporal, producida en EE.UU. y sin relación con las otras. Si ustedes creían que el canon del Universo Marvel era confuso, intenten con el de Toho, en el que hasta el monstruo de Frankenstein quedó incluido…
Por supuesto, nadie va a ver una película de Godzilla esperando Shakespeare. Lo que es más, la gran mayoría de las películas de Godzilla pueden catalogarse en la sección de “Malas” o “Chafas”, así que mis expectativas eran bajas, pensando que, mientras la cinta entretuviera, estaría bien. Pero ni siquiera eso pudo hacer…
Uno de los puntos más flacos de la película es, sin duda, su guión. Está tan atiborrado de clichés y lugares comunes que cuando los predecibles giros de tuerca llegan, hasta parecen brillantes. Pero no lo son, en especial si uno ha visto otras pelis del Universo Cinematográfico Toho. Como sea, los diálogos son acartonados, el argumento es poco interesante y, en general, trataron de llenar los huecos de la película con un drama humano que no podría ser más predecible o soso. La película trata de abarcar demasiado y, en su empeño, aprieta poco.
Creo que eso fue lo que realmente me molestó de la película. De verdad, uno no espera un buen guión o historias profundas en una película de éstas… digo, se agradece, pero no es lo que uno está buscando necesariamente en el cine de kaijus. Con la tecnología actual sería muy fácil crear impresionantes y sobrecogedoras batallas de monstruos gigantes destruyendo todo a su paso… y, sin embargo, en esta película deciden no hacerlo. Prefieren centrar el foco de atención en el conflicto humano superfluo que ni está bien escrito, ni está bien interpretado y está dirigido con las patas. Más de una vez me pasó que simplemente quería que los actores se quitaran del primer plano y me dejaran ver la pelea de kaijus en el fondo. Esta porfía de la peli llega al punto el ridículo cuando, durante la batalla final entre Godzilla y King Ghidorah, la cinta prefiere mostrarnos la búsqueda de Madison entre los escombros de Boston.
De tal suerte, en la misma película tenemos a cuatro de los kaijus más representativos del Universo Toho: Godzilla, King Ghidorah, Mothra y Rodan –quien ahora es mexicano en una bonita escena filmada en la Plaza de Santo Domingo… Centro Histórico de la Ciudad de México, República de Brasil esquina con República de Venezuela, ahí a una cuadra de donde voy a comprar la fayuca–; y por otro lado, tenemos a actores del calibre de Charles Dance, Vera Farmiga, Ken Watanabe, Millie Bobby Brown o Elisa Esposito completamente desperdiciados. Los monstruos apenas si son tomados en cuenta y sus contrapartes humanas hacen un trabajo mediocre con un guión al que cuesta trabajo sacarle carnita.
Y bueno, los kaijus tampoco se ven bien todo el tiempo… la verdad es que hay secuencias que se notan mucho mejor trabajadas que otras; pero, durante la mayor parte de la peli son simplemente una masa de pixeles moviéndose torpemente de un lado a otro en medio de nubes y volutas de humo demasiado densas para poder ver nada. Quizá el diseño de Mothra era elegante, quizá el de Rodan era aterrador, la verdad es que poco puede sacarse en claro de lo que vemos en pantalla… ¡Chale! Creo que se veían más realistas cuando eran botargas.
En cuanto los monstruos hicieron sus primeras apariciones en pantalla, me emocioné. De verdad, siendo un fan de Godzilla por tanto tiempo, creo que hasta aplaudí cuando Mothra salió de su crisálida… y fue tan triste esperar y esperar y esperar durante toda la película a que hicieran algo interesante.
Anécdota curiosa: Mothra y Rodan originalmente fueron protagonistas de sus propias películas; pero pronto Toho los integró dentro de su Universo Cinematográfico cuyo hilo conductor gira en torno a Godzilla. Y, de hecho, a Mothra le debemos el haber establecido a los kaijus como héroes, en vez de sólo ser fuerzas destructoras.
Creo que ya me he quejado suficiente. Si bien me pareció bastante mala, la película no está exenta de lo que me creo que es un gran acierto: la música. Las aburridas batallas de monstruos gigantes se vuelven soportables gracias a la música de Bear McCreary, que retoma los temas originales de las películas clásicas con interesantes variaciones. De estos sobresalen el de Godzilla, de Akira Ifukube, y el de Mothra, de Yuji Koseki –el cual, por cierto, siempre me ha encantado–.
En conclusión, puedo decir que Godzilla II: el Rey de los Monstruos me ha decepcionado profundamente. La verdad es que incluso me pareció desesperante por momentos. La batalla final la sentí como esas veces en las que vas a un parque de diversiones, haces una fila de dos horas para subirte a un juego y, al final, ni siquiera era tan bueno. No, no esperaba un buen guión ni buenas actuaciones, pero entonces no debieron darle tanto peso a esos elementos en la cinta. A final de cuentas, creo que la peli, con sus dos horas y diez minutos de duración, falla en el objetivo primordial de una película de acción: entretener, al mismo tiempo que en el de una película de kaijus: mostrar batallas interesantes entre estos colosos.
Sea como fuere, la película ha sido un trancazo en la taquilla estadounidense y alrededor del mundo… aún no recupera su presupuesto de 200 millones de dólares; pero indudablemente lo hará en el transcurso de la semana y las secuelas están aseguradas. El próximo año veremos en la pantalla grande el prometido enfrentamiento entre Godzilla y Kong que podría o no terminar con la trilogía. ¿Cuántas películas más faltarán después del culminante duelo de titanes? ¿Qué otros kaijus serán revitalizados? Pero, sobre todo… ¿Valdrá le pena?
Por cierto, mi kaiju favorito del Universo Toho es Biollante porque… porque pues no mamen, es una rosa mutante que escupe ácido.
PARA LA TRIVIA: Los kaijus que aparecen en esta cinta son los mismos que aparecieran en la original Ghidorah: el monstruo de tres cabezas (Honda, 1964), uno de los crossovers clásicos de Toho.
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