LA HISTORIA SIN FIN
Cuyo título original es Die unendliche Geschichte, pero que fue comercializada internacionalmente con su título en inglés, The Neverending Story.
Wolfgang Petersen, 1984
Existen dos cortes de esta película: el corte internacional y el corte original alemán. Hay una disimilitud de 8 minutos en la duración de ambas versiones; pero en realidad no hay diferencias significativas, excepto por los créditos iniciales y la música sinfónica que originalmente fue compuesta por Klaus Doldinger y sustituida por la música synthpop compuesta por Giorgio Moroder en la versión internacional. La diferencia de duración se debe a que, si bien no se quitaron escenas, la mayoría de ellas fue recortada para darle un ritmo más acelerado a la peli. Asimismo, algunas transiciones entre secuencias son diferentes y, bueno, todos los textos que aparecen en la película están en alemán en la original.
Cuando estaba en el kínder, con la ayuda de mis papás leí Las aventuras de Tom Sawyer y El principito; pero la primera novela que leí yo solo fue La historia interminable, de Michael Ende, cuando tenía ocho o nueve años. Mi abuela me la prestó. Para aquel momento, yo ya había visto las –en aquel entonces– dos películas de La historia sin fin; pero no tuve ningún problema en entender ambas versiones de la misma historia como una especie de universos alternos. Aún ahora, cuando considero que la primera película no le hace justicia al texto de Ende ni por asomo, me paree que se trata de una gran película y no tengo empacho en añadirla a mi lista de películas generacionales.
Por cierto, si pueden ver esta película en Blu-Ray, por favor, háganlo. Además de la remasterización en Full HD, le hicieron corrección de color, tiene una mezcla de audio totalmente nueva en 5.1 canales y retocaron todos los efectos visuales, haciendo que se vea verdaderamente espectacular.
La película cuenta la historia de Bastian (Barret Oliver), un niño nerdoso y bulleado aficionado a los libros. Cierto día, tratando de escapar de los bravucones que siempre lo molestan de camino a la escuela, Bastian se refugia en la librería de libros antiguos del señor Koreander (Thomas Hill). De ella, Bastian toma un misterioso libro titulado La historia sin fin. Al leerlo, el chico se entera de la aventura de Atreyu (Noah Hathaway, a quien quizá no recuerden por su interpretación del Harry Potter original en Troll [Buechler, 1986]), un niño guerrero que es encomendado con la tarea de buscar la cura para salvar a la Niña Emperatriz del reino de Fantasía, pues de ello depende detener el ataque de la Nada, un vacío total que está destruyendo Fantasía poco a poco. Pero ¿es la historia de Atreyu sólo ficción? Bastian descubrirá con asombro los misteriosos poderes del libro.
Esta película es, en realidad, una alemana. Me refiero a que, en un caso similar al de El quinto elemento (Besson, 1997), La historia sin fin fue filmada y producida en Alemania –excepto por las escenas en el mundo real, que se filmaron en Vancouver, Canadá– con inversión y actores estadounidenses y en inglés, para que fuera más fácil distribuirla de manera internacional.
Con un presupuesto de alrededor de 27 millones de dólares, lo que la convirtió en la película más costosa jamás filmada en Alemania en su momento, la producción de esta cinta está súper cuidada. Los efectos visuales eran de lo mejor para su época, el maquillaje y las criaturas son espectaculares –aún en el Blu-Ray se ven incluso mejor que los de algunas producciones actuales–, y los sets están tan bien construidos y tan cuidadosamente iluminados y fotografiados que difícilmente uno nota que son sets. Muchas de las locaciones de la peli fueron creadas mezclando impresionantes sets, maquetas y pintura mate.
Con todo, dos escenas del libro que se habían incluido en el guión no pudieron ser filmadas, pues los efectos especiales de la época no bastaron para crearlas de forma convincente. La primera era la escena en la que Atreyu rescata a Falkor (voz de Alan Oppenheimer) de Ygramul, el Múltiple, una araña gigante cuyo cuerpo está formado por avispas. La otra sucedía casi al final de la película, cuando Atreyu se ve atrapado en la lucha entre los Cuatro Vientos.
Quizá los únicos que no se ven tan bien son G’Mork (también con voz de Oppenheimer) y el lipsync de Falkor, que la neta sí se ve chafón… por cierto, ¿por qué cambiaron el nombre de Fujur por el de Falkor?
¿Y cómo olvidar la escena de la muerte de Artax que a tantos niños traumó en esa época? Una leyenda urbana decía que el caballo se les había muerto de verdad durante la filmación; sin embargo, esto es falso. El equino no sólo sobrevivió a la filmación, sino que, al terminar ésta, la producción se lo regaló al actor Noah Hathaway, quien se había encariñado con él. Por desgracia, los costos de llevar al animal de regreso a EE.UU. eran tan altos que Hathaway tuvo que devolverlo.
El que sí estuvo a punto de morir durante la filmación de la escena de los Pantanos de la Tristeza fue el propio Hathaway, quien sufrió un accidente en el que la plataforma hidráulica que debía elevarlo sobre el lodo se atascó en su zapato, arrastrándolo al fondo del tanque hasta casi ahogarlo. Para cuando el crew rescató al actor, éste ya había perdido el conocimiento. Otro incidente se suscitó durante la filmación de la escena de la pelea con G’Mork, cuando el robot fue lanzado contra Hathaway con demasiada fuerza, golpeándolo en la cara y casi sacándole un ojo. El rodaje continuó; pero tuvo que sr detenido pues el animatrónico era demasiado pesado y estaba aplastando a Hathaway debajo de él.
En general, las actuaciones están bastante bien. Digo, pareciera que cuesta trabajo encontrar niños que no sean odiosos en pantalla y todos los que aparecen en esta película son bastante competentes.
El guión también es bastante bueno y, si bien no termina de hacerle justicia a la obra de Ende, sí logra desarrollar personajes complejos y entrañables, así como mantener el tono oscuro –¿Se acuerdan cuando la gente de las películas tenía sangre? ¡Y eso que era peli familiar!–, denso e incluso un tanto nihilista del relato original, además de que también logra transmitir un poco del discurso anticapitalista de la novela. A pesar de todo, el guión no está exento de ciertas inconsistencias que no afectan para nada el disfrute de la cinta.
Quien no pareció disfrutar mucho la película fue a Michael Ende, quien quedó muy a disgusto con cómo habían adaptado su texto a la pantalla; tanto, que pidió a los realizadores que quitaran su nombre de la película. Cuando ellos se negaron por razones legales, Ende entonces pidió que cambiaran el título de la cinta, petición que también fue rechazada. Finalmente, el escritor demandó a la compañía productora y perdió. Por esta razón, el nombre de Ende no aparece sino hasta el final de los créditos.
La fotografía es genial y presenta a Fantasía como un lugar vasto, lleno de texturas y claroscuros; además de que hace un buen trabajo al integrar todos los elementos visuales de la cinta: los sets con las pinturas mate, con los efectos visuales, con las botargas y los puppets y la superposición de imágenes. Y el resultado final se ve genial.
Por supuesto, uno de los elementos más sobresalientes de esta película es el tema musical Neverending Story, con el que ahora se soltó el mame por la serie de Netflix Stranger Things (2016-). Sin embargo, el tema interpretado por el cantante británico Limahl no siempre fue popular. De hecho, en la versión alemana de la película, la canción ni siquiera aparece. Al momento del estreno de la peli, dependiendo del territorio en el cual se distribuyera, el tema se anunciaba como interpretado por Limahl o por Kajagoogoo –banda de la que Limahl era vocalista en aquel entonces–. La canción se volvió realmente exitosa hasta el año siguiente, cuando la película salió a la renta en video.
La cinta se convirtió en un éxito inmediato, cuadruplicando su presupuesto en ingresos de taquilla y generando dos secuelas –aunque un poco tardías–: La historia sin fin II: el siguiente capítulo (Miller, 1990), que es bastante mala, pero medio continúa con la historia del libro y La historia sin fin III: escape de Fantasía (MacDonald, 1994) que es poco menos que inmunda y ya no tiene nada que ver con la obra de Ende –ni siquiera sale Atreyu–. Hubo también una serie de dibujos animados bastante decente y una miniserie para la TV.
La primera cinta sólo cubrió alrededor de la tercera parte del libro de Ende y, aunque la segunda trató de seguir con el argumento, es desastrosa. Así que quizá esos productores ansiosos de encontrar la nueva saga de libros juveniles y sus adaptaciones cinematográficas con chingos de merchandising podrían voltear en esta dirección, pues una adaptación fiel del libro de Ende podría sin problemas engendrar una buena trilogía.
A pesar de la desaprobación del autor original, La historia sin fin no es sólo una buena película; sino probablemente una de las mejores películas de la década y una de las mejores cintas de fantasía que se hayan hecho.
PARA LA TRIVIA: El equipo de maquillaje originalmente había planeado que Atreyu tuviera un tono de piel verdeolivo como se le describe en la novela; sin embargo, no pudo lograr que dejara de verse ridículo en pantalla, por lo que la idea fue desechada.
PARA LA TRIVIA GEEK: El prop original del Auryn fue adquirido por Steven Spielberg, quien lo tiene enmarcado y colgado en una pared de su oficina.
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Esta es una de las pelis que más me gustó de niño
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También me encantaba cuando era niño y de adulto me sigue gustando.
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