VIERNES 13 PARTE IX: JASON VA AL INFIERNO. ¡Vamos a hacer una película de Jason sin Jason!

VIERNES 13 PARTE IX: JASON VA AL INFIERNO

Jason Goes to Hell: The Final Friday

Adam Marcus, 1993

Viernes 13 parte VIII: Jason invade Manhattan (Hedden, 1989) fue un fracaso de crítica y con los fans; pero, sobre todo y más importante, fue un fracaso de taquilla. Ante tan pobres resultados, Paramount Pictures vendió los derechos de Jason Voorhees a la Casa de Freddy, New Line Cinema ¿El truco? ¡Sólo vendieron los derechos de ese personaje, no de la franquicia ni de los otros personajes relacionados! De tal suerte, New Line tuvo que pensar en una nueva historia de origen para el personaje y nuevos elementos que inyectaran sangre fresca a la franquicia… y fracasaron miserablemente. O sea, el esfuerzo se agradece, pero el resultado final es terrible.

     Ignorando completamente los eventos de la octava parte, Jason va al Infierno inicia cuando un comando del FBI logra emboscar al asesino y destruirlo. Sin embargo, Jason es más que sólo su cuerpo físico y su espíritu maligno (que resulta ser un mono de hule) se transfiere al forense que le realiza la autopsia cuando éste devora su corazón aún latiente. Ahora, Jason poseerá los cuerpos de varios habitantes del pueblo de Crystal Lake hasta encontrar el que necesita.

    Originalmente, la película se titularía Jason Takes L.A. y vería a Voorhees llegar a la metrópolis californiana durante una guerra de pandillas que tendrían que aliarse para destruirlo. Sin embargo, esta idea fue desechada y se comisionó a Dean Lorey para escribir un guión, cuando el guión original de Jay Hugueley resultó demasiado rebsucado e imposible de filmar.

    La propuesta del director novel Adam Marcus era una continuación directa de la séptima entrega en la que Jason era sacado del fondo del lago por su hermano gemelo perdido quien, a través de un laboratorio casero, robaba sus poderes para continuar con los asesinatos y ser detenido por Tommy Jarvis. Sin embargo, New Line no tenía los derechos del personaje de Jarvis ni de muchos otros elementos necesarios para filmar este guión, por lo que fue severamente cambiado. El personaje de Steven (John D. LeMay) originalmente sería Jarvis.

    El guión que resultó al final es un galimatías rebuscado y sin sentido que parece más apropiado para una película de Halloween que para una de Viernes 13. Ahora que lo pienso, La maldición de Michael Myers (Chappelle, 1995), sexta entrega en la franquicia, comparte sospechosas similitudes con esta película. Sobre todo, con la aparición de ese misterioso personaje al que me gusta llamar “El Charro Negro” (Steven Williams). De hecho, New Line Cinema estaba por cancelar el proyecto, por lo que fijó deadlines imposibles para la preproducción. De tal suerte, el guión se escribió en tan sólo cuatro días… y se nota.

    Otro factor que dificulta la comprensión del argumento de esta película son los errores derivados de la inexperiencia de su director. Debido al vertiginoso plan de producción, Marcus se limitó a filmar las escenas que necesitaba, pero prácticamente nadie revisaba el material. En consecuencia, al terminar la filmación prácticamente la mitad de las tomas eran inutilizables, por lo que la película se terminó de armar con reshoots, tomas reutilizadas y el montaje. A esto súmesele que la actriz Kari Keegan abandonó la filmación a medio proceso por su mala relación con el director. Si ponen atención, notarán que su personaje prácticamente desaparece a media película sin justificación alguna.

    Lo demás es tan malo como uno esperaría de una película de Viernes 13… excepto porque no tiene mucho que ver con Viernes 13. Según parece, el menor problema de esta película son sus pésimas actuaciones. Eso sí, vuelven los desnudos gratuitos y, de hecho, el primero aparece cuando la película apenas lleva 4 minutos. También son interesantes las referencias a otras cintas del género, como la changuera reutilizada de Los pájaros (Hitchcock, 1963), la mención a la casa Myers, la caja con el sello de la Expedición Antártica que apareciera en Creepshow (Romero, 1982) o, la más obvia de todas, la inclusión del Necronomicon y la daga de El despertar del Diablo (Raimi, 1981).

    De hecho, Marcus originalmente quería que Jason va al Infierno sucediera en el mismo universo que El despertar del Diablo. La justificación sería que Pamela Voorhees utilizó el Necronomicon para resucitar a Jason y por eso se volvió inmortal. Sin embargo, ni New Line ni Warner Bros. ‒distribuidores de la cinta‒ tenía los derechos de la saga de Sam Raimi, por lo que la idea fue desechada, quedando sólo como un easter egg con los props de Evil Dead… que el director tomó sin permiso. Además, casi en cada secuela los productores le pedían a Betsy Palmer que repitiera su papel como la mamá de Jason, pero ella siempre se negó cobrando honorarios imposibles, pues odiaba la primera película.

    Quizá el único elemento rescatable de la cinta son los efectos de maquillaje, cortesía del estudio KNB Group, quienes también se encargaron del maquillaje en Las crónicas de Narnia: el león, la bruja y el ropero (Adamson, 2005), Depredadores (Rodriguez, 2010),  The Walking Dead (2010-2022). Algunos de sus efectos son de verdad increíbles y la escena del cadáver derritiéndose es tan impresionante que casi da lástima que sea parte de esta película.

    De tal suerte, la primera incursión de New Line Cinema en la franquicia de Viernes 13… o no, cuestiones legales, es probablemente la entrega más pobre en una franquicia de películas malas. Quiero decir, ya antes había habido entregas de Viernes 13 que eran casi incomprensibles; pero en ésta ¡prácticamente ni siquiera sale Jason! Quizá lo único que vale la pena además de los efectos de maquillaje sea el epílogo que prometía una confrontación que tardó diez años en materializarse.

PARA LA TRIVIA CON SPOILER: Kane Hodder, el favorito de los fans, interpretó a Jason Voorhees en esta cinta. También es suyo el brazo que sale de la tierra para llevarse la máscara de Jason. Técnicamente, eso convierte a Hodder en el único actor que ha interpretado tanto a Freddy como a Jason.

Viernes 13

Viernes 13 parte 2

Viernes 13 parte III

Viernes 13: el capítulo final

Viernes 13: un nuevo comienzo

Viernes 13 parte VI: Jason vive

Viernes 13 parte VII: Sangre nueva

Viernes 13 parte VIII: Jason invade Manhattan

SUMARIO 2023

MASACRE EN LA FIESTA. ¿Un slasher feminista?

MASACRE EN LA FIESTA

The Slumber Party Massacre

Amy Holden Jones, 1982

El género de terror es, probablemente, el más subestimado del cine. Visto con deferencia por los productores, con desprecio por la crítica y con espanto por los padres de familia, se trata de un género que es subversivo desde sus orígenes. De entre todos sus subgéneros, uno de los más polémicos es el slasher: aquellas películas en las que un asesino misterioso, generalmente enmascarado, da cuenta brutalmente de un grupo de víctimas.

    Del mismo modo, el slasher es un subgénero con el que los psicoanalistas han hecho sus delicias y sobre el cual pesan no pocas acusaciones –fundadas o no, eso sigue siendo tema de debate– de misoginia. Empero, una de las grandes ventajas de ser una forma de entretenimiento fuera del discurso hegemónico es que se pueden incluir subtextos verdaderamente incendiarios en las obras. Algunas películas, incluso en épocas tan tempranas en el desarrollo del tan codificado subgénero slasher como principios de los 80, se han puesto a jugar con las reglas del mismo, dando lugar a películas que resultan subversivas incluso contra el subgénero mismo. Masacre en la fiesta es un ejemplo de ello.

    El argumento no podría ser más genérico: un grupo de chicas de bachillerato en un pueblito californiano están preparando una pijamada de fin de semana en la casa de una de ellas mientras sus padres se encuentran de viaje. Por supuesto, los chicos no están invitados, ni tampoco la chica nerd e impopular. Con lo que las muchachas no cuentan es con que un asesino maniático, recién escapado del hospital psiquiátrico, anda suelto por la ciudad esgrimiendo un gigantesco taladro de construcción y está deseoso de asistir a su fiesta.

    Producida con un ínfimo presupuesto de apenas USD$250000 por New World Pictures, la compañía del legendario Rey de la Serie B, Roger Corman, esta película tuvo el éxito suficiente como para dar origen no sólo a una trilogía, sino a todo un sub-subgénero.

    Por supuesto, lo primero que llama la atención de esta cinta es que es uno de los primeros y únicos slashers creado exclusivamente por mujeres.

    La directora, Amy Holden Jones, inició su carrera en la industria cinematográfica como editora. Originalmente, estaba apalabrada con Steven Spielberg para colaborar en la edición y montaje de E.T. el extraterrestre. Sin embargo, dicho proyecto se retrasó indefinidamente porque Poltergeist: juegos diabólicos (Hooper, 1982), producida por Spielberg, se salió de presupuesto y de programa. Ante la falta de claridad con E.T, Jones decidió abandonar el proyecto y acudió a Roger Corman, pidiéndole la oportunidad de dirigir. El Rey de la Serie B le dijo a Jones que su trabajo como editora y directora de documentales era bueno; pero que necesitaba verla dirigir un largometraje de ficción. Jones quedó intrigada con un guión titulado Sleepless Nights, que encontró en el archivo de guiones desechados de New World Pictures, lo rescató, reescribió algunas de las escenas y decidió filmarlo.

    Dicho guión era obra de Rita Mae Brown. Al momento de escribir el guión, la Dra. Brown ya era reconocida como una prolífica escritora de novelas de misterio, además de una comprometida activista feminista, por los derechos de la comunidad LGBTQ+ y los derechos de los animales. Brown siempre sostuvo que esta película fue escrita como una sátira del subgénero slasher.

    La película ha sido motivo de controversia desde su estreno. Muchos críticos señalan la contradicción entre manejar un discurso feminista en el filme y aun así mostrar sendas escenas de explotación y desnudos gratuitos. De hecho, en su momento, Masacre en la fiesta fue una de las películas de terror con mayor número de escenas de desnudos…vamos, la primera toma de este tipo llega antes de que la película lleve cinco minutos.

    Jones señala que filmó estas escenas casi obligada por Corman y hay un elemento que me parece que es la clave para inferir su verdadera intención: en la secuencia de las regaderas, las muchachas realmente se están bañando; al contrario de la mayoría de escenas de este tipo, en las que las actrices sólo acarician sus cuerpos sin realizar ninguna tarea evidente. “Sea explotación como tal, un filme slasher genérico o una aproximación satírica al subgénero, la mayoría de las feministas claramente no entendieron el chiste”[1], dice el escritor y cineperiodista especializado en cine de género J. A. Kerswell (129).

    Al mismo respecto, pero en sentido opuesto, el guionista, productor y crítico cinematográfico Adam Rockoff (2002) opina[2]:

“… como sea, aquéllos que esperaban alguna empoderadora declaración feminista, una crítica mordaz a la evidente misoginia endémica en las cintas salsher[3], quedaron dolorosamente decepcionados. Mientras Jones y Brown insistieron en que Masacre en la fiesta era una parodia, y a pesar del hecho de que en la escena clímax del filme el asesino es castrado simbólicamente cuando la punta de su arma fálica es cortada, a veces un taladro eléctrico es sólo un taladro eléctrico, aún si es usado para hacer brochetas en una casa llena de bellezas adolescentes medio desnudas. Masacre en la fiesta no era diferente de cualquier salsher film[4]que proporcionara un poco de tetas y traseros softcore[5] junto con una serie de asesinatos inverosímiles. El hecho de que alcahueteé a su público objetivo al fingir ser algún tipo de llamado colectivo intelectual a la sororidad femenina lo hace aún más reprochable”. (138-139)

    Rockoff quizá está siendo demasiado severo en su crítica y, definitivamente, creo que peca de polarizador. Si bien es cierto que el discurso de Brown y Jones cae en contradicciones con el producto final visto en pantalla, también es cierto que éste no se diluye. Creo que el guionista y crítico está pasando por alto los muchos aciertos de la cinta y que sí se ven claramente en pantalla. No, Masacre en la fiesta no es un manifiesto feminista intelectual y panfletario porque no necesita serlo. A final de cuentas, es una película de serie B cuyo objetivo es el entretenimiento y si, en medio de ese entretenimiento, encuentra la oportunidad de insertar un discurso político bastante oportuno, bien por ella.

    A este tipo de críticas, Jones contesta:

“Eso fue lo que Roger Corman, el productor, pidió y así es como se hace, le das al estudio lo que quiere. Nadie se queja de que Scorsese, Jonathan Demme y Ron Howard hicieron películas de explotación, pero cuando una mujer lo intenta la llaman hipócrita y vendida. Eso es mierda”.[6]

    El mensaje de la película es claro: los hombres son idiotas. Durante toda la cinta, los personajes masculinos son golpeados, empujados, tirados, maltratados, humillados y, ultimadamente asesinados. Kerswell (128) refiere que: “… Al respecto de la violencia, Jones la acumula contra los personajes masculinos y, de alrededor de nueve cuerpos, seis son hombres; ‘… Quizá estaba desquitándome de todos los molestos chicos adolescentes que conocí’ dice [Jones]”. También es muy evidente que los chicos en esta película se comportan de manera inmadura y con más lascivia que inteligencia.

    Por el contrario, los personajes femeninos son por demás interesantes. De hecho, me llamó mucho la atención que, a pesar de tratarse de un slasher, el guión sí se esfuerza por tratar de desarrollar estos personajes. Del mismo modo, las muchachas en esta película no son víctimas pasivas que se quedan paradas esperando estúpidamente la hora de su muerte; sino personajes activos que piensan, planean, contraatacan e incluso se toman un momento para hacer una escena completa en la que discuten sobre masturbación femenina.

    De hecho, es el único slasher donde recuerdo que un personaje –femenino, por supuesto– dice la típica frase “I’ll go check” (“Iré a revisar”) y otro personaje se ofrece a acompañarla. Lo cual nos lleva a otro tema constante en esta película: las muchachas van juntas a todos lados. Cuando las mujeres permanecen juntas son prácticamente invencibles, mientras que, cuando se separan, resultan muertas.

    Otro elemento sobresaliente en esta cinta es el asesino. A diferencia de los homicidas con estilizadas máscaras de otros slashers, el psicópata de Masacre en la fiesta es cualquier Juan Pérez ataviado con una chamarra de mezclilla y una playera. No hay misterio. Desde el principio el público sabe exactamente quién es el asesino, lo cual es en cierto modo realista. También me gusta que, en aras de cierto realismo, pero más de la sátira, nadie nota el rastro de cadáveres del lunático; aun cuando éstos se acumulan a plena luz del día. Finalmente, la toma en la que vemos la silueta del largo taladro justo en la entrepierna del homicida lo dice todo.

    Asimismo, creo que éste es el único slasher que he visto en el que se muestra cómo el homicida arrastra, carga y acomoda los cuerpos de sus víctimas. La confrontación final, en la que el asesino es simbólicamente castrado y literalmente mutilado ‒y estoy seguro de que el hecho de que le corten la mano también es un simbolismo sobre la masturbación o algo así‒ y su subsecuente muerte resultan verdaderamente satisfactorias.

    En el apartado técnico, me parece que los mayores aciertos de la cinta están en la fotografía, que es bastante buena, y la narrativa visual es creativa y eficiente. Del mismo modo, la edición y el montaje de la cinta son brillantes.

    Por otro lado, las actuaciones son tan malas como cabría esperar de una cinta de terror de bajo presupuesto de los 80. Y, por supuesto, el casi cliché de los actores treintones que interpretan a chavos de prepa está presente. Algunos de los hombres que aparecen en la película deberían estarse preocupando más por su próstata que por un asesino maniático.

    La cinta no está exenta de algunos buenos sustos, aunque en realidad, las escenas de mutilación y asesinatos están en un tono mucho más satírico. Por ejemplo, el cadáver dentro del refrigerador que nadie parece notar o el repartidor de pizzas al que le sacan los ojos –que quienes sigan la corriente freudiana dirán que es otro símbolo de castración–. Por cierto, cuando el cadáver del repartidor está tirado en el piso, hay un par de tomas en las que se ve que el actor pestañea debajo del maquillaje.

    En conclusión, Masacre en la fiesta es un slasher un tanto olvidado que, más de una década antes del Scream (1995) de Wes Craven, se atrevió a burlarse de las convenciones del género y deconstruirlas. Quizá por la forma en la que fue producido, este discurso con perspectiva de género quedó un poco relegado; pero es, sin duda, una película entretenida y divertida y sí, quizá no está a la altura de los clásicos del slasher, pero se disfruta de principio a fin. Obviamente, recomiendo por completo esta película para una pijamada… ¿las adolescentes aún hacen eso?… ¿Las adolescentes de verdad alguna vez lo hicieron?

PARA LA TRIVIA: Durante la proyección prueba en un cine en Hollywood Boulevard, la directora, Amy Holden Jones, se encontraba entre el público y quedó asombrada por sus reacciones. Desde el inicio de la cinta, la gente gritaba, se reía, aplaudía, hacía sonidos de taladro y le gritaba a los personajes en la pantalla. Jones salió de la sala y se encontró con Roger Corman, quien estaba escuchando todo desde el lobby. Ella, preocupada, le preguntó: “Dios mío, Roger, ¿qué hemos hecho?” A lo que él contestó: “Hemos tenido el mejor preestreno en la historia de New World”.

BIBLIOGRAFÍA:

Kerswell, J.A. (2018), The Teenage Slasher Movie Book. Fox Chapel Publishing, Pennsylvania.

Rockoff, Adam (2002), Going To Pieces: The Rise and Fall of the Slasher Film, 1978-1986. McFarland & Company, Inc. Publishers, USA.

FUENTES EN LÍNEA

http://www.imdb.com


[1] La traducción es mía.

[2] Idem.

[3] Las cursivas son mías.

[4] Idem.

[5] Idem.

[6] Recuperado de https://www.imdb.com/title/tt0084695/trivia/?ref_=tt_trv_trv. La traducción es mía.

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VIERNES 13 PARTE VIII: JASON INVADE MANHATTAN. No se preocupen, es sólo el nombre.

VIERNES 13 PARTE VIII: JASON INVADE MANHATTAN

Friday the 13th Part VIII: Jason Takes Manhattan

Rob Hedden, 1989

Llegados a este punto, ¿qué más podemos decir de las películas de la saga Viernes 13? Son malas; pero, por supuesto, eran muy redituables, por eso hicieron esta octava entrada. A pesar del cambio de locación prometido en el título y un poco arriesgado intento de cambio en la dinámica, la película no ofrece nada nuevo y ya ni siquiera es tan entretenida. En un sentido estricto, ésta es la última cinta de la saga original y la última realizada por Paramount Pictures antes de que los pobres resultados en taquilla de esta entrega los llevara a vender los derechos del personaje a New Line Cinema.

    En esta entrada de la gastada fórmula, un grupo de graduados del bachillerato renta un crucero –que es más bien un barco de carga adaptado– para realizar un viaje de Crystal Lake a Nueva York –lo cual es geográficamente imposible–. Por supuesto, no se tratará de un viaje de placer, pues además de que Charles McCulloch (Peter Mark Richman), el cuadrado director de la escuela, se la pasará jodiéndolos durante todo el camino, Jason Voorhees (el favorito de los fans, Kane Hodder) ha resucitado y aborda el barco en calidad de polizón para seguir con su pasatiempo favorito.

    Lo primero que salta a la vista, claro, es que estos chavos se han de haber graduado de la prepa como a los 25. De hecho, es muy chistoso que Tiffany Paulsen, quien interpreta a la porrista rubia y super bitch parece que se ve cada vez mayor en cada escena en la que sale. Jensen Daggett, quien interpreta a la protagonista, Rennie, hay que decirlo sí tenía 19 años al momento de la filmación.

    Como las cintas anteriores, ésta inicia con una recapitulación de las siete entradas anteriores, por si alguna de ellas estaba rentada en tu videoclub de confianza y porque la trama ha de ser bien pinche compleja, seguramente. Luego pasa a una de las escenas de sexo más tibias y autocensuradas de toda la franquicia –que es la más explícita de esta peli– y a la hilarante resurrección de Jason. El ancla de un yate en Crysal Lake troza un cable submarino de alta tensión y la corriente eléctrica devuelve la vida al malvado Voorhees.

    Y ésa es una de las escenas más coherentes de toda la película. Digo, tiene más sentido que Julius (Vincent Craig Dupree) tratando de matar a Jason con golpes de box en una azotea… y que Jason aplique la de Homero Simpson: deja que lo golpee hasta cansarse para después volarle la cabeza de un manotazo. Y, sin duda, tiene más sentido que toda la secuencia de la persecución a bordo de la patrulla, en la que Jason ¿se teletransporta? Porque parece que lo hace, pero nunca queda claro. También me intriga por qué tienen que hacer tarea en su viaje de graduación y por qué McCulloch los está fastidiando todo el maldito tiempo; pero, sobre todo, ¿cómo lograron meter un barco tan grande en Crystal Lake y cómo le hace éste para llegar a Nueva York?

    Otro misterio que se maneja en la cinta es el trauma que tiene Rennie con el agua y sus visiones de Jason niño (Tim Mirkovich) ahogándose; aunque quizá la cinta mantiene este misterio por demasiado tiempo para su propio bien. Para cuando se explica su causa y que McCulloch es aún más imbécil de lo que parecía, francamente ya a nadie le importa. Porque, dicho sea de paso, para ser una Final Girl, Rennie es bastante poco carismática. Tampoco queda muy claro qué relación hay exactamente entre Rennie y Sean (Scott Reeves). Quiero decir, sabemos que son novios… creo; pero nunca se portan realmente como tales.

    Es un hecho que nadie ve estas películas por las actuaciones y esto creo que ya lo he mencionado en todas las críticas de las siete películas anteriores, así que no veo el caso en volver sobre el punto.

    Aun cuando las actuaciones no fueran tan malas, el guión no le da mucho con qué trabajar a los actores. Los personajes si acaso están esbozados –¿para qué escribimos personajes si tenemos clichés?– y son poco interesantes. De hecho, son tan anodinos que hay una escena en la que aparece mágicamente un grupo de estudiantes que jamás antes habían aparecido en la cinta… sólo para desaparecer en la siguiente escena. Después inferimos que murieron todos ahogados… no es que importe, claro.

    Lo que nos lleva a uno de los puntos más decepcionantes de la cinta: es increíblemente tibia en todo. Las escenas de sexo son demasiado tímidas y, lo peor, los asesinatos son de lo más chafa. Hay pocas muertes explícitas en la película y las que sí se muestran son poco impactantes. Es una de esas películas en las que la gente no tiene sangre. Quizá la escena de muerte más interesante es la chica asesinada a guitarrazos, cuya muerte vemos desde su punto de vista. Me parece que el peor ofensor es la escena en la que Jason degüella al almirante Robertson (Warren Munson): es evidente que el efecto especial del maquillaje no funcionó en cámara –la sangre no brota de la herida cuando debería– y la solución fue ralentizar la toma en la edición. Se ve terrible.

    A este respecto, puedo decir que el maquillaje también es bastante deficiente. Kane Hodder es el intérprete de Jason favorito de los fans y su actuación en esta cinta es bastante decente; sin embargo, el maquillaje prostético que lo convierte en Voorhees se ve por demás barato. Si uno pone atención, se nota perfectamente dónde terminan los prostéticos en sus antebrazos y en una de las tomas finales, cuando Jason está tratando de subir por la escalera de la alcantarilla con la cara derretida por residuos tóxicos y le hacen un primer plano, se nota que más que prostéticos trae una máscara completa como de Halloween… y una mala, por cierto.

    De hecho, toda la película se ve bastante barata. Originalmente, el director y guionista Rob Hedden había escrito escenas que sucedían en el Madison Square Garden, el Puente de Brooklyn y el Edificio Empire State; pero, pues filmar en Nueva York es muy caro, por lo que los productores lo obligaron a reescribir la película para que la mayor parte de la historia transcurriera en el barco. Me dio mucha risa la escena en la que están en el Metro y se nota inmediatamente que no es el Metro de Nueva York. Por cierto, la mayoría de las escenas en callejones y azoteas fueron filmadas en Vancouver. Ah, pero eso sí, hay un par de tomas de stock en la Gran Manzana y la secuencia en Times Square… como para que no fuera uno a decir que no se fueron a NY a filmar.

    Por cierto, Hodder comentó alguna vez que la secuencia en Times Square fue una de las que más disfrutó filmar. La gente se apiñaba en las calles aledañas a la icónica locación en el centro de Manhattan para poder ver la filmación. Hodder nunca se quitó la máscara durante la filmación de estas escenas para no arruinar la ilusión e incluso, en los descansos entre tomas, continuaba en personaje y veía a los mirones fijamente de manera amenazadora. También se cuenta que, durante la filmación de las escenas de muertes, luego de que el director gritara “corte”, a Hodder le gustaba hacer bailecitos y payasadas para hacer reír a sus compañeros.

    SPOILER Aunque dudo que se hayan reído tanto como yo con el final, cuando Jason, cual si de Pinocho se tratase, ¡se convierte en un niño de verdad! En el guión original, el cuerpo de Jason era disuelto completamente por el ácido y su alma era liberada. TERMINA SPOILER Sin embargo, los productores decidieron cambiarlo para poder resucitar a Jason en una posible secuela.   

    Viernes 13 parte VIII: Jason invade Manhattan es, junto con Freddy vs Jason (Yu, 2003), la película más larga de toda la franquicia. También fue la cinta que menos dinero recaudó en taquilla. Hay algunas escenas divertidas en esta película; pero la verdad es que no es tan disfrutable y se vuelve aburrida por momentos. De hecho, la cinta fue tan decepcionante que Hedden se ha disculpado varias veces con los fans por ella y, a la larga, terminó desconociéndola. Lo que se sabe, por las entrevistas y audiocomentarios de la película, es que el reparto se la pasó genial durante la filmación e incluso se reunieron para ver un maratón de las siete películas anteriores la noche justo antes de iniciar la filmación… ¡Qué bueno que al menos ellos se divirtieron con esta madre!

PARA LA TRIVIA: Los actores también notaron el hueco en el guión en el que sería imposible que el barco, apropiadamente llamado “Lazarus”, llegara de Crystal Lake al Océano Atlántico. Ninguno de ellos mencionó nada al director porque estaban muy emocionados por aparecer en una película de la saga y decidieron pasarlo por alto.

Viernes 13

Viernes 13 parte II

Viernes 13 parte III

Viernes 13: el capítulo final

Viernes 13 parte V: un nuevo comienzo

Viernes 13 parte VI: Jason vive

Viernes 13 parte VII: sangre nueva

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SCREAM (GRITA). La primera entrada de la saga sin Wes Craven.

SCREAM (Grita)

Scream

Matt Bettinelli-Opin y Tyler Gillett, 2022

¿Una nueva secuela de Scream? ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo pueden seguir sacando películas de esa franquicia? ¿En serio? Digo, de Halloween han sacado doce películas, lo mismo que de Viernes 13; por lo que las ocho entradas de Pesadilla en la calle del Infierno o de La masacre de Texas se ven modestas en comparación. Así que una quinta entrega de Scream no me parece una exageración; particularmente, porque las cintas de esta saga son diferentes a los demás slashers. Creo que la principal preocupación que teníamos los fans de esta franquicia era ¿Cómo sería la primera película de Scream en la que no estaría involucrado Wes Craven, director de las cuatro anteriores? ¿Acaso se convertiría la nueva Scream en una de esas secuelas-reboot protagonizadas por personajes poco carismáticos que son ayudados por los personajes originales de la saga y que tratan de compensar su falta de sustancia con referencias a la cinta original y nostalgia que se han convertido en el grueso de las producciones no de superhéroes de Hollywood actualmente? La respuesta es un rotundo sí y ése es precisamente el punto de la película.

    Tara Carpenter (Jenna Ortega), una adolescente del infame pueblo de Woodsboro, es brutalmente apuñalada por un misterioso atacante que usa el disfraz de Ghostface e interroga a sus víctimas con trivias de la serie de metapelículas Stab. El ataque llama la atención de Sam (Melissa Barrera), hermana mayor de Tara, quien abandonara a la familia cinco años atrás y que ahora regresa a Woodsboro para ayudar a su hermana. Sam busca el consejo de Dewey Riley (el buen David Arquete), ex sheriff de Woodsboro, quien ha vivido los ataques de Ghostface desde el inicio… y, claro, el asunto llamará la atención de la reportera Gale Weathers (Courteney Cox) y Sidney Prescott (la Scream Queen de la Generación Millennial, Neve Campbell).

    Con frecuencia, la fórmula en las franquicias slasher se agota rápidamente, las secuelas empiezan a echar mano de recursos cada vez más baratos, y las inconsistencias y errores de continuidad comienzan a hacerse cada vez más infranqueables. En el caso de Scream esto, muy lejos de perjudicarle, le beneficia.

    Cada una de las películas de la franquicia es una autoparodia. Me queda muy claro que, como bien lo señala el guionista y teórico cinematográfico Adam Rockoff, feroz detractor de la saga, Scream no fue el primer slasher autoconsciente y que muchas películas, incluso desde la Edad de Oro del Slasher, se dedicaron a pitorrearse de los excesos y lugares comunes del subgénero. La diferencia es que Scream ha sido la más inteligente. La dinámica de la franquicia ‒por la cual, en su época los teóricos la llamaron slasher posmoderno‒ consiste en una deconstrucción: tomar los lugares comunes del subgénero slasher, llevarlos al absurdo hasta que sean imposibles de sostener y después construir algo nuevo sobre ellos. Esa dinámica se mantiene en esta secuela o, como la llaman los propios personajes, “recuela”.

    Creo que el punto más fuerte de esta entrada es el guión, que es básicamente un análisis metatextual bastante inteligente y ácido, tanto de las secuelas “legacy” ‒o “recuelas”‒ como de la película misma que utiliza sus recursos de manera eficiente. Quizá lo más genial son los chistes sobre el fandom tóxico y, como siempre en las películas de esta saga, los chistes autorreferenciales. Un chiste local muy interesante es que, si uno es un fan de la saga desde el inicio, inmediatamente descubrirá quién es el asesino y la película básicamente te da una palmadita en la espalda por eso. La película se la pasa lanzando guiños a los fans y pataditas a los villamelones; pero tampoco tiene reparos en dar un par de bofetadas a los fans de antaño si eso contribuye a desarrollar la historia… es como si Los últimos Jedi (Johnson, 2018), sobre la que también se burlan en esta película, estuviera bien hecha.

    También me gustó cómo esta película se burla de las rebuscadas relaciones familiares que las secuelas “legacy” tienen que establecer, enredar y malabarear para que los personajes originales tengan alguna relación con las entregas recientes.

   Un elemento muy llamativo de esta película es la violencia. Aunque me parece que la entrega más sangrienta de la saga sigue siendo la cuarta ‒recordemos que fue en la primera década de este siglo cuando el gore fue incorporado en el mainstream‒, esta cinta no escatima en sangre y me gustó la forma en la que se muestran los asesinatos a lo largo de la película.

    Como debía ser los actores de la serie original se llevan de calle a los nuevos. Me parece, eso sí, que los nuevos actores hicieron a sus personas anodinos a propósito y, a ese respecto, puedo decir que sus interpretaciones son sobresalientes… después de todo, sería parte del chiste, ¿o no? Me gustó mucho Jasmin Savoy Brown en el papel de Mindy Meeks-Martin.  

    Siempre es una delicia ver a Neve Campbell volver al papel de Sidney Prescott. Aunque Campbell no quería regresar para esta entrada por la ausencia de Craven, una carta en la que los directores expresaban lo mucho que el cine del difunto director significaba para ellos la hizo cambiar de opinión. También regresan Courteney Cox como Gale Weathers y David Arquette como Dewey Riley… y la verdad es que se disfruta mucho, SPOILER como también se sufre la muerte de Dewey de manera sorprendente. El cuate nunca pudo volver a ver a Sidney ni reconciliarse con Gale, ¡así es como se mata un personaje “legacy”, Disney! TERMINA SPOILER También está de regreso Marley Shelton, cuyo personaje de Judy Hicks ha sido ascendido a sheriff en esta entrada.

    Para estos momentos, la película ya superó a Spider-Man: No Way Home (Watts, 2021) en recaudación de taquilla y ha recibido en general buenas críticas… creo que las únicas personas a las que no les ha gustado la película son aquéllas quienes no entendieron las películas de Scream desde un principio. A mí me pareció una película bastante decente y, sin duda, me gustó muchísimo más que Halloween Kills: la noche aún no termina (Green, 2021). Ambas películas hacen las mismas tonterías, la diferencia es que Scream tiene el buen gusto de burlarse de ello. Así pues, la saga creada por Wes Craven y Kevin Williamson ‒quien se mantiene como productor de esta entrada‒ sigue demostrando que, si una franquicia slasher es capaz de reinventarse en cada entrada, ésa es Scream.

PARA LA TRIVIA: David Arquette es un instructor certificado del método de pintura al óleo de Bob Ross y le daba clases a sus compañeros durante los recesos del rodaje.

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HALLOWEEN KILLS: LA NOCHE AÚN NO TERMINA… y bien larga que ha sido.

HALLOWEEN KILLS: LA NOCHE AÚN NO TERMINA

Halloween Kills

David Gordon Green, 2021

Según parece, sí es imposible detener a Michael Myers. Halloween fue la saga que terminó de definir el subgénero slasher, es una de las películas más influyentes de la historia, se ha expandido a lo largo de más de 40 años y, hasta la fecha, ha generado trece películas divididas en cinco líneas temporales distintas. En la última línea temporal, inaugurada por Halloween (Green, 2018), seguíamos a Laurie Strode (Jamie Lee Curtis, la Scream Queen por antonomasia), sobreviviente de la Masacre de la Noche de Halloween en 1978, y sus descendientes acabar con Michael Myers (James Jude Courtney) al quemarlo vivo en una trampa. Pero claro, Myers no se iba a quedar muerto, ¿verdad?

    El argumento de esta película es similar al de la primera Halloween II (Rosenthal, 1981) –así es, esta saga ya tiene tantas entradas que podemos hablar de la primera Halloween II y la segunda Halloween II (Zombie, 2009)–: durante la noche de Halloween, las fuerzas del orden, así como los pobladores de Haddonfield, Illinois, salen a las calles para dar caza al sanguinario Michael Myers, quien logró escapar del incendio que se suponía debía matarlo al final de la película anterior. Mientras esto sucede, Laurie Strode se encuentra internada en el hospital luchando por su vida.

    Uno de los elementos más interesantes que encontré en esta cinta es cómo cambia su objetivo. Mientras que los arcos argumentales anteriores estaban dirigidos a adolescentes y jóvenes adultos, esta cinta trató de crecer con su público. O, como lo pensé desde que estaba en la sala de cine: fue cuando Michael Myers dejó de corretear chavos calenturientos para perseguir adultos pensionados.

    Así, el Coco ya no es una alegoría de Lo Que Los Niños Buenos No Hacen; sino de los demonios del pasado y los traumas de la niñez que nunca se atendieron. Básicamente, es una crítica a las “generaciones de concreto” que presumen de haber resistido muchas dificultades en su niñez y que se desarrollaron con una psique sana… por supuesto no fue así.

    Pero ¿realmente funciona? Pues… la verdad es que no mucho. Quizá yo no soy el público objetivo de esta cinta, pero la verdad es que me pareció pasada de moda. Ya la película anterior se me hacía anticuada; pero ésta me olió a rancio. Toda la cinta me pareció que estaba en la vena de un viejito cascarrabias que quiere asustar a los niños para que se larguen de su jardín… sin conseguirlo, obviamente. Siendo honestos, la película sí me sacó varias carcajadas, sobre todo en la escena en la que Laurie se pone una inyección… sin dudas, la puñalada más brutal en toda la película.

    Del mismo modo, la película cae en el peor pecado de una cinta slasher: las muertes son aburridas. En general, un slasher es una tabula rasa para que los guionistas echen a volar su imaginación y se den vuelo con escenas de asesinatos creativas; en muchos casos, es lo único que sostiene a un slasher chafón. Pero en Halloween Kills todas las escenas de asesinatos son tibias y poco interesantes. He leído comentarios de gente que alaba esto diciendo que “Halloween no necesita sangre para dar miedo”… no es que no la necesite, es simplemente que, cuando se filmó la primera cinta, los límites eran otros. Pero, según parece, a esta película el paso del tiempo le tiene sin cuidado y cree poder moverse impunemente como si Scream: grita antes de morir (Craven, 1996) nunca hubiera existido.

    Eso no sería un problema si entre las escenas de asesinatos lo demás tuviera carnita; pero no es así. Las escenas intermedias son aún más aburridas que las otras. Hay poco drama e incurren en otro gran error: tratan de forzarnos a simpatizar con los personajes. La película pretende que nos preocupemos por personajes que apenas si están esbozados y que no progresan en absoluto; por no mencionar que nuestra protagonista es completamente pasiva y ninguno de los otros personajes es capaz de tomar la estafeta.

    Las actuaciones están bien, a secas; no son malas, pero tampoco nada sobresaliente. Quizá la más lograda es Jamie Lee Curtis como Laurie Strode, que es lo que cabría esperar… pero casi ni sale en esta película.

    Otra cosa que me pareció curiosa fue que la película se la pasa mencionando los sucesos de la cinta original de 1978… y mientras la estaba viendo sólo podía pensar en cuánto me gustaría estar viendo esa peli. Quizá tu película se ve aún peor si con ella logras que al espectador le den ganas de ver otra cinta.

    Un elemento que me gustó fue el discurso de que la ignorancia y la histeria colectiva son más peligrosos que un multihomicida, tan acorde con nuestros tiempos, y que está presente en la escena del hospital… lo que deriva en una escena que parece salida de una película de Frankenstein. Y eso es muy curioso, porque la escena en la que descubrimos que Myers no está muerto es casi una calca del inicio de La Novia de Frankenstein (Whale, 1935). También está el hecho de que en esta cinta Michael Myers aparece con la máscara quemada y el cabello chamuscado, lo que también me recuerda a la Criatura en La novia de Frankenstein.  

    Algo que me molestó un poco es el innegable hecho de que esta película se siente de relleno. Se siente que están alargando la historia artificialmente para llenar la trilogía para que Strode y Myers se enfrenten mano a mano en el último capítulo. SPOILER Y con la vuelta de tuerca que sacan al final sobre la naturaleza ignota de Michael Myers me hicieron pensar ¿Con qué mamada van a salir en la siguiente película? ¿Van a retomar la idea ridícula de la secta de Halloween: La maldición de Michael Myers (Chapelle, 1995)?  TERMINA SPOILER

También me molestó que el guión es bastante malo. Los diálogos no sólo son malos, sino increíblemente redundantes. Cada cinco minutos la película siente la necesidad de recordarnos quién es Michael Myers, su vida obra y milagros ¡Como si no hubiera habido doce películas antes!

    A final de cuentas, Halloween Kills: la noche aún no termina no es una buena película. Definitivamente no es la mejor cinta de la saga, pero tampoco es la peor… de hecho, creo que está muy lejos de cualquiera de ambos extremos. Y ésa es la cosa: a la fecha, Halloween es la franquicia slasher más longeva de todas y la calidad de las películas dejó de importar hace mucho. Uno ya sólo va al cine a ver una cinta de Halloween con el ánimo de divertirse un buen rato y, si no resulta ser una mierda, ya es ganancia. A estas alturas del partido, conque a la saga no vuelvan los robots asesinos, el Charro Negro o Busta Rhymes peleando con kung fu, ya es ganancia.

PARA LA TRIVIA: Con esta película, Jamie Lee Curtis ha encarnado al personaje de Laurie Strode seis veces, rompiendo el récord de Donald Pleasence en el papel del Dr. Sam Loomis como el actor que más veces ha aparecido en la franquicia. Pleasence estuvo en cinco de las seis películas de la saga original.

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VIERNES 13 PARTE VII: LA NUEVA SANGRE. Carrie vs Jason.

VIERNES 13 PARTE VII: LA NUEVA SANGRE

Friday The 13th Part VII: The New Blood

John Carl Buechler, 1988

La saga de Tommy Jarvis ha llegado a su fin… pero las enormes ganancias de taquilla de la franquicia Viernes 13 no, así que una nueva entrada era obligada. Siempre he creído que la única película de la franquicia que más o menos vale la pena es la primera y que, de hecho, todas son más o menos la misma película. Pero eso no quiere decir que no sean divertidas o quede vez en cuando, agreguen algo creativo a la mezcla. Ése es el caso con esta séptima parte que, si somos puristas, es la primera en la que Jason Voorhees revive por medios sobrenaturales –en la sexta es medio ambiguo el asunto–. También es la primera ocasión en la que el asesino de Crystal Lake es interpretado por el legendario Kane Hodder.

    Varios años han pasado desde que Jason Voorhees fuera encadenado al fondo de Crystal Lake por Tommy Jarvis, inspirando un simpatiquísimo adorno para pecera. Tina (Lar Park-Lincoln), una chica con poderes telequinéticos, llega a Crystal Lake, donde vio morir a su padre a manos de Vorhees, como parte de la terapia psicológica con la que pretende recuperarse. Sin embargo, debido a un error que haría sonrojar a Timmy Turner y sus Padrino Mágicos, Tina utiliza sus poderes para revivir a Jason. Ahora, el resucitado Voorhees volverá a su antiguo pasatiempo de masacrar adolescentes cachondos… a menos que Tina y sus poderes psíquicos puedan detenerlo.

     Me da mucha risa cómo el prólogo de esta película es una recapitulación de lo que pasó en las entregas pasadas, poniendo un especial énfasis en el arco de Tommy Jarvis. Quien editó la película incluso tuvo el descaro de arrojar ahí el trailer de la sexta entrega.

    Otra cosa que llama poderosamente la atención es cómo les fueron chupando el alma a estas películas… por decirlo de algún modo. Las primeras entradas de la franquicia eran mucho más violentas, las escenas de muerte y de sexo eran mucho más explícitas; a partir de la cuarta parte le empezaron a bajar al tono y, a partir de la sexta intentaron equilibrarlo. Esta peli sí es violenta, a veces al punto de lo hilarante –y recuerdo con mucho cariño la muerte de la chica dentro del sleeping bag–, pero no tanto como las primeras cintas de la serie. De hecho, muchas de las muertes de los personajes ni siquiera las vemos en pantalla y sólo se nos muestran las consecuencias poco sangrientas de ellas.

    Del mismo modo, las escenas de sexo empiezan temprano en la película; sin embargo, los desnudos no llegan sino hasta la segunda mitad. Y también son mucho más recatadas que las de las primeras películas.

    Ésta fue la película más censurada de toda la franquicia, pues fue sometida nueve veces a la revisión de la MPAA cada vez más recortadas, para que la clasificación bajara de X a R. Toda esperanza de una edición extendida o sin censura se han esfumado toda vez que el metraje con las escenas eliminadas fue destruido por Paramount.   

    También tarde en la película entran los personajes afroamericanos, que se nota que fueron incluidos al reparto sólo para darle diversidad étnica estilo comercial de Barbie a una película que, de otro modo, está dominada por personajes caucásicos. No sé si se trata de una secuencia que quedó fuera de la película en la edición, pero los jóvenes negros no se presentan con Tina cuando ésta llega por primera vez a la cabaña de sus vecinos, como el resto. Al menos el negro no muere primero; lo que supongo que ya es ganancia.

    A partir de la quinta parte, el tema de los chicos perturbados psicológicamente se convirtió en uno recurrente en la franquicia; casi tan recurrente como la renuencia de los guionistas a escribir personajes, porque pareciera que piensan “¿Para qué escribimos personajes si existen los clichés?” Nadie espera que estas películas tengan personajes profundos, pero ¡repiten los mismos clichés en todas! En ésta incluso se llega a un punto en el que uno no sabe cuántos muchachos hay, quiénes se han muerto y quiénes siguen vivos… y tampoco nos importa.

    Hay que reconocer, eso sí, que las actuaciones en esta entrega están un poquito por encima de los estándares de la franquicia. Digamos que la mayoría de los intérpretes están como en tono de telenovela mexicana.

    La idea de los poderes psíquicos de Tina es descabellada; pero funciona de algún modo. A final de cuentas, todo el numerito parece una especie de Jason vs Carrie; porque, claro, las escenas de telequinesis en las que los objetos vuelan con hilitos tienen influencia de un montón de películas sobre psíquicos anteriores a ésta. Hacia el final de la cinta, cuando Tina usa sus poderes insertan planos detalle de sus ojos como en la mencionada Carrie: extraño presentimiento (De Palma, 1976); en algún momento, oprime el cráneo de Jason con telequinesis de una forma que en mucho recuerda a Scanners (Cronenberg, 1981) y, en diferentes momentos de la cinta, la chica tiene visiones premonitorias de la muerte de varios personajes al estilo de La zona muerta (Cronenberg, 1983). Y también está esa escena de muerte y desnudo íntegro filmada desde debajo del agua que se nota completamente “inspirada” por Tiburón (Spielberg, 1975).

    Casi tan mágicos como los poderes de Tina son algunos recursos del guión. Llaman especialmente la atención las creativas y complicadas armas homicidas de Jason, que parecen salir de la nada. ¿Un machete cañero? ¡Aquí está! ¿Un cortador de mangos? ¡Sin problema! ¿Una podadora esquinera con un disco de sierra en vez de cuerda? ¡Uff, aquí hay una docena! Pero ninguna de estas herramientas que salen de quién sabe dónde le gana al gato. Hay una escena en la que un gato asusta a uno de los personajes saltando fuera de un closet y ellos lo tratan como si fuera un viejo conocido… ¡cuando ésa fue su primera escena!

    El Deus ex machina del final es tan sensiblero y ridículo que ya no sé si se lo piratearon de Los padrinos mágicos –ya sé que esta cinta los precedió, estoy siendo sarcástico–, de Hechizada o, de plano, de La rosa de Guadalupe.

    Un elemento que sí me pareció muy interesante fue el hecho de que creo que ésta es la película en la que Jason, ahora zombificado, pasa más tiempo sin su máscara. Los huesos salidos de su cuerpo, eso sí, se ven como de esas playeritas que venden para los niños en Halloween, pero el look de Voorhees en su conjunto es interesante.

   También para esta entrega de la franquicia parece que ya está definido el Dies Irae de Hector Berlioz –y sus variaciones– como tema musical de Jason Voorhees.

    Así pues, Viernes 13 parte VII: la nueva sangre es una mala película, incluso estúpida por momentos y en la que uno no puede evitar preguntarse a cada momento: “¿Cuál es el punto de esto?”… pero si ya llegamos hasta la séptima entrada es porque eso nunca ha importado, ¿cierto? Es una de las entregas más rescatables de la franquicia: es entretenida y divertida, y la introducción del elemento sobrenatural es interesante aunque funcione a medias. Mientras estaba escribiendo este artículo tuve la sensación de que repetí textos de reseñas anteriores de películas de Viernes 13… pero si los realizadores repitieron personajes y argumentos descaradamente, ¿yo de qué me preocupo?

PARA LA TRIVIA: La idea original para esta película era enfrentar, por primera vez en pantalla, a Jason Voorhees contra Freddy Krueger; sin embargo, Paramount y New Line Cinema, dueños de los derechos de los personajes en aquel entonces, no pudieron ponerse de acuerdo y el guión tuvo que ser reescrito para sustituir a Freddy con Tina.

Viernes 13

Viernes 13 parte II

Viernes 13 parte III

Viernes 13: el capítulo final

Viernes 13 parte V: un nuevo comienzo

Viernes 13 parte VI: Jason vive

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EL CAMINANTE. Nunca le des aventón a un desconocido con cara de loco.

EL CAMINANTE

The Hitcher

Robert Harmon, 1986

La prestigiosa cadena de televisión premium por cable HBO se inició como productora cinematográfica a principios de los 80. El caminante, producida al alimón con Tri Star Pictures (que en aquel entonces era una productora por cuenta propia y relativamente nueva), fue un fracaso comercial que se convertiría en una cinta de culto décadas más tarde. Basada levemente en una leyenda urbana e inspirada mayormente, según su guionista, Eric Red, en la canción Riders on the Storm de The Doors, la película es una muy afortunada mezcla entre un slasher y una road movie… y es escalofriante.

    Jim Halsey (C. Thomas Howell) es un muchacho que ha aceptado un empleo trasladando un automóvil a través de EE.UU. Cuando Halsey recorre las áridas carreteras de Texas –según Hollywood, parece que todo lo malo pasa en la tonta Texas–, decide recoger a John Ryder (Rutger Hauer), un misterioso autoestopista; pero pronto se arrepentirá de ello, pues el tipo es un asesino psicópata quien, siempre dos pasos adelante, comenzará a jugar con el chico un juego perverso en el que los cadáveres se van acumulando y parece no haber salida.

    Si recuerdan mi crítica de Reto a muerte, podrán advertir que los argumentos de ambas películas se parecen; sólo que ésta está mucho mejor hecha, a pesar de que también se trató de la ópera prima de su director.

    El guión inmediatamente atrajo la atención de varias casas productoras; sin embargo, muchas de ellas se sintieron incómodas con la excesiva cantidad de violencia en la película y decidieron rechazar el proyecto. Tal fue el caso de Universal Pictures y Twentieth Century Fox, habiéndose apalabrado esta última para distribuir la cinta y retractándose de último momento. Incluso productoras más pequeñas, cuya línea iba mucho más acorde con el tono de la peli, como Orion Pictures y New World Pictures declinaron la oferta de su distribución.

    Luego de algunas reescrituras en las que se le bajó un poco el tono a la cinta, ésta fue producida usando un borrador de guión que daba para una película de tres horas. Sin embargo, algunas de las escenas más extremas de este tratamiento del guión nunca se filmaron. Tal fue el caso de una escena de sexo explícito, una larga secuencia de Ryder masacrando a una familia completa y una decapitación.

    Aun así, lo que quedó es bastante fuerte. Ésta es una cinta perversa, cínica y cruel, y el crítico Roger Ebert, quien se encuentra entre quienes opinan que la cinta tiene un subtexto homoerótico, mencionaba que se trata de una película que ni siquiera tiene el valor de admitir de qué se trata realmente: sadomasoquismo homosexual. SPOILER Y también está el hecho de que, al final, Halsey queda tan trastornado que todo parece indicar qu él mismo ociupará el lugar de Ryder TERMINA SPOILER.

    Algo que me encanta de esta película es la forma en la que maneja el suspenso. En este caso no se trata de adivinar quién es el asesino, pues eso se sabe desde el principio; sino que la expectación viene de pensar en dónde estará y qué estará haciendo John Ryder siempre que no está a cuadro, puesto que ya nos ha demostrado lo que puede hacer cuando aparece. Como dije arriba, parece que siempre está dos pasos adelante.

    La fotografía es un elemento determinante para tal efecto. John Seale, cuyo currículum como cinefotógrafo incluye La sociedad de los poetas muertos (Weir, 1989), Harry Potter y la Piedra Filosofal (Columbus, 2001) y Mad Max: Furia en el camino (Miller, 2015), utiliza los diferentes planos como elementos terroríficos, de tal forma que los planos detalle (como la sangre en los tenis de Jim o la infame escena del dedo en las papas a la francesa) nos dan vistazos de que algo está muy mal; pero no nos permiten ver el horror por completo, incitando a la imaginación del espectador a hacer el resto. Ésta es una película de terror que se disfruta mucho más si uno le pone toda su atención.

    Siguiendo con la fotografía interesante, puedo decir que ésta se convierte en un elemento narrativo dinámico que contribuye a la construcción del terror y el suspenso. Es impresionante cómo, en medio del desierto, la cinta logra crear una sensación de claustrofobia y soledad… y en las escenas en el interior del automóvil ésta es aún más notable.

    Por cierto, a pesar de que la historia está ambientada en Texas, la película se filmó en estudio y en locaciones en el Estado de California… como las montañas en el horizonte delatan inmediatamente.

    Por si todo esto fuera poco, la película complementa el terror del asesino psicópata con otro mucho más mundano y palpable –en especial para uno que es mexicano–: el de la Policía incompetente y abusiva. De hecho… si uno saca cuentas, creo que Jim pasa más tiempo huyendo de la policía que de Ryder… ¡Y cómo olvidar esa escena del helicóptero!

    SPOILER Aún más impresionante es la escena de la muerte de Nash ¡y eso que no se ve nada! La bella Jennifer Jason Leigh hace un gran trabajo interpretando a la mesera Nash, la única aliada del pobre Halsey a lo largo de su travesía… y por ello deberá pagar un precio muy alto. Red siempre estuvo muy en desacuerdo con que la muerte como tal de Nash, partida a la mitad por el trailer conducido por Ryder al jalar de ella mientras está encadenada a otro trailer, no se mostrara explícitamente en la película. Esta escena fue la que causó mayor incomodidad entre las casas productoras. Incluso los ejecutivos de Tri Star intentaron suavizar el impacto de dicha secuencia pidiendo que se añadiera una escena de funeral para Nash. Los productores se negaron.

    El resultado final me parece brillante y es un verdadero golpe a las reglas del juego. Digo… uno no suele matar a la co-protagonista e interés romántico del personaje principal y menos de una horma tan retorcida y, sin embargo, esta cinta se atreve a hacerlo y creo que merece reconocimiento por ello. Y sí, esta escena es mostrada en toda su sangrienta gloria en el remake de 2007. TERMINA SPOILER

    Ahora que lo menciono, esta cinta a veces pide mucho del espectador. No sólo en el sentido de que sí hay que ponerle mucha atención; sino que también hay que apagar la lógica un ratito. Pero creo que el resultado lo vale.

    No es difícil. Es una cinta con la que es fácil dejarse llevar, particularmente gracias a las maravillosas actuaciones. Por supuesto, quien se roba el show es Hauer, a quien sus propios compañeros de escena le tenían miedo debido a la intensidad de su interpretación. Esto se nota en escenas como aquélla en la que Ryder amenaza a Halsey con una navaja automática. Hauer no sólo improvisó el diálogo de la escena, sino también el lugar donde coloca la navaja, por lo que el terror de Howell al ver la punta del arma apuntando directamente a su ojo es completamente real.

    La música de Mark Ishman es una muy interesante composición en sintetizador que se siente minimalista y que complementa perfectamente la atmósfera tétrica de la película, contribuyendo al sentimiento de angustia que las imágenes en pantalla generan.

    El caminante es, en toda regla, una película de culto.  Habiendo fracasado en su corrida original, esta cinta permaneció mayormente fuera del radar hasta principios del siglo XXI, cuando fue lanzada a la venta en DVD –ni siquiera fue popular en los videoclubes, como muchas de sus contemporáneas–. De ello se entiende que una secuela de increíblemente inferior calidad haya sido producida casi 20 años después de la película original, al igual que un remake más que competente con Sean Bean.

    En mi opinión, podría tratarse de una de las mejores pelis de horror de la década de los 80 y, definitivamente, merece por lo menos un visionado por parte de cualquier aficionado del género, siquiera por la inquietante interpretación de Hauer, que es un verdadero portento.PARA LA TRIVIA: Rutger Hauer realizó sus propios stunts automovilísticos, para asombro de los pilotos acrobáticos contratados por la producción.

PARA LA TRIVIA: Rutger Hauer realizó sus propios stunts automovilísticos, para asombro de los pilotos acrobáticos contratados por la producción.  

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VIERNES 13 PARTE VI: JASON VIVE. Mucho mejor que las dos anteriores… aunque no es decir mucho.

VIERNES 13 PARTE VI: JASON VIVE

Friday the 13th Part VI: Jason Lives

Tom McLoughlin, 1986

“Mientras sigan aplaudiendo, Chente sigue cantando”… Y, mientras la gente seguía viendo las películas de Viernes 13, el estudio las seguía produciendo… independientemente de ser causa de vergüenza y escarnio para ellos, porque, bueno, la película anterior de la saga costó un poco más de 2 millones de dólares y recaudó más de 8 sólo en su fin de semana de estreno y eso le quita la vergüenza a cualquiera, cómo no.

    De tal suerte, Paramount Pictures dio una amplia libertad creativa al director y guionista Tom McLoughlin para que creara una nueva entrada de la franquicia con una condición: Jason Voorhees debía regresar, sin importar cómo.

    Tras los eventos de Viernes 13: Un nuevo comienzo (Steinman, 1985), el joven Tommy Jarvis (Tom Matthews, quien fue casteado luego de que John Shepard, quien protagonizara la cinta anterior, se rehusara a aparecer en ésta, pues se había vuelto a la fe cristiana) regresa al pueblo de Forest Green –antes conocido como Crystal Lake, pero al que le cambiaron el nombre tras la infamia de las masacres de Jason Vorhees– para destruir de una vez por todas al psicópata enmascarado. Para ello, exhuma el cadáver de Jason (interpretado al principio por Dan Bradley, a quien los ejecutivos del estudio consideraron demasiado gordo para el papel y fue sustituido por el exmarine sin entrenamiento como stunt C.J. Graham) de su tumba en medio de una tormenta para destruirlo. Sin embargo, un rayo golpea el cuerpo de Voorhees y lo devuelve a la vida. El campamento de verano Forest Green –antes Crystal Lake– ha abierto sus puertas para los niños y el asesino de la máscara de hockey está ansioso por volver a su antiguo pasatiempo; por lo que, una vez más, será la tarea de Jarvis detenerlo… si la suspicaz policía local no lo detiene antes a él.

    Mientras que las dos entradas anteriores de la franquicia habían sido de una calidad por demás dudosa, esta sexta parte… también; pero no es tan mala como la cuarta y la quinta películas. De hecho, parece que para esta cinta los realizadores ya habían caído en cuenta de que nadie se las tomaba en serio y decidieron tomar un rumbo diferente que incluso la acerca a ¿una película familiar?

    ¡Ah! ¿Por dónde empezar? Debo decir que, a diferencia de la cinta anterior, sí disfruté esta iteración de Viernes 13. Y la disfruté mucho. Digo, no esperaba nada de ella; pero me hizo reír y sí pasé un buen rato con ella.

    Por supuesto, lo primero que uno nota con estas cintas es la calidad de la actuación… o la falta de ella. Las interpretaciones de todos son hilarantes e incluso da risa el que su vis comica, que consiste principalmente de unos godínez jugando paintball, no dé risa. No estoy seguro de cómo explicarlo, es un efecto raro.

    Y luego, por supuesto, está el guión. A diferencia de las dos películas pasadas, el guión de esta cinta tiene un poco de cohesión y se nota bastante más pensado. O sea, parece que lo escribió un chavito de secundaria; pero por lo menos cuenta una historia.

    Creo que las cintas de Viernes 13 cada vez iban pareciéndose más a un episodio de Scooby Doo. Además, esta película se nota que ya abiertamente se la tomaron a guasa. Está llena de situaciones inverosímiles que son mostradas, a diferencia de sus predecesoras, de formas casi chuscas y está llena de humor referencial: se refieren a la Estación Carpenter y el Camino Cunningham y la tienda Karloff, y que el apellido del sheriff es Garris; el nombre de uno de los personajes es Sissy (Renée Jones), probablemente en alusión a Sissy Spacek, y dicho personaje lleva una sudadera con el apellido Baker, que podría ser una referencia a Angela Baker, protagonista del slasher Campamento de verano (Hiltzik, 1983)… o al genio del maquillaje Rick Baker. Por otro lado, el nombre de la niña que se despierta gritando que vio un monstruo es Nancy, como guiño a Pesadilla en la calle del Infierno (Craven, 1984); por no mencionar que la película inicia con un primer plano de un animal muerto en la carretera como lo hiciera La masacre de Texas (Hooper, 1974) y… bueno, luego son dos tipos en un cementerio en medio de una tormenta, uno de ellos chistosito ¿eso es una referencia a Hamlet?

    Pero luego, y esto es interesante, la película va más allá por momentos y hace chistes autorreferenciales. El más evidente de los cuales es aquel en el que el sepulturero de plano rompe la cuarta pared se burla de que Jason siga volviendo después de que lo han matado tantas veces. Años después, Kevin Williamson, quien escribiera el guión de Scream (Craven, 1996), mencionó esta escena como la mayor influencia para dicha película.

    Para el tema musical, Harry Manfredini básicamente se piratea el Dies Irae de la Symphonie Phantastyque de Hector Berlioz, que también usara, poco más de un lustro antes, Satnley Kubrick como tema principal de su película El resplandor (1980). Por cierto, en esta cinta casi no se escucha el tradicional “Kill-kill-kill, mom-mom-mom!” de la saga.   

    Y el guión sí da risa… ¡pero por malo! Al menos durante la mayor parte de la película. Muchos de los chistes se hunden como el Titanic; aunque sí hay un par que funcionan. Pero creo que es más graciosa la estupidez de todo el asunto, desde que Jason revive con una lápida de hierro funcionando como pararrayos, pasando por su intro a la James Bond o Jason atravesando una pared al estilo de Kool-Aid Man y saltando hacia una lancha a la Flipper, hasta llegar a caer en cuenta de que, si Tommy no hubiera profanado la tumba de Voorhees en primer lugar, nada de esto habría pasado.

     Ahora que lo pienso… ¿cómo supo Tommy la forma de detener a Jason? Se supone que deben devolverlo al lugar en el que se ahogó por primera vez… pero si le hacemos caso a Viernes 13 partes 2, 3 y IV… Jason nunca se ahogó –ahora bien, que Jason no se ahogara, básicamente niega toda la premisa de la primera Viernes 13 (Cunningham, 1980)–… y, de hecho, en la cinta anterior, se menciona que Jason fue cremado, así que ni siquiera debería haber un cadáver que pudiera resucitar. O sólo que sea una de esas secuelas que mandan a la goma todo lo que se dijo en las anteriores; pero, si es así, ¿por qué es la tercera película en la que aparece Tommy Jarvis –interpretado en cada iteración por un actor diferente, de hecho–? ¿Qué rayos está pasando?

    Debo admitir que lo que más me impresionó de esta película fue el bajón de tono. Las escenas de muertes son increíblemente más sutiles que en todas las cintas anteriores. Del mismo modo, en esta película no hay desnudos –es la única peli de la sagaque se distingue por eso– e, incluso, hay una escena de sexo de lo más ridículo –digo, no es que las anteriores no lo fueran, sólo que ésta sí ya está en tono de parodia–. Por otro lado, está la cuestión de que me parece que ésta es la primera cinta en la que, de hecho, hay niños en el campamento –no hay ni un atisbo de siquiera algo parecido a la diversidad étnica; pero ahí están–. Y todo esto me lleva a preguntarme: ¿Estaban tratando de hacer de Viernes 13 parte VI una película apta para adolescentes y adultos? Como sea, la cinta sí resiente este pudor.

    Con todo, la película era mucho más lighten su primer corte, así que se filmaron escenas de muerte adicionales que no estaban en el guión original.

    Viernes 13 parte VI: Jason vive es una película completamente atípica en esta saga. Incluso, me atrevería a hablar de una especie de “renacimiento” con ella… a nivel creativo, al menos. Ya tan pronto como en 1986, McLoughlin concibió una película slasher que fuera sátira de las películas slasher, autorreferencial y autoconsciente, y se siente como una bocanada de aire fresco en una franquicia que, se suponía, debió terminar dos películas antes. Además, las rolitas de Alice Cooper se disfrutan bastante.   

    Aunque la cinta costó 3 millones de dólares y recaudó 18 sólo en su corrida original en cines –estas películas hacían aún más dinero en rentas en video–, fue la primera cinta de la franquicia en no superar los 20 millones de dólares en taquilla y marcó el inicio de la debacle en la popularidad de la saga.

PARA LA TRIVIA: Tiempo después de filmar esta cinta, la actriz Kerry Noonan audicionó para un papel en una película slasher titulada Birthday Bash, en la que el asesino se llamaba “Ethan”. A media audición, Noonan preguntó: “¿Ésta es una película de Viernes 13? Porque ya estuve en una de ésas…”. En efecto, Birthday Bash e Ethan fueron el título y nombre falsos usados por la preproducción de Viernes 13 Parte VII: sangre nueva para evitar que la información sobre el rodaje se filtrara a la prensa. Durante la filmación, el título falso fue cambiado por Aladdin Sane, haciendo un juego de palabras con A Lad Insane (Un muchacho demente).

Viernes 13

Viernes 13, parte 2

Viernes 13, parte III

Viernes 13: El capítulo final

Viernes 13: un nuevo comienzo

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