VIERNES 13 (2009): ¿Remake, reboot o fracaso?

VIERNES 13

Friday the 13th

Marcus Nispel, 2009

El siglo XXI despegó con una oleada de remakes de películas clásicas de horror de los 70 y 80, particularmente del subgénero slasher. Algunos, como el de Las colinas tienen ojos (Aja, 2006), bastante bien logrados; mientras que otros, como el de El terror de Amityville (Douglas, 2005), no tanto. El remake de Viernes 13 se encuentra en un punto intermedio. Si bien su visionado no es una experiencia desagradable en absoluto, al final uno se queda con la sensación de que no terminó de amarrar.

    20 años atrás, la enloquecida Pamela Voorhees (Nana Visitor) masacró a los consejeros del campamento Crystal Lake para vengar la muerte de su hijo deforme, Jason (Derek Mears). Sin embargo, Jason no murió y presenció el asesinato de su madre a manos de la última sobreviviente. En la actualidad, un grupo de universitarios viaja a una lujosa cabaña cercana al campamento Crystal Lake para pasar un fin de semana de parranda. En el camino, encontrarán a un trotamundos que busca a su hermana, desaparecida semanas atrás, quien podría haber sido víctima de Jason. Uno a uno, los chicos irán sufriendo terribles destinos a manos del enmascarado psicópata.

    Fue difícil escribir la sinopsis de esta cinta e incluso tuve que dejar fuera ciertos elementos argumentales importantes para que no fuera demasiado larga o confusa. Y creo que ése es uno de los principales problemas de esta película: pasan demasiadas cosas y todas ellas son importantes; sin embargo, no se toman el tiempo para desarrollarlas propiamente. Por momentos, me da la impresión de que quienes hicieron la película sabían que lo que tenían en sus manos era frívolo y superficial y se esforzaron por retacarlo de capas de profundidad que obviamente no tiene. Esta sobrecarga de subtramas es tal que la película tiene un prólogo dentro del prólogo.

    Aunque la cinta fue promocionada como un remake, en realidad se trata más bien de un reboot que podría o no tomar en cuenta los eventos de la película original de 1980. Aunque tiene un montón de referencias a Viernes 13 parte 2 (Miner, 1981), como Jason cubriéndose la cara con un costal, la silla de ruedas de Mark o el altar con la cabeza cercenada de Pamela Voorhees y su sweater.

    El reparto está integrado por un montón de actores poco reconocibles ‒o memorables, para el caso‒, provenientes la mayoría de ellos del mundo de la televisión. Eso sí, son todos estúpidamente atractivos y, en el más clásico estilo de la franquicia, la película está llena de escenas de sexo y desnudos gratuitos donde estos chicos lucen sus encantos. Con todo, la desnudez es bastante leve comparada con las primeras películas de la saga.

    Lo que sí está al nivel de las cintas originales es el gore. En esta película está bastante bien logrado. Las muertes son bastante violentas y sangrientas. Me gustó mucho que esta versión de Jason es muy versátil y puede asesinar prácticamente con cualquier herramienta que tenga a mano. Algunas de las muertes son bastante creativas.

    También me gustó mucho la fotografía, que bien podría ser lo mejor de la película. Llena de claroscuros y altorrelieves, la película tiene texturas duras que ayudan a acentuar la brutalidad de los asesinatos de Voorhees y la descomposición de las ruinas del campamento, reflejo de la psique del propio Jason… y si todo fallan, aún podían vender el soundtrack, que también es muy interesante.

    Las actuaciones son regulares, nada sobresaliente; pero tampoco subestándar para el género. El guión es, como ya lo mencioné, innecesariamente rebuscado y está lleno de diálogos malos y chistes de una sola línea que hacen ver que esta película es autoconsciente. De hecho, la mayoría de los personajes son odiosos y por momentos uno hasta está dispuesto a darle la razón a Jason. La cinta es deliberadamente estúpida, no se toma a sí misma demasiado en serio y se regodea en su propia oligofrenia. Eso sí, el epílogo parece que está más bien puesto como homenaje a la cinta original, porque como conclusión de esta película no tiene absolutamente ningún sentido.

    Lo que sí me pareció brillante fue la forma en la que adaptaron el clásico sonido “ki-ki-ki-ki, ma-ma-ma-ma” que en la cinta original era la voz de Jason ordenándole a su madre que matara desde adentro de su cabeza y, por alguna razón completamente contraria a la lógica, se mantuvo en todas las entregas subsecuentes de la saga. En esta iteración, el sonido simplemente es “Ki-ki-ki-ki” y se usa con mucha más discreción. Esta vez, es la voz de Pamela Voorhees ‒que se parece a Norma Bates hasta rayar en la caricatura‒ resonando dentro de la cabeza de Jason.

    Así pues, esta última ‒hasta el momento‒ entrega de la franquicia de Viernes 13 pasó por la taquilla prácticamente sin pena ni gloria y, si bien no es tan buena como el portentoso remake de La masacre de Texas (2003), tambiéndirigido por Nispel, creo que es superior como al 60% de las películas de la franquicia. Quizá, más allá de tratar de condensar las subtramas de tres o cuatro películas en una sola para tartar de darle cierta profundidad, el gran pecado de esta película fue llegar demasiado tarde a un mercado que se encontraba sobresaturado. A pesar de haber sido un éxito de taquilla, la película ha sido prácticamente olvidada.

    Por cierto, si yo hubiera dirigido este remake, hubiera hecho que todos creyeran que Pamela Voorhees había muerto 20 años atrás; pero que al final se revelara que el asesino era Pamela disfrazada de Jason.

PARA LA TRIVIA: Un cierto rumor dice que Michael Bay, productor de la cinta, se salió de la sala de cine durante la premier porque le pareció que la película tenía demasiadas escenas de sexo.

Viernes 13

Viernes 13 parte 2

Viernes 13 parte 3

Viernes 13: el capítulo final

Viernes 13: un nuevo comienzo

Viernes 13 parte VI: Jason vive

Viernes 13 parte VII: la nueva sangre

Viernes 13 parte VIII: Jason invade Manhattan

Viernes 13 parte IX: Jason va al Infierno

Jason X

Freddy vs Jason

SUMARIO 2025

¡Sígueme en redes!

SANGRIENTO SAN VALENTÍN 3D. De las mejores películas en 3D, pero…

SANGRIENTO SAN VALENTÍN

My Bloody Valentine 3D

Patrick Lussier, 2009

Durante la primera década del siglo, el cine de horror se vio inundado por una ola de remakes de películas de horror clásicas, particularmente del subgénero slasher. Algunos de estos refritos tuvieron resultados bastante afortunados; pero otros, no. La versión en 3D de Sangriento San Valentín, en mi opinión, pertenece al segundo grupo.

    Tom Hanniger (Jensen Ackles, famoso por su interpretación de Dean Winchester en la longeva serie de TV Supernatural [2005-2020]) regresa a su pueblo natal 10 años después de la masacre en la que un minero maniático asesinó brutalmente a 22 personas. Heredero de la mina del pueblo, Tom está dispuesto a venderla; pero una serie de horribles asesinatos comienza a ocurrir y él será el principal sospechoso. El asesino es un tipo enmascarado matando gente para que no vendan una mina… bien podría ser un episodio de Scooby Doo.

    Por supuesto, creo que debo empezar hablando sobre el elefante en la habitación: hay que ver esta película en 3D. No se trata de una de esas pelis que fueron filmadas en formato normal y luego convertidas, o de ésas que se pensaron en tercera dimensión y se filmaron de forma que no se perdiera mucho con la transición en 2D.

    El efecto de 3D está muy bien trabajado y es un elemento narrativo importante para la película. La mayoría de las escenas de muertes, que son bastante ingeniosas, están pensadas para sacar el máximo partido a este recurso. Casi como en un ride de parque temático, la película se divierte junto con el público jugando con la tercera dimensión. Si no me creen, chequen cómo incluso el atuendo de Jaime King al inicio de la peli está pensado para que su busto resalte con el efecto y… bueno, hay una escena de sexo y desnudos íntegros en tercera dimensión, lo cual es poco común ‒en una película mainstream‒.  

     También el 3D es importante porque nos distrae y evita que veamos lo mala que es la película en realidad.

    La cinta no es un remake directo de la original, sino que trata de ser una cosa aparte y sólo seguir los puntos clave de la versión de 1981. Esto tiene sus ventajas y desventajas. Por un lado, está padre tener cosas nuevas… por el otro, es una lástima que sean tan predecibles. Creo que lo que más me llamó la atención sobre esta peli es lo increíblemente irrelevante que resulta la celebración de San Valentín para la trama.

    Por otro lado, la película medio mantiene la ambigüedad sobre la identidad del asesino que manejaba la cinta original. Por desgracia, el guión es bastante torpe y la vuelta de tuerca del final, que resulta un sinsentido tan chapucero como aquélla de El despertar del miedo (Aja, 2003), es completamente predecible. Por cierto, esta vuelta de tuerca está basada en un final alternativo que fue filmado para la versión de 1981, pero que nunca se utilizó.   

    Asimismo, es interesante que la peli rehace sus propias versiones de las escenas de muerte de la versión original, como la de la caja de chocolates con el corazón adentro, la de la secadora de ropa o la del vestidor de los mineros con los trajes colgando del techo; pero tiene que jugar y acomodar el contexto para que funcionen con el nuevo guión.

    Hablando de las escenas de muerte interesantes, esta película tiene muchas y la mayoría son creativas y divertidas. Diego, es para lo que uno ve un slasher, ¿no? Durante mucho tiempo, tuve la impresión de que este remake era, de hecho, menos sangrienta que la versión de 1981; pero ahora dudo. La edición extendida de la versión original es súper sangrienta; pero este remake tiene personas abiertas en canal y mandíbulas arrancadas con zapapicos, así que ¿por qué me quedé con esa impresión inicial?

    La respuesta es sencilla y tiene que ver con el principal gimmick de la película. Resulta que el color magenta necesario para que el efecto 3D funcione mata casi por completo el color rojo oscuro de la sangre; de tal forma que, a pesar de que la película es bastante sangrienta ‒y, de hecho, se divierte siéndolo‒, uno no la percibe así porque la sangre sólo se ve como manchones de color marrón oscuro.

    ¿Y qué sería de un slasher sin las malas actuaciones? Bueno, pues en esta película podremos disfrutar de algunas bastante malas. Pero sería un error achacarle este fallo sólo a los actores. La dirección está por todos lados y parece que cada actor está en su propio tono. Mientras algunos agarraron la onda de que ésta era una película de horror ‒sobre todo, Betsy Rue y el icónico veterano Tom Atkins en su eterno papel de policía‒, la mayoría parecen estar actuando en una telenovela completamente genérica, y la pareja principal de Ackles y Palmer parece muy empeñada en actuar un drama juvenil a la Beverly Hills 90210 (1990-2000). De hecho, es muy curioso que toda la puesta en escena de la película se siente como de serie de TV.

    Por si no hubiéramos tenido suficiente con las malas actuaciones, los realizadores encontraron una forma de hacerlas ver aún peor. Al empeñarse en ponerle tanto background al triángulo amoroso central, lo único que logran es que las actuaciones se vean más falsas. En defensa de los intérpretes, eso sí, hay que decir que no tenían mucho con qué trabajar, pues los diálogos son bastante malos.

    Sin embargo, al final de cuentas nada de esto importa realmente. Sí, la película es mala y es aún peor cuando se le compara con la original ‒que, a pesar de ser uno de mis slashers favoritos, no es ningún portento‒; pero resulta tremendamente divertida. El efecto de tercera dimensión está increíble y las tomas de asesinatos desde el punto de vista de las víctimas son súper divertidas.

    Esta peli es una buena selección para un maratón de películas de terror con pizza, cerveza y buenos amigos. Sobre todo, hay que verla en 3D y en su versión extendida, y así uno olvida que es uno de los remakes menos logrados de los slashers clásicos, que le sobran escenas o que el epílogo es una fábrica de cringe.

PARA LA TRIVIA: La escena en la que Irene (Betsy Rue) corre completamente desnuda por el estacionamiento del motel no sólo fue la primera escena de desnudo en la carrera de la actriz, sino que también fue su idea. La Rue comentó en una entrevista que se esforzó por darle un poco más de profundidad a la escena y que se sintió muy satisfecha con el resultado final que, definitivamente, fue mucho más de lo que los realizadores esperaban originalmente.

SUMARIO 2024

¡Sígueme en redes!