TOMB RAIDER: LAS AVENTURAS DE LARA CROFT
Tomb Raider
Roar Uthaug, 2018
A mediados de la década de 1990 la cultura pop se vio sacudida por la aparición de un videojuego: Tomb Raider (Eidos Interactive, 1996). Se trataba de un juego de aventura y acción en el que el jugador controlaba a la hipersexualizada ‒al menos, tanto como los pocos polígonos de la época lo permitían‒ y desproporcionada saqueadora de tumbas británica Lara Croft.
El juego, que incluía búsqueda de reliquias, complicados puzzles y, de modo inexplicable, una batalla contra un Tiranosaurio, no era excelente; pero marcó un antes y un después en la industria. Múltiples secuelas, en las que la calidad de los juegos y la cohesión de la historia decaían cada vez más, llevaron a la saga a su extinción. Posteriormente, la franquicia fue adquirida por Crystal Dynamics, quienes lanzaron el reboot Tomb Raider: Legend (2006), que tuvo una gran aceptación entre la crítica y los fans. A Tomb Raider Legnd, le siguió el excelente remake del primer juego de la saga, Tomb Raider Anniversary (2007); sólo para decaer con el horrible final de la trilogía, Tomb Raider: Underworld (2008).
Los mismos desarrolladores de Crystal Dynamics, ahora con la distribución del gigante nipón Square Enix, reelaboraron el concepto casi desde cero esgrimiendo la propuesta de un juego de aventura/supervivencia con un enfoque un poco más realista, que dio como origen dos muy buenos videojuegos: Tomb Raider (2013) y Rise of the Tomb Raider (2015). Y es la propia Square Enix quien produce la nueva adaptación cinematográfica de la heredera de Indiana Jones.
Ya en el pasado hubo dos películas basadas en el videojuego, Lara Croft: Tomb Raider (Simon West, 2001) y Tomb Raider: The Craddle of Life (Jan De Bont, 2003), que tuvieron una pobre aceptación por parte de la crítica y levantaron más de una ceja entre los fans. Las películas, protagonizadas por Angelina Jolie, caían en tantos absurdos y excesos que incluso los videojuegos palidecían a su lado… y eso que no había tiranosaurios. Francamente, sólo vi la primera, que me pareció espantosa y la segunda la obvié.
Me llamó mucho la atención que Square Enix decidiera rebootear la saga en el cine, por lo que, con cierto tiento aunque muchas expectativas, me lancé a ver esta nueva entrega. Eso sí, cierto fin de semana, de manera completamente fortuita, fui testigo de la premiere de la cinta en la Ciudad de México… y siempre es una mala señal cuando el elenco de la película viene a nuestro país a promocionarla.
La película narra la historia de una joven Lara Croft (la sueca Alicia Vikander, quien me parece que fue una buena elección para el papel), una aristócrata británica quien sobrevive a duras penas en el ambiente urbano de Londres, pues se niega a aceptar la herencia que dejara su padre, desaparecido siete años atrás. Cuando Lara está por aceptar legalmente la muerte de su progenitor, Lord Richard Croft (Dominic West), descubre un mensaje secreto que le da la clave para dar con su paradero: una isla deshabitada en las costas de Japón sobre la que se cierne la leyenda de una antigua reina que gobernara a su pueblo a través de la magia negra.
La primera parte de la cinta sigue de manera un tanto libre el argumento del videojuego reboot Tomb Raider y se enfoca más en la aventura y las peleas bonitamente coreografiadas. La segunda parte, que me parece que desmerece un tanto, es básicamente la misma historia que la segunda mitad de Indiana Jones y el Templo de la Perdición (Spielberg, 1984).
El guión está más o menos, lleno de los huecos argumentales propios de las películas del género, aunque cuenta bien la historia. Lo que me llamó mucho la atención fue el tratamiento que se dio a la historia y a los personajes. En una estrategia que se me antoja poco afortunada, tanto la anécdota como los personajes que en ella intervienen no sólo son menos oscuros que en el videojuego, sino que son más superficiales. Así, resulta que los personajes del entretenimiento electrónico están mucho mejor escritos que sus contrapartes de la pantalla de plata.
Aunque esto no es extraño, pues las películas basadas en videojuegos tienden a simplificar, e incluso abaratar, a los personajes, como Guile en Street Fighter: la batalla final (De Souza, 1994), Albert Wesker en las cintas de Resident Evil (2002-2016), Scorpion y Sub-Zero en Mortal Kombat (Anderson, 1995)… o prácticamente todo en la infumable Super Mario Bros. (Jankel y Morton, 1993).
SPOILER Es muy curioso cómo el villano de la cinta, Mathias Vogel (Walton Goggins), pasa de ser el enloquecido de poder líder de una secta apocalíptica en el videojuego a un simple esbirro de una codiciosa corporación multinacional en la peli. Del mismo modo, el padre de Lara Croft estorba más de lo que ayuda y, cuando lo hace, más bien traiciona la esencia del personaje de Lara. La misma Lara Croft comienza siendo esta superviviente convertida en heroína a fuerza de necesidad para convertirse, ya hacia el final de la peli, en el personaje inverosímil y unidimensional de las primeras películas/videojuegos. TERMINA SPOILER
No es un secreto para nadie que las películas inspiradas por juegos de video suelen ser malas. En parte creo que esto se debe, más allá de que como películas suelen estar pobremente ejecutadas, a que la relación tan íntima que puede desarrollarse entre videojuego y videojugador es prácticamente imposible de trasladar a la pantalla grande. En última instancia, vivir una aventura en un medio virtual es mucho más divertido que ver a alguien más viviendo esa aventura en la pantalla.
A pesar de todo, creo que Tomb Raider sale bien librada de todo el desmadre. Es una película entretenida, con actuaciones bastante decentes y escenas de acción muy bien logradas que, en mayor medida, compensan su pobre argumento y el hecho de que parezca estar armada con pedazos de otras películas… ¿o soy el único al que las escenas en el interior de la tumba de Himiko le parecieron sospechosamente similares a las escenas de la pirámide en Alien vs Depredador (Anderson, 2004)? SPOILER Y también eso de que Richard Croft desapareció por andar investigando el Más Allá después de la muerte de su esposa… ¿no se parece al argumento de Casper (Siberling, 1995)? TERMINA SPOILER.
La fotografía es adecuada. Me pareció cumplidora; pero, en general, poco propositiva y sin el más mínimo asomo de brillantez. Más o menos logra recrear la atmósfera y la estética del videojuego, eso sí, y como herramienta narrativa es eficiente, pero no mucho más.
Tomb Raider no será la película que cambie tu vida… de hecho, por sus pobres resultados en taquilla, incluso queda en duda si será la película que resucite la franquicia; pero no es tan mala. En los estándares de películas basadas en juegos de video, no es para nada Terror en Silent Hill (Gans, 2006) ‒a mi gusto, la mejor película de este subgénero‒ pero tampoco es la abominación que fueron Mortal Kombat: Aniquilación (Leonetti, 1997), Resident Evil: la venganza (Anderson, 2012) o Street Fighter: la leyenda de Chun Li (Bartkowiak, 2009). Es una cinta que se deja ver, entretenida y palomera, de la que uno saldrá satisfecho si no le exige demasiado… o si la compara con las pelis anteriores de Tomb Raider.
PARA LA TRIVIA: Otras actrices que fueron consideradas para interpretar a Lara Croft en esta película fueron Daisy Ridley ‒quien rechazó el papel por estar ocupada con The Last Jedi (Johnson, 2017)‒, Emilia Clarke, Saoirse Ronan y Clara Delevingne. También existía el rumor de que Olivia Wilde fue considerada una opción para el rol, pero este rumor fue desmentido por la actriz.
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